Null Escuela rusa, siglo XVIII.


"Odighidria".


Témpera sobre tabla. Oklad de …
Descripción

Escuela rusa, siglo XVIII. "Odighidria". Témpera sobre tabla. Oklad de plata, plata dorada, esmaltes y perlas del Volga, ca. 1877. Medidas: 32 x 27,5 cm. El presente icono se sitúa en el margen entre el arte sagrado y las artes decorativas. Esta Madre de Dios de medio cuerpo, con la cabeza ligeramente inclinada, sosteniendo al Niño Jesús en su brazo izquierdo y señalándolo con el derecho, se llama Odighitria. El término "Odighitria", traducido del griego, significa "la que muestra el camino". Es una de las representaciones más recurrentes de la Madre de Dios y de Jesús en la iconografía ortodoxa. Con el gesto indicativo, la Virgen dice al espectador que la Verdad está detrás del Niño Jesús, y de todos los que le seguirán. Aunque no se ve detrás del oklad, en la iconografía tradicional el Niño sostiene en su mano derecha el Evangelio de San Juan, donde se menciona la frase "Yo soy el camino, la verdad y la vida". La mano derecha del Niño se levanta en gesto de bendición. Sin embargo, el verdadero interés de este lote reside precisamente en la placa de plata decorada, que recibe el nombre de la palabra rusa "oklad". La tradición de decorar los iconos con oklad apareció tras el mandato del Santo Sínodo Gobernante de 1722, cuando se prohibió colgar cruces de metal en los iconos y dejar ofrendas en forma de monedas, ya que esta tradición tenía raíces paganas. Esta decoración aplicada se encuentra en casi todo el mundo, pero está más extendida en Europa Central y Oriental. Y en la tradición ortodoxa, la fabricación de estos objetos se convirtió en un tipo de arte y artesanía independiente: muchos viajeros anotaron con admiración en sus diarios el lujo de los santuarios ucranianos y rusos. El material de los artesanos especializados eran los metales preciosos, el latón, el cobre e incluso el estaño. La base de hierro forjado se completaba con piedras semipreciosas, relieves, grabados, esmaltes, filigranas, vidrieras y esmaltes. El respaldo estaba forrado de suave terciopelo rojo o morado, como en el lote de interés, o cubierto de cera. También había oklad bordados, en los que el robusto tejido se adornaba con perlas y cuentas. Los oklads no sólo tienen una finalidad estética, sino también práctica. Los iconos pintados sobre madera sufren el hollín de las velas, la humedad, las fluctuaciones de temperatura y son tocados constantemente por los feligreses. La pintura también se oscurece, se desvanece, se agrieta, se agrieta y se desprende. El oklad o "rizado", otro término utilizado, protege los iconos de los efectos dañinos, prolongando su vida útil. Al igual que con la pintura de iconos, los materiales utilizados en la fabricación de un oklad decorativo tienen su propio simbolismo particular, que puede decir mucho sobre el icono que se esconde debajo. Por ejemplo, en el caso del icono subastado, el material principal, la plata, simboliza la pureza y la virtud, la liberación de los pecados y la salvación del alma. Las perlas son el atributo propio de la Virgen María, que simboliza su mansedumbre, pureza y perfección. Por último, el esmalte representa las virtudes cristianas, como la humildad, la bondad y el amor al prójimo.

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Escuela rusa, siglo XVIII. "Odighidria". Témpera sobre tabla. Oklad de plata, plata dorada, esmaltes y perlas del Volga, ca. 1877. Medidas: 32 x 27,5 cm. El presente icono se sitúa en el margen entre el arte sagrado y las artes decorativas. Esta Madre de Dios de medio cuerpo, con la cabeza ligeramente inclinada, sosteniendo al Niño Jesús en su brazo izquierdo y señalándolo con el derecho, se llama Odighitria. El término "Odighitria", traducido del griego, significa "la que muestra el camino". Es una de las representaciones más recurrentes de la Madre de Dios y de Jesús en la iconografía ortodoxa. Con el gesto indicativo, la Virgen dice al espectador que la Verdad está detrás del Niño Jesús, y de todos los que le seguirán. Aunque no se ve detrás del oklad, en la iconografía tradicional el Niño sostiene en su mano derecha el Evangelio de San Juan, donde se menciona la frase "Yo soy el camino, la verdad y la vida". La mano derecha del Niño se levanta en gesto de bendición. Sin embargo, el verdadero interés de este lote reside precisamente en la placa de plata decorada, que recibe el nombre de la palabra rusa "oklad". La tradición de decorar los iconos con oklad apareció tras el mandato del Santo Sínodo Gobernante de 1722, cuando se prohibió colgar cruces de metal en los iconos y dejar ofrendas en forma de monedas, ya que esta tradición tenía raíces paganas. Esta decoración aplicada se encuentra en casi todo el mundo, pero está más extendida en Europa Central y Oriental. Y en la tradición ortodoxa, la fabricación de estos objetos se convirtió en un tipo de arte y artesanía independiente: muchos viajeros anotaron con admiración en sus diarios el lujo de los santuarios ucranianos y rusos. El material de los artesanos especializados eran los metales preciosos, el latón, el cobre e incluso el estaño. La base de hierro forjado se completaba con piedras semipreciosas, relieves, grabados, esmaltes, filigranas, vidrieras y esmaltes. El respaldo estaba forrado de suave terciopelo rojo o morado, como en el lote de interés, o cubierto de cera. También había oklad bordados, en los que el robusto tejido se adornaba con perlas y cuentas. Los oklads no sólo tienen una finalidad estética, sino también práctica. Los iconos pintados sobre madera sufren el hollín de las velas, la humedad, las fluctuaciones de temperatura y son tocados constantemente por los feligreses. La pintura también se oscurece, se desvanece, se agrieta, se agrieta y se desprende. El oklad o "rizado", otro término utilizado, protege los iconos de los efectos dañinos, prolongando su vida útil. Al igual que con la pintura de iconos, los materiales utilizados en la fabricación de un oklad decorativo tienen su propio simbolismo particular, que puede decir mucho sobre el icono que se esconde debajo. Por ejemplo, en el caso del icono subastado, el material principal, la plata, simboliza la pureza y la virtud, la liberación de los pecados y la salvación del alma. Las perlas son el atributo propio de la Virgen María, que simboliza su mansedumbre, pureza y perfección. Por último, el esmalte representa las virtudes cristianas, como la humildad, la bondad y el amor al prójimo.

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