PEDRO DE CAMPROBIN Almagro, Ciudad Real (1605) / Sevilla (1674) "Naturaleza muerta", c. 1660 Óleo sobre lienzo. Procedencia: Madrid, Colección Granados; colección particular. Bibliografía: Del Campo, J. y Palencia, JM, El esplendor del barroco andaluz. Colección Granados, Córdoba, Fundación Caja Sur, 2007-2008, Sevilla, Hospital de la Caridad, 2008, pp. 66-67. Pedro de Camprobin es uno de los principales representantes de la pintura de bodegones en la ciudad de Sevilla, aunque su formación tuvo lugar en Toledo con el pintor Luis Tristán. Su obra evolucionó desde un naturalismo de fuerte impronta tenebrista, como demuestra el Bodegón conservado en el Meadows Museum de Dallas, hacia un estilo mucho más personal en el que es evidente la influencia de la tradición local, ejemplificada en las obras de Juan de Zurbarán, creando un tipo de bodegón elegante, austero y expresivo. Sus cuadros tendían hacia paletas de colores sobrios y reducidos, presentando a menudo algunos elementos típicos del arte flamenco como la presencia de mariposas e insectos. El cuadro que presentamos aquí, que perteneció a la colección Granados, es un buen ejemplo de la sobriedad que caracteriza sus bodegones. Sobre una mesa encontramos dispuestas una copa de cristal, un manojo de rábanos, queso, una botella de vino, unos melocotones y una barra de pan. El magistral modelado de estos objetos, construido a través de una sutil gradación de la luz, le permite captar sus diferentes texturas materiales, como la transparencia del cristal o la superficie aterciopelada de las frutas. Las mismas cualidades y modelos que observamos en el presente cuadro, como la copa y los melocotones, se encuentran en otras obras de Camprobin como en la Cesta con melocotones y ciruelas del Museo del Prado (P007916). También la misma botella, aunque dada la vuelta. De forma diferente, la encontramos en un Bodegón, antiguamente en el Museo de Arte de Raleigh, Carolina del Norte, y en otras dos composiciones suyas fechadas en 1663 que estuvieron en una colección privada de Londres y pasaron después a Suiza. Además, en la distribución de los elementos de su composición y en las calidades de algunos objetos como el queso, el vaso de cristal o la hogaza de pan, presenta un paralelismo formal muy estrecho con un Bodegón de cocina, de idénticas medidas, que estuvo en una colección particular madrileña y que hace unos meses fue adquirido para formar parte de los fondos del Museo del Prado. Medidas: 80,5 x 102,5 cm.