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Siglo XVIII Escuela emiliana Bodegón con verduras, frutas y pájaros pareja de cuadros Cm 50X63 óleo sobre lienzo

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Siglo XVIII Escuela emiliana Bodegón con verduras, frutas y pájaros pareja de cuadros Cm 50X63 óleo sobre lienzo

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IMPRESIONNANTE "NATURE MORTE AU LIÈVRE, CHOU, CORBEILLE, CHAMPIGNONS ET CHIEN" Atribuido a Albrecht KAUW (1621-1681) Óleo original sobre lienzo, en un atractivo marco de madera dorada tallada, obra italiana del siglo XVII. Procedencia: venta PIASA el 27 de junio de 2008, n°39. Medidas: 97 x 145 cm, 109 x 156 cm (con marco) Experto : Cabinet Turquin Estado: bueno, restauraciones antiguas Albrecht Kauw, conocido como le Vieux, fue un pintor nacido en Estrasburgo en 1616 y fallecido en Berna en 1681. Pintor suizo, nacido en Estrasburgo. Se trasladó a Berna en 1640, donde vivió y trabajó hasta el final de su vida. Fue considerado uno de los principales pintores de bodegones de Berna del siglo XVII. Según una historia de Berna, también fue cartógrafo y pintor de vedute, por lo que ejerció una influencia significativa en la historia de la pintura paisajista suiza. Realizó un gran número de decoraciones para edificios públicos de Berna y para varios castillos. Aunque se sabe poco sobre la formación temprana de Kauw en Estrasburgo, sus naturalezas muertas reflejan una variedad de influencias, desde pintores franceses contemporáneos como Jacques Linard y Louise Moillon, hasta artistas de la escuela alemana como Peter Binoit. Sin embargo, algunos de sus bodegones muestran claramente una familiaridad con ciertos pintores de la escuela española, como Juan Sánchez Cotán y Alejandro de Loarte. Al parecer, su hijo, Albrecht Kauw el Joven, trabajó como pintor en Basilea, pero no se ha identificado ninguna obra suya.

Escuela napolitana; hacia 1700. "Naturaleza muerta". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta repintes y restauraciones. Medidas: 91 x 166 cm; 110 x 185 cm (marco). Bodegón napolitano de flores y frutas magníficamente trabajado, con detalle y atención a las calidades. A pesar de la profusión de los elementos que integran la composición, el bodegón se desarrolla en un interior, lo que se intuye debido al mobiliario que forma parte de la escena, y a que en el último plano se aprecia una pequeña abertura que permite ver un paisaje exterior. Los elementos que componen el bodegón se sitúan en primer plano, en una composición típicamente clásica y al mismo tiempo dinámica a pesar de la estructura relativamente simple del espacio. El dinamismo se ve reforzado por el uso de colores brillantes y metálicos, como el naranja de la tela o el tapizado de la silla y el rosa de las flores. Estos colores crean a su vez un fuerte contraste con el resto de la tonalidad tenebrista del lienzo, típica del bodegón napolitano. Dadas sus características técnicas, es probable que la obra pertenezca al círculo del artista Andrea Belvedere (Italia, 1652-1732), llamado a la corte española por Luca Giordano. Belvedere se instaló en Madrid en 1694 hasta 1700, dejando en la capital varios ejemplos de su obra como pintor de bodegones, hoy en la colección del Museo del Prado. Muy apreciada en el mercado anticuario, así como entre coleccionistas e historiadores del arte, la escuela napolitana de bodegones del Barroco conoció un desarrollo espectacular, dejando atrás el esplendor del siglo XVI y progresando dentro de un estilo plenamente barroco y claramente identificable. Artistas como Tommaso Realfonso, Nicola Casissa, Gaspare Lopez, Giacomo Nani y Baldassare de Caro continuaron la tradición local especializándose en la pintura de flores, frutas, pescado y caza, satisfaciendo así las demandas de una amplia clientela caracterizada por un nuevo gusto del siglo XVII. A estos artistas hay que añadir las figuras menores que poco a poco van saliendo de un injusto olvido, y algunos artistas que trabajaron entre los siglos XVII y XVIII, como Francesco della Questa, Aniello Ascione, Nicola Malinconico, Gaetano Cusati, Onofrio Loth, Elena y Nicola Maria Recco, Giuseppe Ruoppolo y Andrea Belvedere. Estos pintores napolitanos de bodegones, que trabajaron durante el siglo XVII y principios del XVIII, son conocidos como "i generisti" y fueron importantes no sólo en su propio entorno sino también, y sobre todo, en España, donde el desarrollo del género estuvo claramente marcado por la influencia italiana, en particular por la aportación de la escuela napolitana. Hoy en día esta escuela está considerada como una de las más destacadas dentro del género del bodegón barroco. El rasgo distintivo de los pintores barrocos napolitanos fue siempre su fuerte carácter naturalista y su cálido cromatismo, con predominio de los tonos rojizos y terrosos.