Null JOSEP CLARÀ I AYATS (Olot, Girona, 1878 - Barcelona, 1958).

"El esclavo", …
Descripción

JOSEP CLARÀ I AYATS (Olot, Girona, 1878 - Barcelona, 1958). "El esclavo", 1926. Escultura en bronce patinado, copia 2/8. Firmada y numerada. Edición limitada a 8 ejemplares. Un ejemplar del mismo modelo se encuentra en la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Exposiciones: "A la recerca de la llibertat: Barcelona-París 1900-1960". Galería Dau Al Set, Barcelona. Medidas: 82 cm. de altura. Con esta obra, Josep Clarà llevó los postulados del Novecentismo a su terreno personal, consiguiendo una imagen atemporal y moderna al mismo tiempo. La joven se muestra sin pudor, pero conserva un velo invisible de misterio. Su gesto es sensual y, sin embargo, carece del más mínimo amaneramiento. Sus curvas son contenidas, lejos de una voluptuosidad excesiva, y al mismo tiempo nos remiten a tipologías clásicas, de origen griego. El novecentismo, movimiento ideológico-estético surgido en Cataluña a principios del siglo XX como reacción al modernismo "fin de siècle", opone a la mentalidad dieciochesca un afán de rigor y un clasicismo que busca en el pasado sus modelos a imitar. Así, sus valores esenciales serán el orden, la claridad y la moderación. Frente al naturalismo, el psicologismo y el sentimentalismo del siglo XIX, buscó la creación lúcida de un espíritu mediterráneo, opuesto al decadentismo finisecular. Clará llevó a su cima la materialización de la anhelada tipología mediterránea. Josep Clarà inició su formación en la Escuela de Dibujo de Olot, con Josep Berga i Boix, y más tarde estudió escultura en la Escuela de Bellas Artes de Toulouse, Francia. Tras finalizar sus estudios, se trasladó a París en 1890, donde trabajó en el taller de Louis Barrias y conoció a Maillol, Bourdelle y Rodin. De hecho, los consejos de este último le ayudaron a superar las influencias modernistas de sus primeras obras. En 1907 presentó en el Salon des Artistes Français la obra "Tormento", obra que denota una influencia rodiniana que en su mármol "Crepúsculo" (1913, Museo de Santiago de Chile), cuyo modelo en yeso presentó en el Salon de la Société Nationale en 1908, se diluye en favor de una mayor claridad y serenidad. Al año siguiente presenta la que será la primera de sus diosas, obra que representa por fin el reconocimiento oficial definitivo de su talento. Durante estos años, su amistad con la bailarina Isadora Duncan le permitió crear sus dibujos más originales y espontáneos; el dinamismo de la danza no contradecía su búsqueda de estabilidad y le aportaba una luz serena y vivacidad. Trabajador incansable, recibió varios encargos de monumentos, como "Serenidad sobre las ruinas de la vida" (cementerio de San Isidro, Madrid) y "Monumento a los voluntarios catalanes" (parque de la Ciutadella, Barcelona). Con la maqueta de este último ganó el gran premio de París en 1925. A finales de ese mismo año fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Clarà también realizó cabezas y retratos, en los que mostró un lenguaje condensado y vivo: "Voluntad" (1911), "Clara Stuart Merrill" (1926), "Adela" (1936), "Señorita Rodríguez Bauzà" (1941). Con el paso del tiempo, el escultor fue dando cada vez más importancia a la luz, y sus esculturas se fueron simplificando, liberándose de todo sentimiento, como se aprecia en su primera "Estática", de 1926. Con esta nueva visión, en 1928 reinterpretó "Diosa" y "Serenidad" (jardín de Montjuic, Barcelona), y creó "Reposo" (MACBA), que le valió la medalla de honor en la Exposición Internacional de Barcelona (1929). En 1930 Clarà viajó a Grecia; dos años más tarde abandonó su residencia en París y se instaló definitivamente en Barcelona. En 1934 obtuvo el premio Damià Campeny por "Desnudo de muchacha". En 1936 crea una de sus mejores obras, por la síntesis de sencillez, luz y serenidad: "Pujanza". También es autor del "Monumento a los caídos" (1952) en Barcelona. Con el desnudo "Pomona" (Museo de La Habana) ganó el gran premio de la Bienal Hispanoamericana de 1954. En 1946 realiza un "San Benito" (Montserrat) que le orienta hacia el estudio de la figura sedente. Así, sus últimas obras serán principalmente maternidades sedentes y figuras yacentes. En 1969 se inauguró en Barcelona el museo que lleva su nombre, donde se conserva gran parte de su obra. Su obra también está presente en el Museo Comarcal de la Garrotxa de Olot y en el MNAC.

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JOSEP CLARÀ I AYATS (Olot, Girona, 1878 - Barcelona, 1958). "El esclavo", 1926. Escultura en bronce patinado, copia 2/8. Firmada y numerada. Edición limitada a 8 ejemplares. Un ejemplar del mismo modelo se encuentra en la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Exposiciones: "A la recerca de la llibertat: Barcelona-París 1900-1960". Galería Dau Al Set, Barcelona. Medidas: 82 cm. de altura. Con esta obra, Josep Clarà llevó los postulados del Novecentismo a su terreno personal, consiguiendo una imagen atemporal y moderna al mismo tiempo. La joven se muestra sin pudor, pero conserva un velo invisible de misterio. Su gesto es sensual y, sin embargo, carece del más mínimo amaneramiento. Sus curvas son contenidas, lejos de una voluptuosidad excesiva, y al mismo tiempo nos remiten a tipologías clásicas, de origen griego. El novecentismo, movimiento ideológico-estético surgido en Cataluña a principios del siglo XX como reacción al modernismo "fin de siècle", opone a la mentalidad dieciochesca un afán de rigor y un clasicismo que busca en el pasado sus modelos a imitar. Así, sus valores esenciales serán el orden, la claridad y la moderación. Frente al naturalismo, el psicologismo y el sentimentalismo del siglo XIX, buscó la creación lúcida de un espíritu mediterráneo, opuesto al decadentismo finisecular. Clará llevó a su cima la materialización de la anhelada tipología mediterránea. Josep Clarà inició su formación en la Escuela de Dibujo de Olot, con Josep Berga i Boix, y más tarde estudió escultura en la Escuela de Bellas Artes de Toulouse, Francia. Tras finalizar sus estudios, se trasladó a París en 1890, donde trabajó en el taller de Louis Barrias y conoció a Maillol, Bourdelle y Rodin. De hecho, los consejos de este último le ayudaron a superar las influencias modernistas de sus primeras obras. En 1907 presentó en el Salon des Artistes Français la obra "Tormento", obra que denota una influencia rodiniana que en su mármol "Crepúsculo" (1913, Museo de Santiago de Chile), cuyo modelo en yeso presentó en el Salon de la Société Nationale en 1908, se diluye en favor de una mayor claridad y serenidad. Al año siguiente presenta la que será la primera de sus diosas, obra que representa por fin el reconocimiento oficial definitivo de su talento. Durante estos años, su amistad con la bailarina Isadora Duncan le permitió crear sus dibujos más originales y espontáneos; el dinamismo de la danza no contradecía su búsqueda de estabilidad y le aportaba una luz serena y vivacidad. Trabajador incansable, recibió varios encargos de monumentos, como "Serenidad sobre las ruinas de la vida" (cementerio de San Isidro, Madrid) y "Monumento a los voluntarios catalanes" (parque de la Ciutadella, Barcelona). Con la maqueta de este último ganó el gran premio de París en 1925. A finales de ese mismo año fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Clarà también realizó cabezas y retratos, en los que mostró un lenguaje condensado y vivo: "Voluntad" (1911), "Clara Stuart Merrill" (1926), "Adela" (1936), "Señorita Rodríguez Bauzà" (1941). Con el paso del tiempo, el escultor fue dando cada vez más importancia a la luz, y sus esculturas se fueron simplificando, liberándose de todo sentimiento, como se aprecia en su primera "Estática", de 1926. Con esta nueva visión, en 1928 reinterpretó "Diosa" y "Serenidad" (jardín de Montjuic, Barcelona), y creó "Reposo" (MACBA), que le valió la medalla de honor en la Exposición Internacional de Barcelona (1929). En 1930 Clarà viajó a Grecia; dos años más tarde abandonó su residencia en París y se instaló definitivamente en Barcelona. En 1934 obtuvo el premio Damià Campeny por "Desnudo de muchacha". En 1936 crea una de sus mejores obras, por la síntesis de sencillez, luz y serenidad: "Pujanza". También es autor del "Monumento a los caídos" (1952) en Barcelona. Con el desnudo "Pomona" (Museo de La Habana) ganó el gran premio de la Bienal Hispanoamericana de 1954. En 1946 realiza un "San Benito" (Montserrat) que le orienta hacia el estudio de la figura sedente. Así, sus últimas obras serán principalmente maternidades sedentes y figuras yacentes. En 1969 se inauguró en Barcelona el museo que lleva su nombre, donde se conserva gran parte de su obra. Su obra también está presente en el Museo Comarcal de la Garrotxa de Olot y en el MNAC.

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