Null PIETRO LINGERI
Mostrador para marroquinería PAM, Génova. Metal esmaltado, m…
Descripción

PIETRO LINGERI Mostrador para marroquinería PAM, Génova. Metal esmaltado, madera laminada revestida de nogal, vidrio esmerilado, latón. Italia, años 30. 85x200x61 cm MOSTRADOR DE P. LINGERI Buen estado. Arañazos, signos de desgaste, pequeñas faltas en la chapa, eliminación de aureolas, oxidación menor. Correderas del cajón inferior a revisar.

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PIETRO LINGERI Mostrador para marroquinería PAM, Génova. Metal esmaltado, madera laminada revestida de nogal, vidrio esmerilado, latón. Italia, años 30. 85x200x61 cm MOSTRADOR DE P. LINGERI Buen estado. Arañazos, signos de desgaste, pequeñas faltas en la chapa, eliminación de aureolas, oxidación menor. Correderas del cajón inferior a revisar.

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MARINO AMAYA (Astorga, León, 1927-Andalucía, 2014). Sin título. Bronce patinado. Firmado al buril en la parte inferior del dorso. Medidas: 12 x 5 x 5 x 5 cm (figura); 3 x 5,5 x 5,5 x 5,5 cm (base). Nacido en Astorga, Marino Amaya fue en sus primeros años pastor, carpintero y tejedor, aunque con sólo quince años obtuvo su primer encargo como escultor, una estatua de Santiago Apóstol tallada en piedra. Comenzó su formación artística en la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca, donde obtuvo una beca para viajar a Madrid en 1945, con el fin de ampliar su formación. Cuatro años más tarde, en 1949, inició un largo viaje de estudios que le llevó a Francia, Italia, Austria, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, Alemania, Grecia y, fuera de Europa, Egipto y Palestina. En 1950 Amaya regresa a España y participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, siendo galardonado con una medalla de plata. Este éxito le valió en 1951 un importante encargo del obispado de León, un grandioso monumento dedicado a la Inmaculada Concepción. Al año siguiente celebró su primera exposición, que tuvo lugar en la Asociación de Escritores y Artistas de Madrid, y en 1954 se presentó por primera vez en León, en una muestra organizada por la Diputación Provincial. Todavía en esta década realizó exposiciones en el Ateneo de Santander (1956) y en el Museo Romántico de Madrid (1957). En los años sesenta trabajó intensamente, realizando también exposiciones en diversas capitales españolas, en centros como el Círculo de Bellas Artes de Madrid (1962). También en estos años da el salto internacional, presentándose en 1961 en Río de Janeiro. Continuará con su carrera expositiva en la década de los setenta, y en 1974 es nombrado hijo predilecto de Astorga, localidad en la que también se le dedicará una calle. En 1981 realiza una destacada exposición en la Galería Zoma de Nueva York, donde quince de sus obras son adquiridas por la Fundación Rockefeller. Ese mismo año se traslada a Marbella, ciudad en la que vivirá y trabajará a partir de entonces, junto con su estudio de Madrid. En 1985 el Papa Juan Pablo II le concedió una entrevista para ver su obra "El derecho a la vida", que fue bendecida por el Santo Padre y hoy forma parte de la colección vaticana. Esta escultura iniciará la creación de una serie de obras que Amaya dedica a la vida de los niños. También están muy presentes en su obra las figuras de animales, especialmente perros y gatos. Es un escultor muy comprometido con la escultura pública, y hoy podemos encontrar obras de su mano en lugares públicos de toda España, así como en el Museo Mateo Hernández de Béjar y en otras colecciones públicas y privadas.

Escuela italiana; primera mitad del siglo XVII. "Cristo expirante". Bronce plateado. Medidas: 29 x 28 x 5 cm; 38 cm (base). El Crucifijo, de gran calidad ejecutiva, forma parte del grupo de bronces de este tipo del círculo Giambolo-Gnesco, fechable entre finales del siglo XVI y principios del XVII. La obra aquí propuesta presenta similitudes con ejemplos conocidos como: dos crucifijos del Convento de la Santissima Annunziata, Florencia; el del Smith College Museum of Art, Northampton; otro en una colección privada, Siena (reproducido en P. Torriti, fig. 77); otro en una colección privada, Siena (reproducido en P. Torriti, fig. 77); y otro en el Smith College Museum of Art, Northampton. Torriti, fig. 77); otros tres ejemplos en colecciones privadas (Catálogo de la exposición: "Giambologna 1529-1608", 1978, nos. 99, 100, 101); también la variante híbrida del "Cristo semivivo" en el Museo Municipal de Douai. Por la linealidad de los pliegues del taparrabos, se revela como una obra de la generación posterior a Giambologna, que prefería las superficies planas de tela. Se distingue de los ejemplos citados anteriormente por su vigorosa articulación anatómica y la ejecución refinada y detallada de los rasgos del bello rostro y del cabello. Mientras que en los ejemplos que hemos mencionado Cristo gira la cabeza hacia arriba y hacia la derecha, el Cristo que examinamos es el único ejemplo en el que la cabeza está reclinada hacia la izquierda. La cabeza está reclinada hacia la izquierda, de acuerdo con el arquetipo gráfico del que deriva el Cristo vivo de la escultura de Giambologna, es decir, el Crucifijo diseñado por Miguel Ángel para Vittoria Colonna hacia 1540 (Londres, British Museum, inv. 1895-9-15-504r). Cf. Giambologna 1529- 1608. Sculptor to the Medici, catálogo de exposición Edimburgo, Londres, Viena, editado por C. Avery, A. Radcliffe, Londres 1978, nos. 98-104, pp.140-142. (K.J. Watson); P. Torriti, Pietro Tacca da Carrara, Génova, 1984; M. Tommasi, Pietro Tacca, Pisa, 1995; E. D. Schmidt, Scultura sacra nella Toscana del Cinquecento, en Storia delle arti in Toscana: il Cinquecento, editado por R. P. Ciardi, Florencia, 2000, pp. 231-254, en particular p.248 con nota 83. Las crucifixiones y los crucifijos han aparecido en la historia del arte y de la cultura popular desde antes de la era del Imperio Romano pagano. La crucifixión de Jesús se representa en el arte religioso desde el siglo IV. Es uno de los temas más recurrentes del arte cristiano y el que tiene una iconografía más evidente. Aunque a veces se representa a Cristo vestido, lo habitual es representar su cuerpo desnudo, aunque con los genitales cubiertos con un paño de pureza (perizonium); los desnudos integrales son muy raros, pero destacados (Brunelleschi, Miguel Ángel, Cellini). Las convenciones de representación de las distintas actitudes de Cristo crucificado se designan con las expresiones latinas Christus triumphans ("triunfante" -no confundir con la Maiestas Domini o el Pantocrátor-), Christus patiens ("resignado" -no confundir con el Cristo de la paciencia-) y Christus dolens ("sufriente" -no confundir con el Vir dolorum-). El triumphans se representa vivo, con los ojos abiertos y el cuerpo erguido; el patiens se representa muerto, con la voluntad totalmente vaciada (kenosis), la cabeza inclinada, el rostro con expresión serena, los ojos cerrados y el cuerpo arqueado, mostrando las cinco llagas; el dolens se representa de forma similar al patiens, pero con un gesto de dolor, sobre todo en la boca.