Descripción

Galicia-Manuscritos miniados. DÍAZ Y DÍAZ, Manuel C. et al. "Los Tumbos de Compostela". . Libros . Madrid, Edilán, 1985. Folio mayor. 157 p. Láminas y fotografías en color. Encuadernación en piel vuelta con gofrados. Estudios sobre el texto medieval y sus miniaturas y XXXI láminas en color de las miniaturas. Texto en castellano y gallego.

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Galicia-Manuscritos miniados. DÍAZ Y DÍAZ, Manuel C. et al.

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ISAAC DÍAZ PARDO (Santiago de Compostela, 1920 - Coruña, 2012). "Personajes desnudos", 1950. Óleo sobre lienzo. Firmado y fechado en la esquina inferior izquierda. Medidas: 48 x 80 cm; 67 x 100 cm (marco). Los especialistas definen tres etapas dentro de la pintura de Isaac Díaz Pardo: la académica, otra influida por los renovadores y la tercera denominada americana. La que aquí ofertamos correspondería a la segunda etapa, caracterizada por la influencia del grupo de los renovadores gallegos, especialmente Maside y Colmeiro, así como de Renoir y Cezanne. Intelectual, pintor, ceramista, diseñador, editor..., fue una personalidad rica y plural. En 2009 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España. Hijo del pintor y escenógrafo Camilo Díaz Baliño, en su casa tuvieron lugar diversas reuniones relacionadas con las Irmandades da Fala, de las que Díaz Baliño fue miembro activo y en las que participaron personalidades como Castelao, Vicente Risco, Otero Pedrayo, Ramón Cabanillas, Antón Villar Ponte, Eduardo Blanco Amor o Asorey. Su padre fue fusilado por los sublevados al poco de comenzar la Guerra Civil española, lo que hizo que Isaac tuviera que esconderse primero en casa de su tío Indalecio, en La Coruña, y luego trabajar como rotulista en la misma ciudad. Tras la guerra, obtuvo una beca de la Diputación de La Coruña, gracias a la cual estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, entre 1939 y 1942. Posteriormente fue profesor en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona y comenzó a exponer en España (La Coruña, Madrid y Vigo) y en el extranjero (Europa y América). Posteriormente abandonó las artes plásticas, dedicándose a la cerámica y fundando con otros socios la fábrica Cerámicas do Castro en Castro de Samoedo (Sada), ensayando con materias primas utilizadas en la primitiva cerámica de Sargadelos (en Cervo, creada en el siglo XIX por Antonio Raimundo Ibáñez Llano y Valdés), y obteniendo cerámicas de gran calidad. En 1963, junto con otros destacados artistas gallegos, como Luis Seoane, creó en Argentina el Laboratorio de Formas, precursor de otras actividades industriales y culturales como la restauración de la producción cerámica de Sargadelos, en colaboración con Cerámicas do Castro (1963), el Museo Carlos Maside (1970), la editorial Ediciós do Castro (1963), el restaurado Seminario de Estudos Galegos (1970), el Instituto Galego de Información, etc. Fue la dirección y administración del Grupo Sargadelos, su faceta más conocida y la que marcaría sus últimos años. Como escritor de ensayo y crítica, escribió Xente do meu Rueiro, O ángulo de pedra, Galicia Hoy (junto con Luis Seoane), Paco Pixiñas (con Celso Emilio Ferreiro), El Marqués de Sargadelos, Castelao, etc, así como un gran número de artículos en periódicos, como La Voz de Galicia.

DANIEL VÁZQUEZ DÍAZ (Nerva, Huelva, 1882 - Madrid, 1969). "Los bañistas". Óleo sobre lienzo. Firmado en el margen inferior derecho. Medidas: 57,5 x 68,5 cm; 70 x 82 cm (marco). Este cuadro pertenece a la etapa parisina de Daniel Vázquez Díaz, periodo inicial de su carrera en el que conoce a los principales protagonistas de la vanguardia. Sin embargo, se mantiene fiel a sí mismo. Busca su propio latido en la realidad que le rodea. La alegría de vivir, la sensualidad de los cuerpos jóvenes que armonizan con la naturaleza, son temas que le interesan en ese momento porque expresan sus propios sentimientos. Los bañistas junto al río de aguas cristalinas han sido resueltos con un dibujo preciso, conjugado con gamas luminosas. Daniel Vázquez Díaz comenzó a pintar en sus años de estudiante, tras descubrir la obra de Zurbarán y El Greco. En 1903 se traslada a Madrid para centrarse en la pintura y copiar a los maestros del Prado, y allí entabla amistad con Juan Gris, Solana y Darío de Regoyos. Tres años más tarde se instaló en París, donde trabajó con el escultor Antoine Bourdelle y conoció a Picasso, Braque, Modigliani y Max Jacob, entre otros, y asimiló cierto espíritu vanguardista. Durante estos años comenzó a desarrollar su estilo personal, que mezclaba la pincelada constructiva de Cézanne con la estructura geométrica y los planos del cubismo. A su regreso a España en 1918, comenzó a impartir clases, primero en su estudio y más tarde en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde obtuvo la cátedra de pintura mural en 1932. A través de sus clases, Vázquez Díaz difundirá un cubismo de monumentalidad arquitectónica, y que sirve de puente a los jóvenes artistas con las tendencias que se estaban desarrollando en el resto de Europa. Además de ser un excelente paisajista, Vázquez Díaz destacó como ilustrador y retratista de algunos de los personajes más importantes de su época. Entre sus obras murales destacan las realizadas para el monasterio de La Rábida de Huelva, entre 1927 y 1930, que le consagraron como pintor. En 1968, un año antes de su muerte, fue nombrado miembro de la Academia de San Fernando. Actualmente está representado en el Museo Nacional Reina Sofía, el museo que lleva su nombre en Nerva, el Patio Herreriano de Valladolid, la Fundación Telefónica y los museos de Bellas Artes de Bilbao y Sevilla, entre otros.