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Descripción

Escuela hispano-filipina; finales del siglo XVIII. "Crucifixión". Cruz tallada en marfil y ébano y carey. Adjunto Cites y certificado de la Asociación de Anticuarios. Medidas: 17 x 15 x 4 cm; 73 x 24 x 14 x 14 cm (cruz). La realización de la figura de Cristo en marfil tiene una larga tradición en la historia del arte. Por un lado, se trata de un material noble, de bella apariencia, con un tono claro muy apropiado para imitar los tonos de la carne. Por otro, su color y textura lo asemejan al mármol, un material que, por su peso y propiedades, no puede utilizarse para la figura del crucificado, que debe estar clavado en una cruz. Esta pieza se realizó íntegramente a partir de una sola pieza de marfil, a excepción de los brazos, que, debido a las limitaciones de la forma del colmillo del elefante, se trabajaron por separado y luego se ensamblaron. A través de las rutas comerciales marítimas, llegaban a España los apreciados productos orientales, que satisfacían la gran demanda de objetos lujosos y exóticos. El marfil, material de lujo y alta estima, significaba prestigio y poder económico y social para su propietario, y era especialmente apreciada la imaginería religiosa realizada con este material, destinada a la devoción privada y a menudo donada por los poderosos a centros religiosos como muestra de fe. Este Cristo hispano-filipino revela un conjunto de influencias artísticas que lo llenan de contenido. Es una obra realizada bajo la influencia española, filtrada a través de América, y tallada en Filipinas tanto por artistas locales como chinos asentados en el archipiélago. Los sangleyes o chinos de Filipinas, urgidos por la demanda de obras religiosas cristianas, atendieron los encargos españoles teniendo como modelos esculturas, estampas o grabados enviados desde la metrópoli, pero sin olvidar los rasgos de la anatomía oriental. Por ello, los ojos son rasgados, con párpados abultados realizados con doble pestaña, configurando un rostro de pómulos salientes que se aleja del ideal clásico de la Europa contemporánea. La anatomía, por su parte, muestra una clara base clásica combinada con el naturalismo barroco típico de este tipo de piezas desde el siglo XVII, pero sin embargo denota un sentido introspectivo e hierático que no encontramos en las piezas europeas. De hecho, todas estas diferentes características, propias de su origen oriental, fueron muy apreciadas en la metrópoli. Citas adjuntas y certificado de la Asociación de Anticuarios.

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Escuela hispano-filipina; finales del siglo XVIII. "Crucifixión". Cruz tallada en marfil y ébano y carey. Adjunto Cites y certificado de la Asociación de Anticuarios. Medidas: 17 x 15 x 4 cm; 73 x 24 x 14 x 14 cm (cruz). La realización de la figura de Cristo en marfil tiene una larga tradición en la historia del arte. Por un lado, se trata de un material noble, de bella apariencia, con un tono claro muy apropiado para imitar los tonos de la carne. Por otro, su color y textura lo asemejan al mármol, un material que, por su peso y propiedades, no puede utilizarse para la figura del crucificado, que debe estar clavado en una cruz. Esta pieza se realizó íntegramente a partir de una sola pieza de marfil, a excepción de los brazos, que, debido a las limitaciones de la forma del colmillo del elefante, se trabajaron por separado y luego se ensamblaron. A través de las rutas comerciales marítimas, llegaban a España los apreciados productos orientales, que satisfacían la gran demanda de objetos lujosos y exóticos. El marfil, material de lujo y alta estima, significaba prestigio y poder económico y social para su propietario, y era especialmente apreciada la imaginería religiosa realizada con este material, destinada a la devoción privada y a menudo donada por los poderosos a centros religiosos como muestra de fe. Este Cristo hispano-filipino revela un conjunto de influencias artísticas que lo llenan de contenido. Es una obra realizada bajo la influencia española, filtrada a través de América, y tallada en Filipinas tanto por artistas locales como chinos asentados en el archipiélago. Los sangleyes o chinos de Filipinas, urgidos por la demanda de obras religiosas cristianas, atendieron los encargos españoles teniendo como modelos esculturas, estampas o grabados enviados desde la metrópoli, pero sin olvidar los rasgos de la anatomía oriental. Por ello, los ojos son rasgados, con párpados abultados realizados con doble pestaña, configurando un rostro de pómulos salientes que se aleja del ideal clásico de la Europa contemporánea. La anatomía, por su parte, muestra una clara base clásica combinada con el naturalismo barroco típico de este tipo de piezas desde el siglo XVII, pero sin embargo denota un sentido introspectivo e hierático que no encontramos en las piezas europeas. De hecho, todas estas diferentes características, propias de su origen oriental, fueron muy apreciadas en la metrópoli. Citas adjuntas y certificado de la Asociación de Anticuarios.

Valoración 3 000 - 4 000 EUR
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