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Descripción

EMILIO GRAU SALA (Barcelona, 1911 - 1977). "En el Hipódromo", París, 1963. Óleo sobre lienzo. Firmado en la esquina inferior izquierda. Firmado, fechado y localizado al dorso. Medidas: 27 x 22 cm; 48,5 x 40 cm (marco). Grau Sala parte en esta obra del modelo natural para construir una composición dinámica caracterizada por la libertad casi absoluta del color y por la fuerza expresiva de las texturas. Aplica su personalísimo cromatismo de herencia fauve, con planos de varias tonalidades aplicados de forma expresiva y libre, a base de pinceladas superpuestas y secas, de manera que los colores no se tapan unos a otros. Al mismo tiempo, confieren al paisaje una cierta vibración que multiplica los reflejos del sol bajo una luz clara y uniforme, evitando sombras densas e iluminando vivamente los colores. Hijo del dibujante Juan Grau Miró, Grau Sala compaginó su asistencia a la Escuela de Bellas Artes de Barcelona con una formación esencialmente autodidacta. En 1930 realizó su primera exposición en la galería Badriñas de Barcelona. Al comienzo de la Guerra Civil, en 1936, se traslada a París, donde se instala en la colonia de artistas españoles de Montparnasse. Ese mismo año recibe el primer Premio Carnegie. En los veinticinco años que permaneció allí, conoció de cerca las vanguardias, aunque siempre optó por una figuración colorista, derivada del impresionismo y el fauvismo. Era un camino ya recorrido por el circuito comercial, superado en cuanto a novedad por el cubismo y el surrealismo, pero que se mantuvo vivo a un alto nivel gracias a maestros como Bonnard, Chagall y Dufy. De hecho, pronto se dio a conocer en París como el sucesor del espíritu y los valores impresionistas, directamente relacionados con Bonnard y Vuillard. Esta elección estilística de Grau Sala condicionó la de su esposa, Ángeles Santos, que abandonó su singular surrealismo por un paisaje más convencional, decisión que la crítica no dudó en lamentar. El éxito de su estilo llevó a Grau Sala a dedicarse también a la obra gráfica (grabados, litografías, ilustraciones para novelas, carteles...), así como a la escenografía teatral. La gracia y finura de sus personajes, la viveza de los colores y la elegante atmósfera de los ambientes que plasmaba le hicieron cosechar un gran éxito y reconocimiento en todo el mundo. Realizó varias exposiciones individuales, principalmente en Barcelona y París, pero también en ciudades como Nueva York, Toulouse, Londres y Los Ángeles. En 1963 regresó a Barcelona, cuando la figuración anquilosada de la España franquista empezaba a ser cuestionada por Oteiza, Chillida, Tàpies y el colectivo "El Paso". Sin embargo, se mantuvo fiel a su estilo, y hasta su muerte en 1975 trabajó dentro de su línea personal, centrada en sus temas favoritos, figuras femeninas, interiores y paisajes, en una ambientación temporal vagamente clásica y nostálgica del siglo XIX. Tras su muerte, y durante más de una década, Grau Sala quedó eclipsado por las múltiples novedades que surgían en la España democrática, pero a partir de los años noventa, el nuevo auge del coleccionismo de nivel medio relanzó a Grau Sala, al ser entendido como un intérprete del Impresionismo en clave española. Obras de Emilio Grau Sala se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y el Instituto de Arte y Cultura Contemporáneos Óscar Domínguez.

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EMILIO GRAU SALA (Barcelona, 1911 - 1977). "En el Hipódromo", París, 1963. Óleo sobre lienzo. Firmado en la esquina inferior izquierda. Firmado, fechado y localizado al dorso. Medidas: 27 x 22 cm; 48,5 x 40 cm (marco). Grau Sala parte en esta obra del modelo natural para construir una composición dinámica caracterizada por la libertad casi absoluta del color y por la fuerza expresiva de las texturas. Aplica su personalísimo cromatismo de herencia fauve, con planos de varias tonalidades aplicados de forma expresiva y libre, a base de pinceladas superpuestas y secas, de manera que los colores no se tapan unos a otros. Al mismo tiempo, confieren al paisaje una cierta vibración que multiplica los reflejos del sol bajo una luz clara y uniforme, evitando sombras densas e iluminando vivamente los colores. Hijo del dibujante Juan Grau Miró, Grau Sala compaginó su asistencia a la Escuela de Bellas Artes de Barcelona con una formación esencialmente autodidacta. En 1930 realizó su primera exposición en la galería Badriñas de Barcelona. Al comienzo de la Guerra Civil, en 1936, se traslada a París, donde se instala en la colonia de artistas españoles de Montparnasse. Ese mismo año recibe el primer Premio Carnegie. En los veinticinco años que permaneció allí, conoció de cerca las vanguardias, aunque siempre optó por una figuración colorista, derivada del impresionismo y el fauvismo. Era un camino ya recorrido por el circuito comercial, superado en cuanto a novedad por el cubismo y el surrealismo, pero que se mantuvo vivo a un alto nivel gracias a maestros como Bonnard, Chagall y Dufy. De hecho, pronto se dio a conocer en París como el sucesor del espíritu y los valores impresionistas, directamente relacionados con Bonnard y Vuillard. Esta elección estilística de Grau Sala condicionó la de su esposa, Ángeles Santos, que abandonó su singular surrealismo por un paisaje más convencional, decisión que la crítica no dudó en lamentar. El éxito de su estilo llevó a Grau Sala a dedicarse también a la obra gráfica (grabados, litografías, ilustraciones para novelas, carteles...), así como a la escenografía teatral. La gracia y finura de sus personajes, la viveza de los colores y la elegante atmósfera de los ambientes que plasmaba le hicieron cosechar un gran éxito y reconocimiento en todo el mundo. Realizó varias exposiciones individuales, principalmente en Barcelona y París, pero también en ciudades como Nueva York, Toulouse, Londres y Los Ángeles. En 1963 regresó a Barcelona, cuando la figuración anquilosada de la España franquista empezaba a ser cuestionada por Oteiza, Chillida, Tàpies y el colectivo "El Paso". Sin embargo, se mantuvo fiel a su estilo, y hasta su muerte en 1975 trabajó dentro de su línea personal, centrada en sus temas favoritos, figuras femeninas, interiores y paisajes, en una ambientación temporal vagamente clásica y nostálgica del siglo XIX. Tras su muerte, y durante más de una década, Grau Sala quedó eclipsado por las múltiples novedades que surgían en la España democrática, pero a partir de los años noventa, el nuevo auge del coleccionismo de nivel medio relanzó a Grau Sala, al ser entendido como un intérprete del Impresionismo en clave española. Obras de Emilio Grau Sala se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y el Instituto de Arte y Cultura Contemporáneos Óscar Domínguez.

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