Descripción
Ludwig Willroider, austriaco 1845-1910- Paisaje boscoso con una figura lejana caminando entre los árboles; óleo sobre tabla, "Lud Willroider" (abajo a la izquierda), al dorso estampado "Aus dem Nachlasse / Ludwig Willroider" y "MUNCHEN", y lleva la etiqueta mecanografiada "Staatl. Kunsthalle / Karlsruhe / WILLROIDER / Ludwig / "Landschaft" / Inv. Nr. / RÖ 79", 36 x 24 cm. Procedencia: Colección privada, Reino Unido. Nota: Tras trabajar inicialmente como aprendiz de carpintero de su padre, Willroider se dedicó a la pintura y viajó a Múnich para estudiar en la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Allí recibió clases de Eduard Schleich el Viejo (1812-1874) y disfrutó de la tutoría del paisajista Carl Ebert (1821-1885), a quien acompañó en sus viajes de pintura y cuyas escenas de bosque influyeron sin duda en el enfoque de Willroider. La presente obra es típica del estilo de Willroider, ejecutada con su característica paleta de colores terrosos y atmosféricos. La composición del cuadro, en formato de retrato, destaca la inmensa e imponente altura de los árboles, que contrasta con la diminuta figura del centro.
489
Ludwig Willroider, austriaco 1845-1910- Paisaje boscoso con una figura lejana caminando entre los árboles; óleo sobre tabla, "Lud Willroider" (abajo a la izquierda), al dorso estampado "Aus dem Nachlasse / Ludwig Willroider" y "MUNCHEN", y lleva la etiqueta mecanografiada "Staatl. Kunsthalle / Karlsruhe / WILLROIDER / Ludwig / "Landschaft" / Inv. Nr. / RÖ 79", 36 x 24 cm. Procedencia: Colección privada, Reino Unido. Nota: Tras trabajar inicialmente como aprendiz de carpintero de su padre, Willroider se dedicó a la pintura y viajó a Múnich para estudiar en la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Allí recibió clases de Eduard Schleich el Viejo (1812-1874) y disfrutó de la tutoría del paisajista Carl Ebert (1821-1885), a quien acompañó en sus viajes de pintura y cuyas escenas de bosque influyeron sin duda en el enfoque de Willroider. La presente obra es típica del estilo de Willroider, ejecutada con su característica paleta de colores terrosos y atmosféricos. La composición del cuadro, en formato de retrato, destaca la inmensa e imponente altura de los árboles, que contrasta con la diminuta figura del centro.
Podría interesarle