Null Escuela rusa, talleres de los Antiguos Creyentes, siglo XVIII.


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Descripción

Escuela rusa, talleres de los Antiguos Creyentes, siglo XVIII. "La resurrección de Cristo, el descenso de Cristo a los infiernos y su vida en 28 escenas hagiográficas". Témpera sobre tabla. Medidas: 53 x 42,5 cm. El descenso de Cristo a los infiernos es una de las representaciones más importantes de la iconografía cristiana. Este pasaje se conoce en la antigua Rus desde el siglo XI, aunque se hizo más popular en la segunda mitad del siglo XIV. La iconografía de este pasaje del Nuevo Testamento se desarrolló finalmente en el siglo XVII en los talleres de Moscú. En este periodo, el icono alcanzó su máxima complejidad, combinando los pasajes del Nuevo y del Antiguo Testamento, y componiendo al mismo tiempo las escenas de la Resurrección y del descenso de Cristo a los infiernos en una sola. El icono de interés atrae la atención del espectador con su compleja estructura, concentrando la máxima atención en el registro central, donde, a través de una composición compleja y dinámica, se narran simultáneamente la resurrección y el descenso a los infiernos. En ambos casos, la figura de Cristo en una mandorla dorada está rodeada de varios santos, apóstoles y personajes del Antiguo Testamento, como Adán, que se reconoce como un hombre con barba que sostiene la mano de Cristo. En esta sección llama la atención la alegoría del infierno, representado como un ojo y policromado en tonos rojizos. El registro central está rodeado por dos filas de escenas hagiográficas, que relatan pasajes marianos, la vida de Cristo y sus pasiones. Cada una de estas veintiocho escenas llama la atención por su calidad pictórica, su gran detalle y su riqueza arquitectónica. Entre este horror vacui, destacan algunos detalles que ayudan a clasificar este icono como perteneciente a los talleres de los Antiguos Creyentes. Por ejemplo, la abundancia de diversas inscripciones en los marcos de las escenas-miniatura, y la tipología de la cruz de ocho puntas con una calavera en los pies de Jesucristo, o la bendición con dos dedos, son los signos más evidentes. Los Viejos Creyentes eran un grupo de ortodoxos que, tras las reformas eclesiásticas de Nikon de 1654, decidieron seguir a su oponente Avvakum, defendiendo los fundamentos tradicionales de la Iglesia Ortodoxa. Huyendo de la persecución, se instalaron en los pueblos de Pomorie, cerca de los Urales y en Siberia, aunque en el siglo XVIII comenzaron a asentarse en las zonas del norte, cerca de Moscú. Ya en 1905 se legalizó la fe de los antiguos creyentes, lo que despertó en el Imperio ruso un interés por el descubrimiento del patrimonio religioso nacional, así como el desarrollo del coleccionismo de iconos antiguos, nunca antes experimentado.

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Escuela rusa, talleres de los Antiguos Creyentes, siglo XVIII. "La resurrección de Cristo, el descenso de Cristo a los infiernos y su vida en 28 escenas hagiográficas". Témpera sobre tabla. Medidas: 53 x 42,5 cm. El descenso de Cristo a los infiernos es una de las representaciones más importantes de la iconografía cristiana. Este pasaje se conoce en la antigua Rus desde el siglo XI, aunque se hizo más popular en la segunda mitad del siglo XIV. La iconografía de este pasaje del Nuevo Testamento se desarrolló finalmente en el siglo XVII en los talleres de Moscú. En este periodo, el icono alcanzó su máxima complejidad, combinando los pasajes del Nuevo y del Antiguo Testamento, y componiendo al mismo tiempo las escenas de la Resurrección y del descenso de Cristo a los infiernos en una sola. El icono de interés atrae la atención del espectador con su compleja estructura, concentrando la máxima atención en el registro central, donde, a través de una composición compleja y dinámica, se narran simultáneamente la resurrección y el descenso a los infiernos. En ambos casos, la figura de Cristo en una mandorla dorada está rodeada de varios santos, apóstoles y personajes del Antiguo Testamento, como Adán, que se reconoce como un hombre con barba que sostiene la mano de Cristo. En esta sección llama la atención la alegoría del infierno, representado como un ojo y policromado en tonos rojizos. El registro central está rodeado por dos filas de escenas hagiográficas, que relatan pasajes marianos, la vida de Cristo y sus pasiones. Cada una de estas veintiocho escenas llama la atención por su calidad pictórica, su gran detalle y su riqueza arquitectónica. Entre este horror vacui, destacan algunos detalles que ayudan a clasificar este icono como perteneciente a los talleres de los Antiguos Creyentes. Por ejemplo, la abundancia de diversas inscripciones en los marcos de las escenas-miniatura, y la tipología de la cruz de ocho puntas con una calavera en los pies de Jesucristo, o la bendición con dos dedos, son los signos más evidentes. Los Viejos Creyentes eran un grupo de ortodoxos que, tras las reformas eclesiásticas de Nikon de 1654, decidieron seguir a su oponente Avvakum, defendiendo los fundamentos tradicionales de la Iglesia Ortodoxa. Huyendo de la persecución, se instalaron en los pueblos de Pomorie, cerca de los Urales y en Siberia, aunque en el siglo XVIII comenzaron a asentarse en las zonas del norte, cerca de Moscú. Ya en 1905 se legalizó la fe de los antiguos creyentes, lo que despertó en el Imperio ruso un interés por el descubrimiento del patrimonio religioso nacional, así como el desarrollo del coleccionismo de iconos antiguos, nunca antes experimentado.

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