Null Jean Criton (1930-2022)
La Nuit gonflable 1971 Óleo sobre lienzo firmado y …
Descripción

Jean Criton (1930-2022) La Nuit gonflable 1971 Óleo sobre lienzo firmado y fechado abajo a la derecha, titulado al dorso 130 x 97 cm Jean Criton nació en París en 1930. Con sólo 17 años, ingresa en la academia Charpentier, donde entabla amistad con Bernard Réquichot. En 1950, empataron en el primer puesto de la École des Beaux-Arts de París. Influido inicialmente por Jacques Villon y Vieira da Silva, a partir de 1956 se dedicó de lleno a la abstracción lírica, ¡y con éxito! Entonces compró una casa en el Luberon con su mujer, también artista, Dominique d'Acher y su amigo Bernard Réquichot... pero 1961 marcó un giro definitivo: Réquichot se suicidó y Jean Criton descubrió la obra de Francis Bacon. Poco a poco incorpora la figuración a su obra y ya no la abandona. Pierre Restany le invita a participar en la Bienal de París con Martial Raysse, y sus obras se vuelven cada vez más coloristas, con la carne, los ojos y los cuerpos haciendo su aparición. En los años 70 expone junto a los grandes nombres de la figuración narrativa (Monory, Aillaud, Klasen, Rancillac, Stämpfli, etc.) y las piezas de cuerpos mutilados se hacen cada vez más visibles.) y partes de cuerpos mutilados aparecieron en escenarios arquitectónicos que pronto dieron paso a una larga serie de edificios y lugares imaginarios dignos de los mejores escenarios de ciencia-ficción... pronto sólo quedaron las líneas y un retorno a la abstracción estricta a finales de los años noventa. Se trata de un cuadro de 1971, que forma parte de una serie de obras iniciada en 1961, periodo de su regreso a la figuración. En él, Jean Criton explora el cuerpo y sus órganos en marcos estrechos donde las correas los constriñen y las vallas los encierran. Es un mundo distópico, nunca visto y que sólo pertenece al artista, en el que podemos admirar la precisión del dibujo: las perspectivas, los relieves que evocan hinchazones, las sombras, todo da vida a seres que, sin embargo, son inexistentes. Por último, el uso del color: verdes casi fluorescentes, rosas nítidos, azules y morados eléctricos... ¡Criton se atreve y predice, como un escritor de ciencia-ficción cuyos escritos se hacen realidad, que sus lienzos podrían pintarse hoy y sentarse orgullosos en las paredes blancas de las galerías de arte contemporáneo junto a los artistas jóvenes más prometedores!

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Jean Criton (1930-2022) La Nuit gonflable 1971 Óleo sobre lienzo firmado y fechado abajo a la derecha, titulado al dorso 130 x 97 cm Jean Criton nació en París en 1930. Con sólo 17 años, ingresa en la academia Charpentier, donde entabla amistad con Bernard Réquichot. En 1950, empataron en el primer puesto de la École des Beaux-Arts de París. Influido inicialmente por Jacques Villon y Vieira da Silva, a partir de 1956 se dedicó de lleno a la abstracción lírica, ¡y con éxito! Entonces compró una casa en el Luberon con su mujer, también artista, Dominique d'Acher y su amigo Bernard Réquichot... pero 1961 marcó un giro definitivo: Réquichot se suicidó y Jean Criton descubrió la obra de Francis Bacon. Poco a poco incorpora la figuración a su obra y ya no la abandona. Pierre Restany le invita a participar en la Bienal de París con Martial Raysse, y sus obras se vuelven cada vez más coloristas, con la carne, los ojos y los cuerpos haciendo su aparición. En los años 70 expone junto a los grandes nombres de la figuración narrativa (Monory, Aillaud, Klasen, Rancillac, Stämpfli, etc.) y las piezas de cuerpos mutilados se hacen cada vez más visibles.) y partes de cuerpos mutilados aparecieron en escenarios arquitectónicos que pronto dieron paso a una larga serie de edificios y lugares imaginarios dignos de los mejores escenarios de ciencia-ficción... pronto sólo quedaron las líneas y un retorno a la abstracción estricta a finales de los años noventa. Se trata de un cuadro de 1971, que forma parte de una serie de obras iniciada en 1961, periodo de su regreso a la figuración. En él, Jean Criton explora el cuerpo y sus órganos en marcos estrechos donde las correas los constriñen y las vallas los encierran. Es un mundo distópico, nunca visto y que sólo pertenece al artista, en el que podemos admirar la precisión del dibujo: las perspectivas, los relieves que evocan hinchazones, las sombras, todo da vida a seres que, sin embargo, son inexistentes. Por último, el uso del color: verdes casi fluorescentes, rosas nítidos, azules y morados eléctricos... ¡Criton se atreve y predice, como un escritor de ciencia-ficción cuyos escritos se hacen realidad, que sus lienzos podrían pintarse hoy y sentarse orgullosos en las paredes blancas de las galerías de arte contemporáneo junto a los artistas jóvenes más prometedores!

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