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Descripción

Escuela flamenca; primera mitad del siglo XVII. "Gitano". Óleo sobre tabla de roble. Tiene una abertura en la zona central del panel y necesita ser consolidado. Presenta algunos ligeros saltos en la pintura, repintes y restauraciones. Medidas: 31 x 26,5 cm. En el siglo XVII flamenco, el retrato era uno de los géneros pictóricos más solicitados por la alta burguesía. Aquí estamos ante un ejemplo característico del refinamiento técnico que los pintores empleaban en los retratos individuales: destreza en el manejo del dibujo, detallismo heredado del arte de las miniaturas, excelentes veladuras, el delicado cabello rubio y un fino tocado de gasa. Los pliegues del escote del vestido son perfectamente geométricos, pero ello no resta naturalidad al retrato. Lo mismo ocurre con las joyas que lleva la modelo en forma de rítmico calado. De este modo, ningún elemento se deja al azar y todo se integra en un orden subyacente de líneas y colores. El óvalo facial, así enmarcado, está modelado por una luz filtrada que resalta los tonos adecuados de las carnaciones ligeramente sonrosadas. Los ojos negros miran de reojo, revelando perspicacia. Fue sin duda en la pintura de la escuela holandesa donde se manifestaron más abiertamente las consecuencias de la emancipación política de la región y de la prosperidad económica de la burguesía liberal. La combinación del descubrimiento de la naturaleza, la observación objetiva, el estudio de lo concreto, la apreciación de lo cotidiano, el gusto por lo real y lo material, la sensibilidad ante lo aparentemente insignificante, hicieron que el artista holandés se sintiera uno con la realidad de lo cotidiano, sin buscar ningún ideal ajeno a esa misma realidad. El pintor no buscaba trascender el presente y la materialidad de la naturaleza objetiva ni huir de la realidad tangible, sino envolverse en ella, embriagarse de ella mediante el triunfo del realismo, un realismo de pura ficción ilusoria, logrado gracias a una técnica perfecta y magistral y a una sutileza conceptual en el tratamiento lírico de la luz. Como consecuencia de la ruptura con Roma y de la tendencia iconoclasta de la Iglesia reformada, se acabaron eliminando las pinturas de tema religioso como complemento decorativo con finalidad devocional, y los relatos mitológicos perdieron su tono heroico y sensual en consonancia con la nueva sociedad. Retratos, paisajes y animales, bodegones y pintura de género fueron las fórmulas temáticas que adquirieron valor por sí mismas y, como objetos de mobiliario doméstico -de ahí el pequeño tamaño de los cuadros-, fueron adquiridos por individuos de casi todas las clases sociales y estamentos.

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Escuela flamenca; primera mitad del siglo XVII. "Gitano". Óleo sobre tabla de roble. Tiene una abertura en la zona central del panel y necesita ser consolidado. Presenta algunos ligeros saltos en la pintura, repintes y restauraciones. Medidas: 31 x 26,5 cm. En el siglo XVII flamenco, el retrato era uno de los géneros pictóricos más solicitados por la alta burguesía. Aquí estamos ante un ejemplo característico del refinamiento técnico que los pintores empleaban en los retratos individuales: destreza en el manejo del dibujo, detallismo heredado del arte de las miniaturas, excelentes veladuras, el delicado cabello rubio y un fino tocado de gasa. Los pliegues del escote del vestido son perfectamente geométricos, pero ello no resta naturalidad al retrato. Lo mismo ocurre con las joyas que lleva la modelo en forma de rítmico calado. De este modo, ningún elemento se deja al azar y todo se integra en un orden subyacente de líneas y colores. El óvalo facial, así enmarcado, está modelado por una luz filtrada que resalta los tonos adecuados de las carnaciones ligeramente sonrosadas. Los ojos negros miran de reojo, revelando perspicacia. Fue sin duda en la pintura de la escuela holandesa donde se manifestaron más abiertamente las consecuencias de la emancipación política de la región y de la prosperidad económica de la burguesía liberal. La combinación del descubrimiento de la naturaleza, la observación objetiva, el estudio de lo concreto, la apreciación de lo cotidiano, el gusto por lo real y lo material, la sensibilidad ante lo aparentemente insignificante, hicieron que el artista holandés se sintiera uno con la realidad de lo cotidiano, sin buscar ningún ideal ajeno a esa misma realidad. El pintor no buscaba trascender el presente y la materialidad de la naturaleza objetiva ni huir de la realidad tangible, sino envolverse en ella, embriagarse de ella mediante el triunfo del realismo, un realismo de pura ficción ilusoria, logrado gracias a una técnica perfecta y magistral y a una sutileza conceptual en el tratamiento lírico de la luz. Como consecuencia de la ruptura con Roma y de la tendencia iconoclasta de la Iglesia reformada, se acabaron eliminando las pinturas de tema religioso como complemento decorativo con finalidad devocional, y los relatos mitológicos perdieron su tono heroico y sensual en consonancia con la nueva sociedad. Retratos, paisajes y animales, bodegones y pintura de género fueron las fórmulas temáticas que adquirieron valor por sí mismas y, como objetos de mobiliario doméstico -de ahí el pequeño tamaño de los cuadros-, fueron adquiridos por individuos de casi todas las clases sociales y estamentos.

Valoración 1 400 - 1 600 EUR
Precio de salida 900 EUR

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