San Francisco de Paula, santo napolitano para vestir, con base original, sur de …
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San Francisco de Paula, santo napolitano para vestir, con base original, sur de Italia, siglo XVIII-principios del XIX Vestidura en terciopelo y bordado de encaje de plata, conservando todos sus elementos originales. Medidas: 62 x 23 x 15 cm

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San Francisco de Paula, santo napolitano para vestir, con base original, sur de Italia, siglo XVIII-principios del XIX Vestidura en terciopelo y bordado de encaje de plata, conservando todos sus elementos originales. Medidas: 62 x 23 x 15 cm

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JACOPO MARIESCHI (Venecia, 1711-1794). "San Francisco de Paola" y "San Antonio Abad". Óleo sobre lienzo. Bastidores y marcos posteriores. Medidas: 38 x 29,5 cm; 50 x 41 cm (bastidor). Pintor a veces confundido con el vedutista contemporáneo Michele Marieschi, Jacopo Marieschi se especializó en pintura de historia, aunque también trabajó temas religiosos. Uno de los lienzos representa a Francisco de Paula, identificado por la leyenda "Charitas", lema del santo, que aparece en el margen inferior. La otra imagen representa a San Antonio de Padua o de Lisboa (Lisboa, ca. 1191 a 1195 - Padua, 1231) fue un fraile franciscano, predicador y teólogo, venerado por sus milagros y como santo y Doctor de la Iglesia, que primero fue miembro de la Orden de Canónigos Regulares de San Agustín, hasta que se hizo franciscano en 1220. San Antonio de Padua es, después de San Francisco de Asís, el más popular de los santos franciscanos. Se le representa como un joven imberbe con amplia tonsura monástica, vestido con hábito, y suele aparecer con el Niño Jesús, sosteniéndolo en brazos, en alusión a una aparición que tuvo en su celda. Se convirtió en el atributo más popular de este santo a partir del siglo XVI, siendo especialmente popular en el arte barroco de la Contrarreforma. San Francisco de Paula (1416-1507) fue un eremita italiano, fundador de la Orden de los Mínimos. Muy joven comenzó su vida como ermitaño en las afueras de su ciudad natal, Paula. Poco a poco fue adquiriendo fama por sus prodigios, y hacia 1450 ya había un grupo de seguidores en torno a su figura. Su comunidad creció, y en 1470 la Congregación de Ermitaños (la futura Orden de los Mínimos) recibió la aprobación diocesana del arzobispo de Consenza. Cuatro años más tarde, el Papa Sixto IV les concedió la aprobación pontificia. En 1483 Francisco de Paula viajó a Francia por orden del Papa y a petición del rey Luis XI. Allí desarrolló una labor diplomática a favor de la Santa Sede, al tiempo que intentaba obtener la aprobación de una Regla para su congregación, que finalmente consiguió en 1493.