Null Espejo; España periodo Carlos III, segundo siglo III XVIII.
Madera dorada y…
Descripción

Espejo; España periodo Carlos III, segundo siglo III XVIII. Madera dorada y tallada. Tiene ligeras faltas y grietas. Medidas: 123 x 78 cm; 61 x 38,5 5 (luna). Espejo de madera dorada y tallada con una estructura calada y dinámica como una cornucopia. Las cornucopias eran ricos espejos a los que se añadían soportes para las velas (que tienden a desaparecer en los ejemplos del siglo XIX), para que la luz de las velas se multiplicara al reflejarse en su superficie. Fueron especialmente populares en el periodo barroco, durante el siglo XVII y gran parte del XVIII. Eran un adorno esencial en las grandes salas de representación que, siguiendo la teatralidad típica del Barroco, estaban llenas de espejos y candelabros que producían juegos visuales de todo tipo, además de enriquecer la sala. Al tratarse de piezas de mobiliario de representación, estaban hechas de madera ricamente tallada y dorada, y sus marcos estaban decorados con multitud de delicados motivos en relieve, trabajados como si fueran esculturas. Las cornucopias, al igual que los demás espejos del Barroco, podían tener marcos de diferentes formas y perfiles, pero nunca iban más allá del perfil interior del cristal, a diferencia de los ejemplos del periodo rococó.

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Espejo; España periodo Carlos III, segundo siglo III XVIII. Madera dorada y tallada. Tiene ligeras faltas y grietas. Medidas: 123 x 78 cm; 61 x 38,5 5 (luna). Espejo de madera dorada y tallada con una estructura calada y dinámica como una cornucopia. Las cornucopias eran ricos espejos a los que se añadían soportes para las velas (que tienden a desaparecer en los ejemplos del siglo XIX), para que la luz de las velas se multiplicara al reflejarse en su superficie. Fueron especialmente populares en el periodo barroco, durante el siglo XVII y gran parte del XVIII. Eran un adorno esencial en las grandes salas de representación que, siguiendo la teatralidad típica del Barroco, estaban llenas de espejos y candelabros que producían juegos visuales de todo tipo, además de enriquecer la sala. Al tratarse de piezas de mobiliario de representación, estaban hechas de madera ricamente tallada y dorada, y sus marcos estaban decorados con multitud de delicados motivos en relieve, trabajados como si fueran esculturas. Las cornucopias, al igual que los demás espejos del Barroco, podían tener marcos de diferentes formas y perfiles, pero nunca iban más allá del perfil interior del cristal, a diferencia de los ejemplos del periodo rococó.

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