Null DIEGO LARA (Madrid, 1946 - Madrid, 1990) 
BRANCUSI IS DEAD (1982)
Pastel so…
Descripción

DIEGO LARA (Madrid, 1946 - Madrid, 1990) BRANCUSI IS DEAD (1982) Pastel sobre papel Muestra una calavera insertada en una forma ovalada sobre un fondo azul y naranja. Acompañado por el título de la obra. Titulado, fechado y firmado a lápiz por el autor en el ángulo inferior derecho. Enmarcado con cristal. 30 x 22cm con marco. 28 x 20cm con lienzo

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DIEGO LARA (Madrid, 1946 - Madrid, 1990) BRANCUSI IS DEAD (1982) Pastel sobre papel Muestra una calavera insertada en una forma ovalada sobre un fondo azul y naranja. Acompañado por el título de la obra. Titulado, fechado y firmado a lápiz por el autor en el ángulo inferior derecho. Enmarcado con cristal. 30 x 22cm con marco. 28 x 20cm con lienzo

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BENJAMÍN PALENCIA (Barrax, Albacete, 1894 - Madrid, 1980). "Payaso". 1948. Tinta sobre papel. Firmado y fechado en la esquina inferior derecha. Obra verificada por Ramón Palencia Medidas: 44 x 28 cm. Fundador de la Escuela de Vallecas junto al escultor Alberto Sánchez, Benjamín Palencia fue uno de los más importantes herederos de la poética del paisaje castellano propia de la Generación del 98. Con sólo quince años, Palencia abandonó su pueblo natal y se instaló en Madrid para desarrollar su formación a través de sus frecuentes visitas al Museo del Prado, ya que siempre rechazó las enseñanzas oficiales de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1925 participó en la Exposición de Artistas Ibéricos celebrada en el Palacio del Retiro de Madrid, y en 1926 viajó por primera vez a París. Allí conoce a Picasso, Gargallo y Miró y entra en contacto con la técnica del collage, que más tarde aplicará a su obra, incorporando nuevos materiales como la arena y la ceniza. Fue durante esta estancia parisina cuando la obra de Palencia adquirió un tono surrealista, manifestado en una libertad expresiva cada vez mayor que alcanzó su punto álgido en su etapa de madurez. A su regreso a Madrid funda la Escuela de Vallecas (1927) y debuta individualmente en el Museo de Arte Moderno (1928). Palencia fue abandonando las naturalezas muertas en favor de los paisajes castellanos. Esta personal estética paisajística alcanzó su culminación en la Escuela de Vallecas y, tras una brillante incursión surrealista a principios de los años treinta, al estallar la Guerra Civil Palencia permaneció en Madrid y, como sus compañeros de generación, atravesó un periodo de profunda crisis. Finalizada la guerra, entre 1939 y 1940 su pintura dio un giro radical; abandonó las influencias cubistas en busca de un arte de fuerte impacto cromático. Centrado en su labor como paisajista, en 1942 Palencia retoma la experiencia de la Escuela de Vallecas junto a los jóvenes pintores Álvar Delgado, Carlos Pascual de Lara, Gregorio del Olmo, Enrique Núñez Casteló y Francisco San José. Su obra incluiría imágenes del campo castellano y de sus campesinos y animales; una vez plenamente consolidado, en 1943 obtuvo la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en 1944 fue seleccionado para participar en el Salón de los Once de Eugenio D'Ors en Madrid. Al año siguiente obtuvo la medalla de honor de la Exposición Nacional, aunque renunció a ella para facilitar su concesión a José Gutiérrez Solana, fallecido pocos días antes del fallo del jurado. A partir de esta década expone en centros de arte y galerías como el Círculo de Bellas Artes de Madrid y la galería Estilo, y en 1946 es seleccionado de nuevo para el Salón de los Once. También comienza a participar en exposiciones internacionales, como la de Arte Español Contemporáneo celebrada en Buenos Aires en 1947.