Null Dos cámaras antiguas
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Dos cámaras antiguas

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FRANCESCA WOODMAN (Denver, Colorado, 1958-Nueva York, 1981). "Space2", Providence, Rhode Island, 1976. Gelatina de plata. Posteriormente impresa por Igor Bakht, sello en el reverso. Firmado por George y Betty Woodman, anotado n. 17 "Para Igor Kind Ryards" a lápiz. Sello de crédito PE/FW en el reverso. Procedencia: Colección privada Foster Glasgow. Medidas: 13,5 x 13,5 cm (imagen); 26,2 x 21,5 cm (papel). Francesca Woodman realizó esta serie en Providence, donde estudiaba, tras haber pasado un tiempo en Roma (con una beca). En la serie "Space2", Woodman se fotografía a sí misma interactuando con espacios arquitectónicos, a menudo en ruinas o abandonados. Utiliza estos espacios no sólo como escenarios, sino como elementos activos de la composición. Paredes, puertas y ventanas se convierten en parte integrante de las imágenes, interactuando con su cuerpo de forma simbólica y visual. Woodman utiliza espacios que evocan una sensación de abandono que contrasta con su presencia física, añadiendo una capa de tensión y vulnerabilidad a las imágenes. Francesca Woodman fue una fotógrafa estadounidense conocida por sus autorretratos íntimos en blanco y negro. Se licenció en la Escuela de Diseño de Rhode Island, la Universidad de Bellas Artes de Providence. Su fotografía se caracteriza principalmente por el uso de una única modelo, normalmente desnuda. Normalmente era ella, pero en varias fotografías retrató a varios de sus amigos. El cuerpo captado por la cámara solía estar en movimiento, debido a los largos tiempos de exposición, o la imagen no era nítida. También utilizaba otras técnicas, como enmascararse o intentar mimetizarse con los objetos o el propio entorno. Nació en una familia de artistas. Desde muy pequeña, junto con su hermano Charles Woodman, fue introducida en el mundo del arte por sus padres, George Woodman y Betty Woodman, ambos artistas plásticos. Hoy gestionan un archivo de más de 800 imágenes de su hija, 120 de las cuales han sido expuestas o publicadas. Pertenece a la generación de mujeres vanguardistas de los años 70 que reivindicaron su aportación y visión del mundo, en la que también se incluyen artistas activistas como Cindy Sherman, Martha Rosler o Ana Mendieta.

ANDRÉ KERTÉSZ (Budapest, 1894-Nueva York, 1985). "Bailarín satírico". París, 1926. Gelatina de plata, impresión posterior. Firmado, titulado y fechado a lápiz (en el reverso). Procedencia: De la colección privada de Schroeder New Jersey. Medidas: 20,6 x 25,5 cm (imagen); 21 x 26 cm (papel). André Kertész apreciaba extraordinariamente la capacidad de la cámara para captar la danza y a las personas en movimiento. La que está tumbada en el sofá en esta fotografía en una pose completamente antiarquetípica es la bailarina y cabaretera Magda Förstner, a la que Kertész había invitado al estudio específicamente para la sesión. La imagen fue tomada en el taller del escultor István Beöthy, como indica el busto escultórico situado junto al sillón, que sirve de inspiración a la modelo. El propio Kertész narra la situación así: "Le dije: 'Haz algo en el espíritu del rincón del estudio', y ella empezó a moverse en el sillón. Hizo un movimiento. Hice sólo dos fotografías... Es maravilloso fotografiar a gente en movimiento. No necesitas disparar cientos de rollos de película como hoy en día. Se trata de capturar el momento justo. El momento en que algo se transforma en otra cosa". El fotógrafo André Kertész era conocido por sus innovadores enfoques de la composición y los ángulos de cámara, aunque su estilo único dificultó inicialmente su reconocimiento en las primeras etapas de su carrera. Autodidacta, sus primeros trabajos se publicaron principalmente en revistas, que le sirvieron de importante plataforma en aquella época. Tras luchar en la Primera Guerra Mundial, se trasladó a París, donde trabajó para VU, la primera revista ilustrada de Francia. Se relacionó con jóvenes artistas inmigrantes y con el movimiento Dadá, cosechando elogios de la crítica y éxito comercial. En 1936 emigró a Estados Unidos, donde expuso en solitario en la PM Gallery de Nueva York y trabajó brevemente para la agencia Keystone. Allí rechazó una oferta para trabajar en Vogue, que no le parecía adecuada. En su lugar, eligió trabajar para la revista Life. Su etapa neoyorquina se distinguió por fotografiar desde la ventana de su apartamento, inmortalizando momentos de la vida cotidiana siempre bajo la convicción de que "Todo es un tema. Todo tema tiene un ritmo. Sentirlo es la razón de ser. La fotografía es un momento fijo de esa razón de ser, que vive en sí misma". En 1963 regresó a París y tomó más de 2.000 fotografías en blanco y negro y cerca de 500 diapositivas que captan la esencia de la ciudad de Montmartre, las orillas del Sena, sus jardines y parques.