Descripción

Juegos Olímpicos/ Verano, 1934-1988-1992/ Cartel original: "El bádminton, un verdadero deporte". En esta fabulosa litografía firmada por el gran Maurice Lauro (1878-1934) a finales de los años veinte, la lucha por el reconocimiento del bádminton es intensa. Y los entusiastas del bádminton de la época intentaban, de forma inteligente y artística, llenar el doble vacío que había abandonado y abierto el lawn tennis. Después de todo, el tenis sobre hierba desapareció del programa olímpico tras los Juegos de París, y esta creación autoproclamada "deportiva" era un intento de hacerse con el poder: el bádminton bien podía hacerse con él, ¿no? El problema fue que los Mosqueteros llenaron el vacío en 1927 al ganar y defender la Copa Davis. La oportunidad de sucesión se hizo menos evidente, y las dos disciplinas permanecieron en la sombra olímpica hasta la década de 1980. El tenis lo demostró en 1984, y el bádminton en 1988 en Seúl, en casa. Ninguno de los dos dejaría pasar la oportunidad. Con esta obra icónica, Lauro pone la piedra angular de esta larga aventura hacia el reconocimiento, que ya había dado sus frutos en 1934, año de la muerte del artista, ¡con la aparición de una Federación Internacional de Bádminton! Esta construcción gráfica es tan precisa que podemos suponer razonablemente que el artista debía de ser un practicante y que este grito salido del corazón: "El bádminton es un deporte de verdad", era efectivamente suyo, y ciertamente no fruto de la casualidad o de un encargo, no habría podido llegar tan lejos y "jugar" con tanta precisión. En resumen, si el bádminton ha podido sobrevivir, desarrollarse y extenderse por el mundo, con unos 400 millones de aficionados al volante, es por su belleza y su dimensión deportiva, de las que Lauro es aquí el deslumbrante intérprete. Como saben, esta operación comando culminó en 1988 en Seúl, donde la disciplina es reina, como en toda Asia. Sólo en demostración, cruzó la puerta olímpica en Barcelona en 1992. Desde entonces, no se ha convertido en indispensable, sino en esencial para el programa olímpico. Y mientras Asia sigue siendo el motor, Europa, con España y Dinamarca, no da su lengua al dragón, como le dirá el discreto pero talentoso representante de Francia en los Juegos de 1996, Etienne Thobois. Tanto más cuanto que los franceses son ahora también ases del vuelo, habiéndose vuelto al menos tan competitivos como sus primos hermanos en el tenis. Sonría, Sr. Lauro, y de verdad... Litografía, lienzo, 64x44. Excepcionalmente fresca. Maurice Lauro (1878-1934) Cartel "Badminton Tamaño: 64 x 44 cm Restauración. En esta litografía, el artista ha sabido captar el alma viva de un deporte que a veces roza la danza. Empezó como caricaturista de prensa, dándose a conocer antes de la Gran Guerra en "Le Rire", así como en "Le Journal", "Le Pêle-Mêle" y "l'Almanach Vermot" (1906-1919), su colaboración más larga. Después llegaron los locos años veinte, y su paso a la moda y el diseño de carteles fue todo un éxito. Así surgieron sus carteles para Trouville, La Baule y Niza (Palais de la Méditerranée), así como sus trabajos para la cerveza Champigneules y las bicicletas Automoto. Murió en 1934, el año en que se fundó la Federación Internacional de Bádminton. Un especialista ha especulado que esta imagen de 1925 estaba destinada a la ciudad de Dieppe, uno de los primeros bastiones de este deporte desde 1908. El bádminton es deporte olímpico desde 1992.

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Juegos Olímpicos/ Verano, 1934-1988-1992/ Cartel original: "El bádminton, un verdadero deporte". En esta fabulosa litografía firmada por el gran Maurice Lauro (1878-1934) a finales de los años veinte, la lucha por el reconocimiento del bádminton es intensa. Y los entusiastas del bádminton de la época intentaban, de forma inteligente y artística, llenar el doble vacío que había abandonado y abierto el lawn tennis. Después de todo, el tenis sobre hierba desapareció del programa olímpico tras los Juegos de París, y esta creación autoproclamada "deportiva" era un intento de hacerse con el poder: el bádminton bien podía hacerse con él, ¿no? El problema fue que los Mosqueteros llenaron el vacío en 1927 al ganar y defender la Copa Davis. La oportunidad de sucesión se hizo menos evidente, y las dos disciplinas permanecieron en la sombra olímpica hasta la década de 1980. El tenis lo demostró en 1984, y el bádminton en 1988 en Seúl, en casa. Ninguno de los dos dejaría pasar la oportunidad. Con esta obra icónica, Lauro pone la piedra angular de esta larga aventura hacia el reconocimiento, que ya había dado sus frutos en 1934, año de la muerte del artista, ¡con la aparición de una Federación Internacional de Bádminton! Esta construcción gráfica es tan precisa que podemos suponer razonablemente que el artista debía de ser un practicante y que este grito salido del corazón: "El bádminton es un deporte de verdad", era efectivamente suyo, y ciertamente no fruto de la casualidad o de un encargo, no habría podido llegar tan lejos y "jugar" con tanta precisión. En resumen, si el bádminton ha podido sobrevivir, desarrollarse y extenderse por el mundo, con unos 400 millones de aficionados al volante, es por su belleza y su dimensión deportiva, de las que Lauro es aquí el deslumbrante intérprete. Como saben, esta operación comando culminó en 1988 en Seúl, donde la disciplina es reina, como en toda Asia. Sólo en demostración, cruzó la puerta olímpica en Barcelona en 1992. Desde entonces, no se ha convertido en indispensable, sino en esencial para el programa olímpico. Y mientras Asia sigue siendo el motor, Europa, con España y Dinamarca, no da su lengua al dragón, como le dirá el discreto pero talentoso representante de Francia en los Juegos de 1996, Etienne Thobois. Tanto más cuanto que los franceses son ahora también ases del vuelo, habiéndose vuelto al menos tan competitivos como sus primos hermanos en el tenis. Sonría, Sr. Lauro, y de verdad... Litografía, lienzo, 64x44. Excepcionalmente fresca. Maurice Lauro (1878-1934) Cartel "Badminton Tamaño: 64 x 44 cm Restauración. En esta litografía, el artista ha sabido captar el alma viva de un deporte que a veces roza la danza. Empezó como caricaturista de prensa, dándose a conocer antes de la Gran Guerra en "Le Rire", así como en "Le Journal", "Le Pêle-Mêle" y "l'Almanach Vermot" (1906-1919), su colaboración más larga. Después llegaron los locos años veinte, y su paso a la moda y el diseño de carteles fue todo un éxito. Así surgieron sus carteles para Trouville, La Baule y Niza (Palais de la Méditerranée), así como sus trabajos para la cerveza Champigneules y las bicicletas Automoto. Murió en 1934, el año en que se fundó la Federación Internacional de Bádminton. Un especialista ha especulado que esta imagen de 1925 estaba destinada a la ciudad de Dieppe, uno de los primeros bastiones de este deporte desde 1908. El bádminton es deporte olímpico desde 1992.

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Subasta el lunes 29 jul : 16:30 (CEST)
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