Colgante: Cultura fenicia, siglo I a.C.

Pasta vítrea y oro.

Medidas: 2 cm (diá…
Descripción

Colgante: Cultura fenicia, siglo I a.C. Pasta vítrea y oro. Medidas: 2 cm (diámetro). Colgante para el mal de ojo, bañado en oro con núcleo de pasta vítrea. La pieza está realizada con pasta vítrea. La técnica del núcleo aparece en Mesopotamia en tono al 1500 a.C., y goza de un primer florecimiento en Egipto entre el 1500 y el 1200 a.C.. Un segundo florecimiento tendrá lugar en todo el Mediterráneo entre los siglos VI y I a.C. Será la técnica más utilizada hasta el descubrimiento del vidrio soplado en época romana, cuando desaparecerá definitivamente. Consiste en preparar la masa introduciendo las distintas sustancias en un crisol, donde se calentaban hasta que se fundían entre sí. Después se deja enfriar y se raspa la superficie, aprovechando que sólo en el centro es donde el vidrio es más puro. Este proceso se repite varias veces hasta obtener una pasta vítrea lo más pura posible. Entonces se forma un núcleo con la forma aproximada de la pieza deseada, con una mezcla de arcilla, estiércol y paja, y se pincha en el extremo de una varilla. A continuación, este núcleo se recubre de vidrio sumergiéndolo en el crisol o, para obtener mejores resultados, cubriéndolo con cordones de vidrio caliente enrollados a su alrededor. Para alisarlo, se hace rodar la pieza sobre una superficie plana.

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Colgante: Cultura fenicia, siglo I a.C. Pasta vítrea y oro. Medidas: 2 cm (diámetro). Colgante para el mal de ojo, bañado en oro con núcleo de pasta vítrea. La pieza está realizada con pasta vítrea. La técnica del núcleo aparece en Mesopotamia en tono al 1500 a.C., y goza de un primer florecimiento en Egipto entre el 1500 y el 1200 a.C.. Un segundo florecimiento tendrá lugar en todo el Mediterráneo entre los siglos VI y I a.C. Será la técnica más utilizada hasta el descubrimiento del vidrio soplado en época romana, cuando desaparecerá definitivamente. Consiste en preparar la masa introduciendo las distintas sustancias en un crisol, donde se calentaban hasta que se fundían entre sí. Después se deja enfriar y se raspa la superficie, aprovechando que sólo en el centro es donde el vidrio es más puro. Este proceso se repite varias veces hasta obtener una pasta vítrea lo más pura posible. Entonces se forma un núcleo con la forma aproximada de la pieza deseada, con una mezcla de arcilla, estiércol y paja, y se pincha en el extremo de una varilla. A continuación, este núcleo se recubre de vidrio sumergiéndolo en el crisol o, para obtener mejores resultados, cubriéndolo con cordones de vidrio caliente enrollados a su alrededor. Para alisarlo, se hace rodar la pieza sobre una superficie plana.

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