Domingo Soler (Sabadell, Barcelona, 1871-Barcelona, 1951) 
Paisaje rural.
Doming…
Descripción

Domingo Soler (Sabadell, Barcelona, 1871-Barcelona, 1951) Paisaje rural. Domingo Soler (Sabadell, Barcelona, 1871-Barcelona, 1951) Paisaje rural. Óleo sobre lienzo. Firmado. 50 x 65 cm.

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Domingo Soler (Sabadell, Barcelona, 1871-Barcelona, 1951)

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FRANCESC SERRA CASTELLET (Barcelona, 1912 - Tossa, Girona, 1976). "Desnudo femenino". Óleo sobre tablex. Presenta boceto al dorso. Firmado en la esquina inferior derecha. Medidas: 60 x 83 cm; 74 x 97 cm (marco). Pintor y dibujante, Francesc Serra pasó su juventud en Granollers, Barcelona. Aunque pasó fugazmente por la Escuela de La Lonja de Barcelona, es básicamente un autor autodidacta. Realizó su primera exposición en 1932, en la Sala Parés de Barcelona, y participó en los Salones de Primavera entre 1934 y 1936. En 1936 y 1937 fue invitado especial del Carnegie Institute de Pittsburgh, Estados Unidos. Continuó realizando exposiciones individuales en Barcelona, principalmente en la Sala Gaspar. Gran admirador de Degas, se sintió especialmente influido por su tema favorito, el femenino. Esporádicamente abordó también otros temas, como el paisaje urbano, del que cabe destacar la serie de París, presentada en 1951. Asimismo, con sus retratos de la mina de plomo se acercó al realismo sensible de Ingres. Obtuvo varios premios, entre ellos el Sant Jordi de Barcelona (1953) y las primeras medallas en las Exposiciones Nacionales de Madrid (1957) y Barcelona (1960). Reunió varios dibujos inéditos bajo el título "Dibujos de Serra" (1973), con prólogo de Santos Torroella. Decidido defensor del realismo en el arte y de la figuración tradicional frente a las vanguardias, publicó el ensayo "La aventura del arte contemporáneo" (1953), con prólogo de Rafael Benet. Está representado en los Museos de Arte Moderno de Madrid y Barcelona y en los Museos de Bellas Artes de l'Empordà y Sabadell.

DOMINGO RAMOS ENRÍQUEZ (Cuba, 1894 - 1956). "Paisaje con carretera". Óleo sobre lienzo. Firmado en el margen inferior. Presenta desperfectos en el bastidor. Medidas: 91 x 55 cm; 107 x 70 cm (marco). Domingo Ramos Enríquez nació en Güines. Desde temprana edad manifestó su vocación por la pintura y tuvo la oportunidad de estudiar en La Habana, en la Academia de San Alejandro. Se hizo popular tras un concurso organizado por la revista Bohemia en 1912; más tarde recibió una pensión del gobierno cubano para continuar sus estudios en Madrid, en la Academia de San Fernando. Perfeccionó su arte a partir de las clases recibidas en la Academia y de un extenso recorrido por Europa y su red de tendencias pictóricas, y en 1919 expuso en Barcelona varios paisajes de la geografía española, muy bien acogidos por el público. En 1921 volvió a la Isla, donde presentó una exposición de 41 cuadros, notables por su ejecución. Aunque fue un pintor de proyecciones internacionales, como paisajista no dejó de captar lo autóctono; en este sentido, durante todo su crecimiento artístico le acompañaría la peculiar geografía pinareña, ejemplificada en piezas como El valle de Viñales, Nocturno, Mogotes de La Costanera, Siembra de Viñales, La sierra principal, Ensenada de Palmarito, Las dos hermanas y Sierra del Cuajaní. A su vez, el paisaje habanero quedaría reflejado en los cuadros El río Almendares, El bosque, Habana, Alrededores de Puentes Grandes, Río Piloña de La Habana y Los Colosos, entre otros. Poco después, en 1923, se mostró en un local del Diario de la Marina una exposición de treinta y ocho obras de Domingo Ramos, entre ellas algunas inspiradas también en el paisaje occidental de la Isla, el pictórico del Pinar y La Habana: Tarde en el Valle, Otoño en Viñales, Atardecer, Peñas de Viñales, Cueva del Espejo, Remanso del río San Vicente, Lomas de Santo Tomás y Tarde Dorada. Esta exposición contribuyó a consolidar su prestigio como creador. En 1838, uno de sus grandes paisajes presidió la exposición cubana presentada en la Feria de Nueva York. Los mogotes de la Sierra de los Órganos, en pleno atardecer, fueron captados por el artista con particular maestría y emoción creadora, con motivo de este acontecimiento internacional. Se dice que el cuadro fue uno de los más atractivos para el público que asistió al evento, deslumbrado por la exuberancia de la naturaleza cubana. Los paisajes rurales de Domingo Ramos marcarían un hito en la plástica cubana y en las proyecciones posteriores de muchos de nuestros artistas.