Null Escuela francesa; segunda mitad del siglo XIX.

"Caballero".

Óleo sobre li…
Descripción

Escuela francesa; segunda mitad del siglo XIX. "Caballero". Óleo sobre lienzo. Medidas: 61 x 48 cm; 72 x 54 cm (marco). Retrato de gran realismo que presenta a su protagonista de busto y ligeramente girado en tres cuartos. El protagonista luce una poblada barba, un sombrero de ala ancha y un abrigo rojo. Vestido de forma anacrónica, la pieza parece inspirarse en modelos de una época anterior. Como en el resto de Europa, el retrato se convirtió en el género por excelencia de la pintura francesa como consecuencia de las nuevas estructuras sociales que se establecieron en el mundo occidental durante este siglo, encarnando la máxima expresión de la transformación del gusto y la mentalidad de la nueva clientela surgida entre la nobleza y la alta burguesía adinerada, que iban a tomar las riendas de la historia en este periodo. Mientras los círculos oficiales daban prioridad a otros géneros artísticos, como la pintura de historia, y los incipientes coleccionistas fomentaban la profusión de cuadros de género, los retratos eran muy solicitados en las pinturas destinadas al ámbito más privado, como reflejo del valor del individuo en la nueva sociedad. Este género encarna la presencia permanente de la imagen de sus protagonistas, para ser disfrutada en la intimidad de un estudio, en el calor cotidiano de un gabinete familiar o presidiendo las principales estancias de la casa.

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Escuela francesa; segunda mitad del siglo XIX. "Caballero". Óleo sobre lienzo. Medidas: 61 x 48 cm; 72 x 54 cm (marco). Retrato de gran realismo que presenta a su protagonista de busto y ligeramente girado en tres cuartos. El protagonista luce una poblada barba, un sombrero de ala ancha y un abrigo rojo. Vestido de forma anacrónica, la pieza parece inspirarse en modelos de una época anterior. Como en el resto de Europa, el retrato se convirtió en el género por excelencia de la pintura francesa como consecuencia de las nuevas estructuras sociales que se establecieron en el mundo occidental durante este siglo, encarnando la máxima expresión de la transformación del gusto y la mentalidad de la nueva clientela surgida entre la nobleza y la alta burguesía adinerada, que iban a tomar las riendas de la historia en este periodo. Mientras los círculos oficiales daban prioridad a otros géneros artísticos, como la pintura de historia, y los incipientes coleccionistas fomentaban la profusión de cuadros de género, los retratos eran muy solicitados en las pinturas destinadas al ámbito más privado, como reflejo del valor del individuo en la nueva sociedad. Este género encarna la presencia permanente de la imagen de sus protagonistas, para ser disfrutada en la intimidad de un estudio, en el calor cotidiano de un gabinete familiar o presidiendo las principales estancias de la casa.

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