Descripción
JUAN PABLO SALINAS TERUEL (Madrid, 1871 - Roma, 1946). "Escena orientalista". Acuarela sobre papel. Presenta etiqueta al dorso de la Galería D'Arte, Italia. Firmado y localizado (Roma) en la esquina inferior izquierda. Medidas. 68 x 39 cm; 93 x 65 cm (marco). En esta obra realizada en Roma, el autor presenta una escena de gran crudeza al retratar a un hombre sujeto por cadenas. Tanto su turbante como sus ropas nos trasladan al mundo oriental. Una corriente que nació en el siglo XIX como consecuencia del espíritu romántico de evasión en el tiempo y en el espacio. Los primeros orientalistas buscaban reflejar lo perdido, lo inalcanzable, en un viaje dramático destinado desde el principio al fracaso. Como Flaubert en "Salambo", los pintores realizaron retratos detallados de Oriente y de pasados imaginados, recreados al milímetro, pero en última instancia desconocidos e idealizados. Durante la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, muchos de los pintores que viajaron a Oriente Próximo en busca de esa realidad inventada descubrieron un país diferente y nuevo, que destacaba con sus peculiaridades por encima de los tópicos y prejuicios de los europeos. Así, esta nueva escuela orientalista deja atrás las bellas odaliscas, los harenes y los mercados de esclavos para pintar nada más que lo que ven, el Oriente real en toda su dimensión cotidiana. Juan Pablo Salinas comenzó su formación artística en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, aunque su paso por las aulas fue probablemente efímero. Comenzó a darse a conocer en 1885, año en el que participó en la exposición organizada por la Asociación de Escritores y Artistas y en la Exposición Aragonesa, obteniendo en ambas una medalla de tercera clase. Hacia 1886 se traslada a Roma para ampliar estudios gracias a una beca concedida por la Diputación Provincial de Zaragoza. Allí asistió al Círculo Internacional de Bellas Artes, así como a las clases nocturnas de la Academia Chigi. También se incorporó a la colonia artística española residente en la ciudad, y trabajó con su hermano, el pintor Agustín Salinas, afincado en Roma desde 1883. Ambos hermanos presentaron obras a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1887; Juan Pablo envió "Marco Antonio y Cleopatra", un tema clásico. Como su hermano, su verdadero maestro, Salinas también recreó temas medievales de notable influencia toscana, con obras como "Romeo y Julieta" o "Escena del Decamerón". Su estilo evolucionó hacia el costumbrismo, con especial atención a las escenas populares españolas e italianas, como "Una boda en Aragón", "Regreso de los vendimiadores" y otras obras. Su carrera se mantuvo estrechamente ligada a la de su hermano hasta que conoció, en un viaje a París, la obra de Ernest Meissonier, cuya influencia le llevó a centrarse en el género de los casacones, con el que obtuvo un gran éxito de ventas en Francia, Italia, Centroeuropa, Rusia y América. Durante estos años expuso en los Salones Roger e inició sus famosas composiciones de ambiente dieciochesco, en las que aparecen personajes vestidos a la moda de la época en el contexto de lujosos interiores, minuciosamente detallados a través de una técnica preciosista, que se recrea en la colorista descripción de ropajes y encajes, pero, sobre todo, en el magistral tratamiento de los tonos de la carne femenina, deliberadamente sensual. También en esta etapa Salinas realizó varias series para la decoración de grandes salones. Además de estos temas, también pintó escenas orientalistas e interiores de iglesias. En la última etapa de su carrera se aprecia una disminución del detallismo, un carácter más suelto y menos descriptivo. Juan Pablo Salinas está representado actualmente en el Museo del Prado (su obra se encuentra en depósito en el Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo), en la Colección Bellver de Sevilla y en otras colecciones públicas y privadas.
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JUAN PABLO SALINAS TERUEL (Madrid, 1871 - Roma, 1946). "Escena orientalista". Acuarela sobre papel. Presenta etiqueta al dorso de la Galería D'Arte, Italia. Firmado y localizado (Roma) en la esquina inferior izquierda. Medidas. 68 x 39 cm; 93 x 65 cm (marco). En esta obra realizada en Roma, el autor presenta una escena de gran crudeza al retratar a un hombre sujeto por cadenas. Tanto su turbante como sus ropas nos trasladan al mundo oriental. Una corriente que nació en el siglo XIX como consecuencia del espíritu romántico de evasión en el tiempo y en el espacio. Los primeros orientalistas buscaban reflejar lo perdido, lo inalcanzable, en un viaje dramático destinado desde el principio al fracaso. Como Flaubert en "Salambo", los pintores realizaron retratos detallados de Oriente y de pasados imaginados, recreados al milímetro, pero en última instancia desconocidos e idealizados. Durante la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, muchos de los pintores que viajaron a Oriente Próximo en busca de esa realidad inventada descubrieron un país diferente y nuevo, que destacaba con sus peculiaridades por encima de los tópicos y prejuicios de los europeos. Así, esta nueva escuela orientalista deja atrás las bellas odaliscas, los harenes y los mercados de esclavos para pintar nada más que lo que ven, el Oriente real en toda su dimensión cotidiana. Juan Pablo Salinas comenzó su formación artística en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, aunque su paso por las aulas fue probablemente efímero. Comenzó a darse a conocer en 1885, año en el que participó en la exposición organizada por la Asociación de Escritores y Artistas y en la Exposición Aragonesa, obteniendo en ambas una medalla de tercera clase. Hacia 1886 se traslada a Roma para ampliar estudios gracias a una beca concedida por la Diputación Provincial de Zaragoza. Allí asistió al Círculo Internacional de Bellas Artes, así como a las clases nocturnas de la Academia Chigi. También se incorporó a la colonia artística española residente en la ciudad, y trabajó con su hermano, el pintor Agustín Salinas, afincado en Roma desde 1883. Ambos hermanos presentaron obras a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1887; Juan Pablo envió "Marco Antonio y Cleopatra", un tema clásico. Como su hermano, su verdadero maestro, Salinas también recreó temas medievales de notable influencia toscana, con obras como "Romeo y Julieta" o "Escena del Decamerón". Su estilo evolucionó hacia el costumbrismo, con especial atención a las escenas populares españolas e italianas, como "Una boda en Aragón", "Regreso de los vendimiadores" y otras obras. Su carrera se mantuvo estrechamente ligada a la de su hermano hasta que conoció, en un viaje a París, la obra de Ernest Meissonier, cuya influencia le llevó a centrarse en el género de los casacones, con el que obtuvo un gran éxito de ventas en Francia, Italia, Centroeuropa, Rusia y América. Durante estos años expuso en los Salones Roger e inició sus famosas composiciones de ambiente dieciochesco, en las que aparecen personajes vestidos a la moda de la época en el contexto de lujosos interiores, minuciosamente detallados a través de una técnica preciosista, que se recrea en la colorista descripción de ropajes y encajes, pero, sobre todo, en el magistral tratamiento de los tonos de la carne femenina, deliberadamente sensual. También en esta etapa Salinas realizó varias series para la decoración de grandes salones. Además de estos temas, también pintó escenas orientalistas e interiores de iglesias. En la última etapa de su carrera se aprecia una disminución del detallismo, un carácter más suelto y menos descriptivo. Juan Pablo Salinas está representado actualmente en el Museo del Prado (su obra se encuentra en depósito en el Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo), en la Colección Bellver de Sevilla y en otras colecciones públicas y privadas.
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