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Descripción

Escuela inglesa; hacia 1700. "Retrato de un Caballero de la Orden de la Jarretera". Óleo sobre lienzo. Revestido. Presenta faltas en el marco. Medidas: 63 x 48 cm; 79 x 64 cm (marco). Retrato de caballero que presenta el busto de un joven con peluca. El hombre, como es habitual en la pintura de retrato de la época, se inscribe sobre un fondo neutro de tonalidad ocre sobre el que destaca el azul plomo irisado de la ropa y el rostro níveo de mejillas sonrosadas del protagonista. Son estos toques de blanco los que convierten el rostro en el foco principal de la iluminación de la pieza. Un recurso con el que el autor potencia la corporeidad de la figura, que se monumentaliza con la oscuridad y el volumen de la propia peluca. La posición del cuerpo, erguido y con la espalda recta, combina un aire regio y de distinguida autoridad. La composición muestra una gran habilidad en el dibujo, que gana protagonismo al color. Ejemplo de ello es el uso de una paleta medida, sin grandes estridencias, en la que el autor ha buscado el equilibrio entre las distintas tonalidades. Otro rasgo común, típico de los retratos de esta época, y que se refleja en esta obra en particular, es el interés por captar la realidad, reflejando con veracidad los rasgos del protagonista, pero sin dejar de lado la idealización, por lo que vemos una efigie de formas suaves, redondeadas y amables. El joven va vestido a la moda y las calidades de las telas son fielmente retratadas por el artista. La delicadeza del dibujo, la composición y el estilo acercan la obra a la estética de la escuela inglesa. Concretamente a la pintura de la artista Mary Beale (1633-1699). Pintora profesional desde mediados de la década de 1650, Mary Beale pintó numerosos retratos, sobre todo de su familia y amigos, entre ellos destacados eclesiásticos. La amistad de su padre con el artista Sir Peter Lely, que sustituyó a Van Dyck como pintor de la corte, fomentó la amistad entre el pintor real y Mary, que copió muchos de sus cuadros como parte indispensable de su formación, en gran parte autodidacta. Fue este ejercicio el que la llevó a ser elogiada por el propio Peter Lely. Muchos detalles de su ajetreada vida profesional están recogidos en los cuadernos de su marido, que era su ayudante de taller. Presenta defectos en el encuadre.

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Escuela inglesa; hacia 1700. "Retrato de un Caballero de la Orden de la Jarretera". Óleo sobre lienzo. Revestido. Presenta faltas en el marco. Medidas: 63 x 48 cm; 79 x 64 cm (marco). Retrato de caballero que presenta el busto de un joven con peluca. El hombre, como es habitual en la pintura de retrato de la época, se inscribe sobre un fondo neutro de tonalidad ocre sobre el que destaca el azul plomo irisado de la ropa y el rostro níveo de mejillas sonrosadas del protagonista. Son estos toques de blanco los que convierten el rostro en el foco principal de la iluminación de la pieza. Un recurso con el que el autor potencia la corporeidad de la figura, que se monumentaliza con la oscuridad y el volumen de la propia peluca. La posición del cuerpo, erguido y con la espalda recta, combina un aire regio y de distinguida autoridad. La composición muestra una gran habilidad en el dibujo, que gana protagonismo al color. Ejemplo de ello es el uso de una paleta medida, sin grandes estridencias, en la que el autor ha buscado el equilibrio entre las distintas tonalidades. Otro rasgo común, típico de los retratos de esta época, y que se refleja en esta obra en particular, es el interés por captar la realidad, reflejando con veracidad los rasgos del protagonista, pero sin dejar de lado la idealización, por lo que vemos una efigie de formas suaves, redondeadas y amables. El joven va vestido a la moda y las calidades de las telas son fielmente retratadas por el artista. La delicadeza del dibujo, la composición y el estilo acercan la obra a la estética de la escuela inglesa. Concretamente a la pintura de la artista Mary Beale (1633-1699). Pintora profesional desde mediados de la década de 1650, Mary Beale pintó numerosos retratos, sobre todo de su familia y amigos, entre ellos destacados eclesiásticos. La amistad de su padre con el artista Sir Peter Lely, que sustituyó a Van Dyck como pintor de la corte, fomentó la amistad entre el pintor real y Mary, que copió muchos de sus cuadros como parte indispensable de su formación, en gran parte autodidacta. Fue este ejercicio el que la llevó a ser elogiada por el propio Peter Lely. Muchos detalles de su ajetreada vida profesional están recogidos en los cuadernos de su marido, que era su ayudante de taller. Presenta defectos en el encuadre.

Valoración 4 000 - 5 000 EUR
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