Phiale mesonphalos; Achaemenid culture, Iran, 5th century BC.

Phiale mesonphalos; cultura aqueménida, Irán, siglo V a.C. Bronce dorado. En perfecto estado, conservando gran parte del dorado original. Colección privada, Londres, 1985. Medidas: 3,5 cm x 14 cm (diámetro). Phiale o Fiale de bronce dorado de estructura circular con base redondeada y cuerpo en forma de ornamentación. Este tipo de recipiente se conoce como fiale o patera, un plato o cuenco redondo, ancho y poco profundo, sin asas ni pie, y se utilizaba principalmente con fines rituales. Según las fuentes, este recipiente se utilizaba especialmente para las libaciones, sacrificios no crueles que consistían en verter líquidos como perfume, vino o miel en honor a la divinidad. Esta forma se habría originado en el Imperio Asirio, como se representa en los relieves murales de los palacios reales de Nimrud, pero su historia ha atravesado imperios y milenios para convertirse en un recipiente ritual favorito en Grecia y Roma. Este ejemplar evoca la silueta de la flor de loto, con el ómfalo o umbo central resaltado en forma semiglobular. Se trata de un cuenco con el borde muy abierto, cuyo cuerpo está trabajado en volumen, destacando los grandes pétalos que apuntan hacia el centro, entre los que se intercalan las nervaduras. La delicadeza de la técnica de la orfebrería, el cuidado estilo y la riqueza de los materiales utilizados sugieren que este fiale era un objeto de prestigio. En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se conserva un fiale de decoración y técnica similares (1999/99/163). La dinastía aqueménida gobernó el Imperio Persa entre mediados del siglo VI a.C. y la segunda mitad del siglo IV a.C. Fue fundada por Ciro el Grande tras derrotar al último rey medo en el 550 a.C. y extender su dominio sobre el centro de Irán y gran parte de Mesopotamia, y llegó a su fin con la conquista de Alejandro Magno en el 331 a.C., tras un progresivo debilitamiento como consecuencia de las guerras medas contra los griegos. El arte persa del periodo aqueménida era ecléctico y suntuoso, resultado de un periodo de esplendor como no se había visto antes en el Mediterráneo. Se trajeron a la corte materiales y artistas de todas las tierras conquistadas, produciendo una rica mezcla de lenguajes y técnicas que en sí misma reflejaba el imperio y el pensamiento aqueménida.