CÍRCULO DE JUAN DE ARELLANO (Santorcaz, Madrid, 1614-Madrid, 1676)
Alegoría del …
Descripción

CÍRCULO DE JUAN DE ARELLANO (Santorcaz, Madrid, 1614-Madrid, 1676) Alegoría del olfato . Pintura Antigua . Óleo sobre lienzo. Medidas: 99 x 89 cm

1158 

CÍRCULO DE JUAN DE ARELLANO (Santorcaz, Madrid, 1614-Madrid,

Las pujas estan cerradas para este lote. Ver los resultados

Podría interesarle

JOSÉ LUIS ALEXANCO (Madrid, 1942-2021). "Boscuman", 1991. Acrílico sobre lienzo de algodón. Firmado y fechado en el reverso. Titulado y fechado en el bastidor. Medidas: 150 x 150 cm; 154 x 154 cm (marco). Alexanco estudia dibujo y grabado con Manuel Castro Gil en la Casa de la Moneda, en Madrid, y en 1960 ingresa en la Escuela de Bellas Artes. Entre 1968 y 1974 colabora con otros artistas en el Centro de Cálculo de la Universidad, donde trabaja en programas de generación escultórica, en colaboración con la empresa americana IBM. Durante este periodo conoció al matemático José Barbera, y juntos desarrollaron el software MOUVNT, diseñado para generar formas automáticas que posteriormente se materializarían en esculturas antropomórficas. En 1970, junto con Luis de Pablo, creó el espectáculo plástico acústico "Soledad Interrumpida", formado en Buenos Aires. En los años siguientes seguiría trabajando con el mismo autor en diversos proyectos, entre ellos la organización de los Encuentros de Pamplona de 1972. En 1978 diseñó la edición príncipe de la Constitución Española para la Editora Nacional, y en 1998 presentó una importante exposición retrospectiva en el Centre d'Art Santa Mònica de Barcelona (posteriormente en el Círculo de Bellas Artes de Madrid). Referente de la pintura tardofranquista e innovador tecnológico, su obra forma parte de colecciones como las del Victoria & Albert Museum de Londres, The Chase Manhattan Bank de Nueva York, MNCARS, Madrid; MACBA, Barcelona o la Fundación Juan March.

Atribuido a JOSE DE ARELLANO (Madrid, doc. 1665 - 1710). "Floreros". Óleo sobre lienzo. Repintado en el siglo XIX. Presentan restauraciones en la superficie pictórica y daños en el bastidor causados por xilófagos. Medidas: 53 x 96 cm (x2); 71 x 87 cm (marcos, x2). Pareja de bodegones de flores perfectamente enmarcados dentro del pleno barroco español, con un magnífico tratamiento de las calidades, los colores y, sobre todo, la eficaz iluminación tenebrista, que dota a las flores de una presencia y un aspecto tridimensional que alcanza un nivel ilusionista, casi de trampantojo. Las flores, trabajadas en ambos cuadros en tonos rojos, ocres y blancos, emergen de las sombras del entorno. En ambos casos el jarrón está colocado sobre un pedestal de perfiles irregulares, de aspecto pétreo, trabajado en los mismos tonos neutros que el fondo, indeterminado, no sabemos si es interior o exterior. El parapeto destaca sobre el fondo al estar algo más iluminado, reforzando la construcción espacial de forma naturalista. Estéticamente la obra se acerca a los preceptos de José de Arellano, pintor especializado en el tema del bodegón de flores, José de Arellano fue discípulo de su padre, Juan de Arellano, uno de los más destacados especialistas en pintura de flores del Barroco español. También era hermano de los pintores Manuel y Julián de Arellano. Siguió fielmente el estilo de su padre, hasta el punto de que varias de sus obras le han sido atribuidas. Sin embargo, su lenguaje difiere del de Juan de Arellano por su pincelada más seca y su paleta más apagada. Poco sabemos de su biografía, aunque sí de la fecha de su bautismo, que tuvo lugar en la parroquia de San Ginés de Madrid en 1653, siendo su padrino el pintor Juan Fernández de Laredo. Actualmente está representado en el Museo del Prado (obras en depósito en el Ayuntamiento y la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria y en la Embajada de España ante la ONU en Nueva York). Mientras que durante la primera mitad del siglo el bodegón es ordenado y claro, de estética clasicista, las obras de la segunda mitad del siglo presentan características muy diferentes, fruto de la evolución estilística hacia el barroco pleno, dejando atrás el clasicismo dominante de principios de siglo. En obras como la pareja de jarrones que aquí presentamos, se mantiene el gusto por el naturalismo extremo, que lleva al autor a describir minuciosamente no sólo los detalles de las flores y los jarrones, sino también a transmitir sus diferentes cualidades táctiles. Presentan restauraciones en la superficie pictórica y daños en el marco causados por xilófagos.