Escuela española; siglo XVII. "Asunción de la Virgen" Óleo sobre lienzo. Revestido. Presenta restos de xilófagos y marco del siglo XIX. Necesita limpieza. Medidas: 74,5 x 75 cm. La Asunción de la Virgen es una narración que procede de los escritos apócrifos del profeta Elías y no fue declarada dogma de fe hasta 1950. La leyenda de Elías cuenta cómo la Virgen ascendió al cielo, con la ayuda de los ángeles, mientras era vigilada atentamente por los apóstoles. La expresión Asunción es significativa: se opone a la Ascensión, como lo pasivo a lo activo. En otras palabras, María no asciende al cielo por sus propios medios, como Cristo, sino que es elevada al Paraíso por los ángeles. El arte bizantino representa la Asunción del alma de la Virgen, subida por Cristo en su lecho de muerte. El arte occidental, por el contrario, representa su asunción corporal fuera de la tumba donde los apóstoles la habían enterrado. Por tanto, en la iconografía hay que distinguir entre la Asunción del alma de la Virgen en forma de niño y la Asunción de su cuerpo glorioso, que es la que se representa aquí. El modelo europeo presenta a María en actitud orante, con las manos juntas, rodeada de luz dorada, llevada por ángeles y dejando a sus pies el sepulcro abierto, que puede aparecer vacío o lleno de lirios y rosas. Como resultado de la confusión iconográfica, la Asunción pierde su carácter original y se convierte en la Ascensión, como es el caso de la presente obra. En lugar de ser elevada por los ángeles, la Virgen vuela sola, con los brazos extendidos; los ángeles que la rodean sólo forman una procesión. Esta transformación se consumó en el arte italiano del siglo XVI, y se extendió gradualmente al resto de Europa. Sin embargo, esta nueva fórmula no eliminó la antigua, de la que se pueden encontrar ejemplos en el siglo XVII. Por sus características formales, esta pintura puede relacionarse con el círculo de Pedro Pablo Rubens, un pintor de la escuela flamenca que, sin embargo, compitió en igualdad de condiciones con los artistas italianos contemporáneos y tuvo una gran importancia internacional, ya que su influencia fue también clave en otras escuelas, como en el caso de la transición al pleno barroco en España. Aunque nació en Westfalia, Rubens creció en Amberes, de donde era originaria su familia. Tras completar su formación, Rubens ingresó en el gremio de pintores de Amberes en 1598. Sólo dos años después viajó a Italia, donde permaneció desde 1600 hasta 1608. Durante este periodo decisivo, el joven maestro flamenco conoció de primera mano el naturalismo y el clasicismo, las obras de Caravaggio y los Carracci.