Null Atribuido a Eugenio Lucas Villaamil (Madrid, 1858-1919)
Óleo sobre lienzo d…
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Atribuido a Eugenio Lucas Villaamil (Madrid, 1858-1919) Óleo sobre lienzo de 71 x 51 cm, enmarcado medidas: 91 x 72 cm

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Atribuido a Eugenio Lucas Villaamil (Madrid, 1858-1919) Óleo sobre lienzo de 71 x 51 cm, enmarcado medidas: 91 x 72 cm

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Atribuido a EUGENIO LUCAS VELÁZQUEZ, (Madrid, 1817 - 1870). "La fragua de Vulcano". Óleo sobre tabla. Medidas: 28 x 37 cm. Citado desde el siglo XIX como Eugenio Lucas Padilla, o Eugenio Lucas el Viejo, fue el artista romántico español que mejor entendió el arte de Goya. Formado en el neoclasicismo de la Academia de San Fernando, pronto dio un giro a su formación y se dedicó al estudio de Velázquez y, sobre todo, de Goya, cuyas obras admiraba y copiaba en el Museo del Prado. En la pintura de Goya, Lucas Velázquez encontró el punto de partida para desarrollar una pintura imaginativa y personal, de visiones fantásticas y pasiones desatadas, dentro del más puro estilo romántico. Su obra representa, de hecho, el mejor costumbrismo de la escuela madrileña del Romanticismo español. También toma la temática de Goya, y pintará escenas de la Inquisición, aquelarres, romerías y toros. Lienzos suyos como "Condenado por la Inquisición" o "El Cazador" (ambos en el Museo del Prado) atrajeron incluso al propio Manet durante su viaje a España. Lucas Velázquez también pintó, en 1850, el desaparecido techo del Teatro Real de Madrid, y al año siguiente fue nombrado pintor honorario de la cámara como paisajista. En 1853 fue nombrado Caballero de la Orden de Carlos III por la Reina Isabel II. Durante la década de los cincuenta continuó su carrera palaciega, siendo nombrado tasador de las Pinturas Negras de Goya en 1855, el mismo año en que participó en la Exposición Universal de París, donde su obra fue muy bien acogida por la crítica francesa. A partir de 1868, año de la renuncia al trono de Isabel II, comenzó su declive en paralelo al de la monarquía. En los años sesenta, como buen romántico, realizó varios viajes, entre los que destacan sus estancias en Italia, Marruecos y París. En la capital francesa conoció también a uno de los máximos exponentes del impresionismo francés, Edouard Manet. Murió en 1870, dejando como legado una importante y variada obra en la que podemos vislumbrar a un hombre de indudable originalidad y al que ningún campo le era ajeno. Sus obras se caracterizan por el uso de una pincelada briosa y un estilo desenfadado, sin preocupaciones dibujísticas, con una materia densa y empastada de gran riqueza cromática y con la presencia de fuertes claroscuros. Alcanzó un gran éxito como pintor costumbrista y de escenas de carácter fantástico y siniestro, si bien es cierto que también fue un excelente paisajista y retratista. La obra de Lucas Velázquez está muy bien representada en el Museo del Prado, y también en otros centros como el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo Lázaro Galdiano, el British Museum, el Metropolitan Museum de Nueva York y el Museo Goya de Castres (Francia).