Descripción

RAFAEL RUIZ BALERDI BALERDI - Composición 273 165x110 cm Dicha obra aparece en el Catálogo razonado de Javier Viar. Fué portada del catálogo de la Exposición Así pinta... Rafael Ruiz Balerdi en la Sala San Prudencio de Vitoria-Gasteiz, 1985.

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RAFAEL RUIZ BALERDI BALERDI - Composición 273 165x110 cm Dicha obra aparece en el Catálogo razonado de Javier Viar. Fué portada del catálogo de la Exposición Así pinta... Rafael Ruiz Balerdi en la Sala San Prudencio de Vitoria-Gasteiz, 1985.

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Escuela andaluza o novohispana; segunda mitad del siglo XVII. "San Rafael Arcángel". Óleo sobre lienzo. Presenta faltas y restauraciones en la superficie pictórica y en el marco. Medidas: 178 x 101 cm; 187 x 110 cm (marco). Imagen devocional que nos presenta al arcángel San Rafael con grandes alas extendidas, ricamente ataviado con ropajes a la moda de la época, reflejo de su elevada posición en la corte celestial. Destaca el minucioso tratamiento de la indumentaria, detalles como el bordado de la camisa o la pasamanería de las botas, reflejo de la pervivencia de las maneras españolas del siglo XVI en la escuela colonial del Barroco. El ángel aparece en una composición sencilla y clara, perfectamente didáctica, probablemente tomada de un grabado traído de Europa. Aparece de frente, de cuerpo entero y en primer plano, de pie sobre un saliente rocoso cubierto de amapolas, ante un paisaje situado en un nivel inferior, desarrollado en profundidad, de nuevo siguiendo modelos traídos de la España manierista. El pez que cuelga de una de sus manos, y la partsana en otra, indican que puede tratarse de una representación del Arcángel San Rafael. Este Arcángel es uno de los siete arcángeles que se encuentran frente al trono de Dios. Se le conoce como el Arcángel sanador, por su intervención divina con el personaje Tobías, al que curó de una ceguera. Se le suele representar con una caña de pescar, junto a un pez o con la caña de los peregrinos, atributo que le identifica como patrón de los viajeros porque, con su ayuda, guía en los viajes espirituales en busca de la verdad y el conocimiento. La obra recuerda en gran medida los motivos estéticos que se popularizaron en la época, que representaban ángeles arcabuceros o portadores de antorchas. Siendo indispensables en la representación de grupos escultóricos de carácter religioso, protagonizados por la figura de santos, Jesús, o la Virgen. Presenta faltas y restauraciones en la superficie pictórica y en el marco.

JUAN RUIZ SORIANO (Higuera de la Sierra, Huelva, 1701 - Sevilla, 1763). "La muerte de San Francisco", 1743. Óleo sobre lienzo. Revestido. Tiene repintes y restauraciones. Presenta inscripción con fecha. Medidas. 139 x 275 cm. El formato semicircular de esta obra indica que se trata de una pintura concebida como elemento decorativo, quizá con la intención de ornamentar las zonas superiores de un vano, u otro espacio arquitectónico. De carácter devocional, el artista ha representado la muerte de San Francisco, que yace en el centro de la composición con los ojos cerrados y las manos con los estigmas sobre el pecho. San Francisco, protagonista de la escena, está rodeado de numerosos religiosos de su orden que velan su cadáver, todos ellos adoptan una actitud diferente y presentan rasgos físicos distintos, lo que demuestra la maestría del artista. La imagen central, de carácter sobrio y austero, es aliviada por el artista a través de tres elementos: el rompimiento de gloria situado en la zona superior, la familia de la izquierda, que tal vez representa a algunos donantes, cuyas ropas destacan sobre el riguroso negro de los frailes, y, por último, la presencia de un pequeño espacio a la derecha, donde puede verse el entierro oficial de San Francisco, ya en su ataúd. Nacido en la localidad de Higuera de Aracena, hoy Higuera de la Sierra, Juan Ruiz Soriano se formó en Sevilla con su primo Alonso Miguel de Tovar (Higuera de la Sierra, 1678 - Madrid, 1752), y comenzó a pintar en 1725. Como discípulo de Tovar, es lógico que el arte de Ruiz Soriano derivara al mismo tiempo del de Murillo, por lo que su producción pictórica se caracteriza por un dibujo suave y amable. Sabemos que trabajó para numerosas órdenes religiosas, que le encargaron una serie de pinturas para decorar los muros de sus claustros. También debió de trabajar mucho para particulares. En el presente lienzo se aprecian las influencias directas tanto de Ruiz Soriano como de Tovar, por lo que podría deducirse que el artista es un pintor del círculo del primero y seguidor del segundo. Ambos maestros tomaron como modelo a Murillo, como era habitual entre los pintores sevillanos del siglo XVIII, y esta influencia se hace patente también en este lienzo, tanto en el tratamiento abocetado, de elaborados tonos clásicos, como en las propias figuras, pintadas con un marcado sentido de afabilidad y serenidad expresivas. Dentro de la producción de Alonso Miguel de Tovar encontramos con frecuencia el mismo tema que el presente cuadro, representado en un modelo compositivo muy similar. En las "Divinas Pastoras" de la iglesia parroquial de Cortelazor, la de Higuera de la Sierra y la del Museo del Prado, todas ellas típicas del estilo de Tovar, María aparece sentada sobre una roca sobre un fondo de paisaje cerrado a la izquierda, vestida con túnica rosa, manto azul y sayal de piel de oveja, sosteniendo una rosa en su mano izquierda y acariciando la cabeza de una oveja con la derecha. En todas ellas, además, los animales que se acercan a la figura llevan rosas en la boca como ofrenda a María. El resto de los elementos de la composición son idénticos a los de Tovar, incluida la escena secundaria del fondo, en la que se representa a un arcángel luchando contra un demonio que pretende atacar a un cordero que sostiene una filacteria con el texto "Ave María" en la boca. Así, las únicas diferencias iconográficas con respecto a la obra de Tovar son la corona de la Virgen y el arcángel, que en la obra del maestro de Higueras de la Sierra porta una espada flamígera, mientras que aquí aparece desarmado. Otro elemento diferenciador, aunque secundario desde el punto de vista iconográfico, es que en esta obra aparece un ángel sosteniendo el báculo de María, mientras que en las obras de Tovar el báculo aparece apoyado en la roca.