Null LE MIRE Noel (1724-1801): Pigmalión (Metamorfosis de Ovidio). Grabado realz…
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LE MIRE Noel (1724-1801): Pigmalión (Metamorfosis de Ovidio). Grabado realzado según Jean-Michel Moreau, 1778. Vista, 22 x 17

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LE MIRE Noel (1724-1801): Pigmalión (Metamorfosis de Ovidio). Grabado realzado según Jean-Michel Moreau, 1778. Vista, 22 x 17

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VON AACHEN HANS (1552 - 1615) El baño de Diana. óleo sobre lienzo. Cm 119x152. La obra va acompañada de un peritaje del Prof. Luciano Anelli, 29 de marzo de 2007, que reproducimos a continuación.Pintura muy refinada de matriz noreuropea y rudolfina, representa un conocido episodio mitológico descrito en las Metamorfosis de Ovidio (a partir del cual la pintura parece evidente, en relación con la cultura de la época) u otras leyendas menos conocidas de la tradición griega.En Praga, en la corte de Rodolfo II de Habsburgo, se había creado una koinè artística particular y sofisticada, que expresaba un estilo propio, bastante fácilmente -como en este cuadro- reconocible. Sus principales exponentes eran Mattaus Gunderlach, Hans von Aachen, Joseph Heintz, Giuseppe Arcimboldo, Bartolomeus Spranger.Numerosas comparaciones estilísticas en profundidad con obras conocidas y fiables certifican que la obra aquí examinada pertenece al pincel de Hans von Aachen (1552-1615) en la fase plena y madura de su actividad, cuando más intensamente se adhirió al medio rudolfino.Pueden establecerse comparaciones con la Anunciación de la Galería Nacional de Praga, con la cabeza de la hija del artista de la Embajada de Checoslovaquia, la Alegoría del triunfo de la causa imperial sobre el tiempo de la Galería Estatal de Stuttgart, la Asamblea de los dioses de la Galería Nacional de Londres, mientras que se hacen citas literales de la Alegoría de la paz del Hermitage de Leningrado.En la obra aquí examinada, von Aachen desarrolla ciertamente un tema iconográfico de una complejidad considerable, pero debo decir que hace todo lo posible -en la perspectiva de una pintura refinada y lámbica- para hacer aún más lámbica una escena apoyada en un lenguaje técnico-estilístico extraordinario.El tema se transforma así en un puro pretexto para crear un verdadero triunfo de desnudos femeninos (el Rey, acusado además de brujería y ritos extraños, se complacía en temas tan un tanto escabrosos, y por otra parte el Papa, Roma y la Contrarreforma estaban muy lejos) que posan en todas las contorsiones permitidas al cuerpo humano, haciendo gala de una rara ciencia anatómica.Y luego, von Aachen insiste en la tactilidad de la epidermis, explotando el juego de luces brillantes que emergen de las sombras y la penumbra, entre los destellos de bronces y platería, y las alusiones crípticas y repetidas (el joven del fondo que huye asustado podría ser Acteón; la cortina y los objetos brillantes que cuelgan a la izquierda son en realidad un pretexto puramente pictórico).