Null Escuela rusa, segunda mitad del siglo XIX.


"San Jenofonte y María".


Óle…
Descripción

Escuela rusa, segunda mitad del siglo XIX. "San Jenofonte y María". Óleo, pan de oro sobre tabla. Medidas: 18 x 14 cm. El venerable Jenofonte y su esposa María, así como sus hijos Arcadio y Juan, eran ciudadanos nobles de Constantinopla en el siglo V. A pesar de su riqueza y nobleza, se distinguían por su sencillez espiritual y su bondad. Deseando dar a sus hijos una mejor educación, los enviaron a la ciudad fenicia de Beirut. Por desgracia, el barco en el que los dos hermanos habían zarpado naufragó. Las olas los arrojaron a distintas partes de la costa. Afligidos por su separación, los hermanos se consagraron a Dios y aceptaron el monacato. Los padres no recibieron noticias de sus hijos durante mucho tiempo y los consideraron perdidos. Pero Jenofonte, ya anciano, mantuvo la fe en el Señor, consoló a su esposa María y le aconsejó que no se afligiera y que creyera que el Señor protegería a sus hijos. Varios años más tarde, el matrimonio peregrinó a los lugares santos y por casualidad se encontró con sus hijos en Jerusalén, que por aquel entonces ya eran ascetas en varios monasterios. Por alegría y gratitud a Dios, Jenofonte y María aceptaron el monacato y dedicaron toda su vida al cristianismo. Los monjes Arcadio y Juan, después de despedirse de sus padres, ascendieron al desierto, donde, tras largos actos ascéticos, se hicieron famosos por el don de hacer maravillas y de penetración. Los venerables ancianos Jenofonte y María también recibieron el don de los milagros de Dios, realizando una ascesis en silencio y en estricto ayuno. En el culto ortodoxo, los venerables Jenofonte y María son los protectores de todos los difuntos. En términos iconográficos, la representación más común de estos dos santos es con sus dos hijos. Sin embargo, representaciones como la del lote subastado también son aceptables en la iconografía tradicional. Este icono, realizado en óleo sobre tabla, presenta finos elementos decorativos que simulan el esmaltado. El vibrante fondo dorado aporta luz y simboliza el resplandor divino. Una serie de signos, aunque muy sutiles y casi diluidos en la iconografía tradicional, como, por ejemplo, la bendición con dos dedos y la cruz de ocho puntas visible en el chitón de San Jenofonte, indican que el presente icono puede haber sido producido en los talleres de los Antiguos Creyentes.

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Escuela rusa, segunda mitad del siglo XIX. "San Jenofonte y María". Óleo, pan de oro sobre tabla. Medidas: 18 x 14 cm. El venerable Jenofonte y su esposa María, así como sus hijos Arcadio y Juan, eran ciudadanos nobles de Constantinopla en el siglo V. A pesar de su riqueza y nobleza, se distinguían por su sencillez espiritual y su bondad. Deseando dar a sus hijos una mejor educación, los enviaron a la ciudad fenicia de Beirut. Por desgracia, el barco en el que los dos hermanos habían zarpado naufragó. Las olas los arrojaron a distintas partes de la costa. Afligidos por su separación, los hermanos se consagraron a Dios y aceptaron el monacato. Los padres no recibieron noticias de sus hijos durante mucho tiempo y los consideraron perdidos. Pero Jenofonte, ya anciano, mantuvo la fe en el Señor, consoló a su esposa María y le aconsejó que no se afligiera y que creyera que el Señor protegería a sus hijos. Varios años más tarde, el matrimonio peregrinó a los lugares santos y por casualidad se encontró con sus hijos en Jerusalén, que por aquel entonces ya eran ascetas en varios monasterios. Por alegría y gratitud a Dios, Jenofonte y María aceptaron el monacato y dedicaron toda su vida al cristianismo. Los monjes Arcadio y Juan, después de despedirse de sus padres, ascendieron al desierto, donde, tras largos actos ascéticos, se hicieron famosos por el don de hacer maravillas y de penetración. Los venerables ancianos Jenofonte y María también recibieron el don de los milagros de Dios, realizando una ascesis en silencio y en estricto ayuno. En el culto ortodoxo, los venerables Jenofonte y María son los protectores de todos los difuntos. En términos iconográficos, la representación más común de estos dos santos es con sus dos hijos. Sin embargo, representaciones como la del lote subastado también son aceptables en la iconografía tradicional. Este icono, realizado en óleo sobre tabla, presenta finos elementos decorativos que simulan el esmaltado. El vibrante fondo dorado aporta luz y simboliza el resplandor divino. Una serie de signos, aunque muy sutiles y casi diluidos en la iconografía tradicional, como, por ejemplo, la bendición con dos dedos y la cruz de ocho puntas visible en el chitón de San Jenofonte, indican que el presente icono puede haber sido producido en los talleres de los Antiguos Creyentes.

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