Null LUCIO MUÑOZ MARTÍNEZ (Madrid, 1929 - 1998).

"II Retrato secreto", 1974.

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Descripción

LUCIO MUÑOZ MARTÍNEZ (Madrid, 1929 - 1998). "II Retrato secreto", 1974. Óleo y otros materiales sobre tabla. Firmado en el anverso. Firmado, fechado y titulado en el reverso. Medidas: 100 x 81 cm., 105 x 86 cm. (marco). Uno de los más destacados exponentes del informalismo español, pionero de la abstracción en el país, Lucio Muñoz comenzó su carrera centrándose en la pintura de paisaje, uno de los géneros más cultivados en España en ese momento, en gran parte gracias a la influencia de Benjamín Palencia. Comenzó su formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue alumno de Eduardo Chicharro. Al finalizar sus estudios entró en contacto con los realistas madrileños Antonio López y los hermanos López Hernández. Debuta individualmente en 1955, con una exposición en la galería Dintel de Santander compuesta por obras ya cercanas a la abstracción, que revelan las influencias de Klee, Rufino Tamayo, Ben Nicholson y Torres García. Ese mismo año participa en una exposición colectiva organizada por la Dirección General de Bellas Artes, junto a Antonio López, Julio L. Hernández y Francisco López. Al año siguiente obtiene una beca del Estado francés para completar su formación en París. Allí estudia la obra de Fautrier, Dubuffet, Wols y Tàpies, y su estilo deriva definitivamente hacia el informalismo, dejando atrás las influencias iniciales del cubismo y el expresionismo. A partir de este momento, Muñoz se compromete plenamente con el expresionismo abstracto. Regresa a España y realiza dos exposiciones que nos hablan de la implantación de su estilo personal y le sitúan de lleno en la vanguardia española. La primera tuvo lugar en la galería Fernando Fe de Madrid en 1957, y la segunda se celebró al año siguiente en el Ateneo de la misma ciudad. Su pintura matérica, su uso original, sensible y personal de los materiales, confiere a sus composiciones una dimensión poética y lírica. Destaca en su producción la importancia que Muñoz concede al propio soporte; el artista perfora, rasga, hace incisiones, etc., acercándose al informalismo de forma totalmente personal. Sus obras, en su mayoría coloristas, representan el más puro informalismo. Tras una primera etapa de experimentación con los más diversos materiales (papel quemado, madera, etc.), en su fase final su pintura se vuelve menos agresiva, debido al uso de materiales con menos relieve y a una paleta que tiende a la monocromía. En estos años sus influencias se amplían a las pinturas negras de Goya, a la obra de Velázquez, al canto gregoriano con su profundidad solemne, a los paisajes sobrios e infinitos de Castilla, a la energía liberada del flamenco y a los grabados de Alberto Durero. En 1961 celebró su primera exposición individual en el extranjero, en la Joachim Gallery de Chicago, y dos años más tarde expuso por primera vez en Nueva York, en la Staemplfi Gallery. Desde entonces ha realizado exposiciones individuales en toda España, así como en ciudades como Buenos Aires, Frankfurt, Lisboa, Múnich, Londres, La Habana, París, Berlín y Bruselas. A partir de finales de los años sesenta, Muñoz inicia paulatinamente su etapa más fantástica y nocturna, tendencia que se mantendrá hasta 1981. La exposición celebrada ese año en la galería Juana Mordó anunció el cambio hacia un lenguaje más plano y ligero, como el que se encuentra en la serie de grabados en color de gran formato que el artista realizó entre 1983 y 1984, estampas que le servirían como medio de experimentación para adquirir conocimientos que luego aplicaría a su pintura. Por esa misma época recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas (1983), y su lenguaje comienza a centrarse en una estética más cercana al paisaje, naturalista y lírica, integrando de nuevo la madera como un elemento más. Poco después, en 1989, el Museo Reina Sofía de Madrid le dedicó la primera exposición antológica de su trayectoria (en 2001 dedicó una muestra a su obra sobre papel). Además, Lucio Muñoz recibió otros importantes premios en España

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LUCIO MUÑOZ MARTÍNEZ (Madrid, 1929 - 1998). "II Retrato secreto", 1974. Óleo y otros materiales sobre tabla. Firmado en el anverso. Firmado, fechado y titulado en el reverso. Medidas: 100 x 81 cm., 105 x 86 cm. (marco). Uno de los más destacados exponentes del informalismo español, pionero de la abstracción en el país, Lucio Muñoz comenzó su carrera centrándose en la pintura de paisaje, uno de los géneros más cultivados en España en ese momento, en gran parte gracias a la influencia de Benjamín Palencia. Comenzó su formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue alumno de Eduardo Chicharro. Al finalizar sus estudios entró en contacto con los realistas madrileños Antonio López y los hermanos López Hernández. Debuta individualmente en 1955, con una exposición en la galería Dintel de Santander compuesta por obras ya cercanas a la abstracción, que revelan las influencias de Klee, Rufino Tamayo, Ben Nicholson y Torres García. Ese mismo año participa en una exposición colectiva organizada por la Dirección General de Bellas Artes, junto a Antonio López, Julio L. Hernández y Francisco López. Al año siguiente obtiene una beca del Estado francés para completar su formación en París. Allí estudia la obra de Fautrier, Dubuffet, Wols y Tàpies, y su estilo deriva definitivamente hacia el informalismo, dejando atrás las influencias iniciales del cubismo y el expresionismo. A partir de este momento, Muñoz se compromete plenamente con el expresionismo abstracto. Regresa a España y realiza dos exposiciones que nos hablan de la implantación de su estilo personal y le sitúan de lleno en la vanguardia española. La primera tuvo lugar en la galería Fernando Fe de Madrid en 1957, y la segunda se celebró al año siguiente en el Ateneo de la misma ciudad. Su pintura matérica, su uso original, sensible y personal de los materiales, confiere a sus composiciones una dimensión poética y lírica. Destaca en su producción la importancia que Muñoz concede al propio soporte; el artista perfora, rasga, hace incisiones, etc., acercándose al informalismo de forma totalmente personal. Sus obras, en su mayoría coloristas, representan el más puro informalismo. Tras una primera etapa de experimentación con los más diversos materiales (papel quemado, madera, etc.), en su fase final su pintura se vuelve menos agresiva, debido al uso de materiales con menos relieve y a una paleta que tiende a la monocromía. En estos años sus influencias se amplían a las pinturas negras de Goya, a la obra de Velázquez, al canto gregoriano con su profundidad solemne, a los paisajes sobrios e infinitos de Castilla, a la energía liberada del flamenco y a los grabados de Alberto Durero. En 1961 celebró su primera exposición individual en el extranjero, en la Joachim Gallery de Chicago, y dos años más tarde expuso por primera vez en Nueva York, en la Staemplfi Gallery. Desde entonces ha realizado exposiciones individuales en toda España, así como en ciudades como Buenos Aires, Frankfurt, Lisboa, Múnich, Londres, La Habana, París, Berlín y Bruselas. A partir de finales de los años sesenta, Muñoz inicia paulatinamente su etapa más fantástica y nocturna, tendencia que se mantendrá hasta 1981. La exposición celebrada ese año en la galería Juana Mordó anunció el cambio hacia un lenguaje más plano y ligero, como el que se encuentra en la serie de grabados en color de gran formato que el artista realizó entre 1983 y 1984, estampas que le servirían como medio de experimentación para adquirir conocimientos que luego aplicaría a su pintura. Por esa misma época recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas (1983), y su lenguaje comienza a centrarse en una estética más cercana al paisaje, naturalista y lírica, integrando de nuevo la madera como un elemento más. Poco después, en 1989, el Museo Reina Sofía de Madrid le dedicó la primera exposición antológica de su trayectoria (en 2001 dedicó una muestra a su obra sobre papel). Además, Lucio Muñoz recibió otros importantes premios en España

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