Null Escuela española; finales del siglo XIX. 

"Bebedor". 

Óleo sobre lienzo. …
Descripción

Escuela española; finales del siglo XIX. "Bebedor". Óleo sobre lienzo. Presenta inscripción al dorso y firma apócrifa. Medidas: 60 x 46 cm; 77 x 63,5 cm (marco). Se trata de una obra perfectamente encuadrada dentro del barroco naturalista, heredero de José de Ribera, protagonizada por un hombre totalmente terrenal, con un rostro alejado de cualquier idealización, surcado por profundas arrugas... . Como es habitual dentro del barroco naturalista, la composición es sencilla y clara, con el personaje en primer plano sobre un fondo neutro y oscuro que realza su presencia física. Aparte del modelo humano y de esta composición, la iluminación es también claramente naturalista, un tenebrismo derivado directamente de Ribera que se basa en un foco artificial dirigido. El cromatismo es también típico de esta escuela, muy limitado en torno a los ocres, terrosos y carmesíes, reflejando una atmósfera cálida y naturalista. Este óleo sobre lienzo presenta una escena satírica en la que la figura mira al espectador con actitud bufonesca. Es un personaje más cercano al naturalismo, que también está presente en la atención a las cualidades de los objetos, como el cántaro o la blusa blanca. La pintura de género en general, encierra una lección moral a veces apenas disimulada. Las escenas pintorescas y satíricas, con rudos campesinos entregados a los placeres, así como las escenas de ciudadanos conversando o bailando, han sido reconocidas desde hace tiempo como ejemplos morales negativos que también aparecen como metáforas en la literatura moralizante popular de la época. En este tipo de pinturas los personajes serán los protagonistas absolutos, y más especialmente sus rostros y expresiones. Son también obras derivadas del naturalismo, trabajadas en cromatismos reducidos, en torno a colores terrosos, ocres, carmines, etc.

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Escuela española; finales del siglo XIX. "Bebedor". Óleo sobre lienzo. Presenta inscripción al dorso y firma apócrifa. Medidas: 60 x 46 cm; 77 x 63,5 cm (marco). Se trata de una obra perfectamente encuadrada dentro del barroco naturalista, heredero de José de Ribera, protagonizada por un hombre totalmente terrenal, con un rostro alejado de cualquier idealización, surcado por profundas arrugas... . Como es habitual dentro del barroco naturalista, la composición es sencilla y clara, con el personaje en primer plano sobre un fondo neutro y oscuro que realza su presencia física. Aparte del modelo humano y de esta composición, la iluminación es también claramente naturalista, un tenebrismo derivado directamente de Ribera que se basa en un foco artificial dirigido. El cromatismo es también típico de esta escuela, muy limitado en torno a los ocres, terrosos y carmesíes, reflejando una atmósfera cálida y naturalista. Este óleo sobre lienzo presenta una escena satírica en la que la figura mira al espectador con actitud bufonesca. Es un personaje más cercano al naturalismo, que también está presente en la atención a las cualidades de los objetos, como el cántaro o la blusa blanca. La pintura de género en general, encierra una lección moral a veces apenas disimulada. Las escenas pintorescas y satíricas, con rudos campesinos entregados a los placeres, así como las escenas de ciudadanos conversando o bailando, han sido reconocidas desde hace tiempo como ejemplos morales negativos que también aparecen como metáforas en la literatura moralizante popular de la época. En este tipo de pinturas los personajes serán los protagonistas absolutos, y más especialmente sus rostros y expresiones. Son también obras derivadas del naturalismo, trabajadas en cromatismos reducidos, en torno a colores terrosos, ocres, carmines, etc.

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