Null Gasparo Bombaci
Bolonia - Bombaci, Gasparo - Historias memorables de la ciu…
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Gasparo Bombaci Bolonia - Bombaci, Gasparo - Historias memorables de la ciudad de Bolonia Bolonia, por Gio. Battista Ferroni, 1666. En 4° pequeño. Encuadernación coetánea en pergamino floscia, con pequeñas faltas en lomo y láminas por carcoma. Cabeceras y guardas xilográficas. Enrojecimientos dispersos y algún pardeamiento.

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Gasparo Bombaci Bolonia - Bombaci, Gasparo - Historias memorables de la ciudad de Bolonia Bolonia, por Gio. Battista Ferroni, 1666. En 4° pequeño. Encuadernación coetánea en pergamino floscia, con pequeñas faltas en lomo y láminas por carcoma. Cabeceras y guardas xilográficas. Enrojecimientos dispersos y algún pardeamiento.

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Escuela española o novohispana; segunda mitad del siglo XVII. "Virgen del Sagrario de Toledo". Óleo sobre lienzo. Redibujado. Presenta daños causados por xilófagos. Tiene un marco del siglo XVII. Medidas: 220 x 163 cm; 258 x 202 cm (marco). La obra muestra, sobre un fondo indeterminado, la imagen de la Virgen María con el Niño en brazos. Su mirada al frente, el gesto de sus manos y la posición en la que se encuentra Jesús con respecto a su madre sugieren que se trata de una imagen inspirada en una talla anterior a la época en la que se pintó la imagen. Era muy común en el siglo XVII vestir de este modo a las imágenes más veneradas para respetarlas y actualizarlas al mismo tiempo, así como para resaltarlas y añadirles la riqueza que requería su "rango" de figuras sagradas. Los elementos que portan tanto María como el Niño, y los gestos de ambos, aluden directamente a la representación de la imagen de la llamada Virgen del Sagrario de la Catedral de Toledo. Suele datarse en torno al año 1200, es de madera y está completamente recubierta de plata (salvo la cabeza y las manos) y, ya famosa en tiempos de Alfonso X el Sabio, fue entronizada hacia 1226, con mayor protagonismo de Isabel la Católica. Durante la primera mitad del siglo XVII se le construyó una capilla, comenzada por Don Gaspar de Quiroga y terminada por D. Bernardo de Sandoval, y cuya inauguración fue presidida por Felipe III (tuvo lugar en 1616). Como ya se ha dicho, la posición de las manos de María en esta obra es muy similar a la de la talla toledana, al igual que los rostros de las dos figuras, aunque es evidente la "actualización" del estilo y el modelado de los volúmenes. Si bien es cierto que la obra adopta un estilo arcaizante relacionado con lo medieval. Es decir, utilizando la estética (composición, estilo, dibujo, paleta...) Se sabe por textos que la Virgen del Sagrario de Toledo mencionada iba vestida en el siglo XVII con un rico manto de perlas y joyas. Además, la corona que aparece en el óleo sería la más antigua de las dos importantes que hoy posee "su tesoro" (parece ser una base del siglo XV y el resto obra de Alonso de Montoya en 1568 o entre 1574 y 1586), y es verdaderamente particular por su forma y las bandas y huecos que crea en la parte delantera. El rostrillo con perlas de María sería también un elemento habitual a la hora de "adornar" o vestir las tallas medievales que fueron muy populares en el Barroco y posteriormente, con una serie de joyas y elementos que pudieron ser donados por personalidades destacadas de la época.

Escuela napolitana; hacia 1700. "Naturaleza muerta". Óleo sobre lienzo. Repintado. Presenta repintes y restauraciones. Medidas: 91 x 166 cm; 110 x 185 cm (marco). Bodegón napolitano de flores y frutas magníficamente trabajado, con detalle y atención a las calidades. A pesar de la profusión de los elementos que integran la composición, el bodegón se desarrolla en un interior, lo que se intuye debido al mobiliario que forma parte de la escena, y a que en el último plano se aprecia una pequeña abertura que permite ver un paisaje exterior. Los elementos que componen el bodegón se sitúan en primer plano, en una composición típicamente clásica y al mismo tiempo dinámica a pesar de la estructura relativamente simple del espacio. El dinamismo se ve reforzado por el uso de colores brillantes y metálicos, como el naranja de la tela o el tapizado de la silla y el rosa de las flores. Estos colores crean a su vez un fuerte contraste con el resto de la tonalidad tenebrista del lienzo, típica del bodegón napolitano. Dadas sus características técnicas, es probable que la obra pertenezca al círculo del artista Andrea Belvedere (Italia, 1652-1732), llamado a la corte española por Luca Giordano. Belvedere se instaló en Madrid en 1694 hasta 1700, dejando en la capital varios ejemplos de su obra como pintor de bodegones, hoy en la colección del Museo del Prado. Muy apreciada en el mercado anticuario, así como entre coleccionistas e historiadores del arte, la escuela napolitana de bodegones del Barroco conoció un desarrollo espectacular, dejando atrás el esplendor del siglo XVI y progresando dentro de un estilo plenamente barroco y claramente identificable. Artistas como Tommaso Realfonso, Nicola Casissa, Gaspare Lopez, Giacomo Nani y Baldassare de Caro continuaron la tradición local especializándose en la pintura de flores, frutas, pescado y caza, satisfaciendo así las demandas de una amplia clientela caracterizada por un nuevo gusto del siglo XVII. A estos artistas hay que añadir las figuras menores que poco a poco van saliendo de un injusto olvido, y algunos artistas que trabajaron entre los siglos XVII y XVIII, como Francesco della Questa, Aniello Ascione, Nicola Malinconico, Gaetano Cusati, Onofrio Loth, Elena y Nicola Maria Recco, Giuseppe Ruoppolo y Andrea Belvedere. Estos pintores napolitanos de bodegones, que trabajaron durante el siglo XVII y principios del XVIII, son conocidos como "i generisti" y fueron importantes no sólo en su propio entorno sino también, y sobre todo, en España, donde el desarrollo del género estuvo claramente marcado por la influencia italiana, en particular por la aportación de la escuela napolitana. Hoy en día esta escuela está considerada como una de las más destacadas dentro del género del bodegón barroco. El rasgo distintivo de los pintores barrocos napolitanos fue siempre su fuerte carácter naturalista y su cálido cromatismo, con predominio de los tonos rojizos y terrosos.