Null SAN GEMINIANO EXPULSA AL DIABLO DE LA HIJA DEL EMPERADOR
Óleo sobre lienzo.…
Descripción

SAN GEMINIANO EXPULSA AL DIABLO DE LA HIJA DEL EMPERADOR Óleo sobre lienzo. 53 x 35 cm. En marco dorado. En una alta sala palaciega con columnas, el santo, de pie, con mitra dorada y larga túnica, levanta el brazo derecho para expulsar el demonio de una joven que se desploma ante él y es sostenida en brazos por un hombre. Lleva una túnica noble y un manto rosado, los brazos extendidos por el dolor, la boca y los ojos muy abiertos. Sobre ella, una figura delgada, casi negra, que flota en el aire, se aleja a toda prisa, la figura del diablo exorcizada de su interior. Frente a la joven, ataviado con un manto rojo brillante y una corona, que lo identifican como el emperador, se encuentra su padre, señalando a su hija con el brazo derecho extendido. Numerosas figuras asisten a este acto, como un hombre que sostiene un báculo o un báculo de obispo al lado del santo, y dos mujeres a la izquierda, que cuidan del diablo. Al fondo, en otra sala, se ve el trono del emperador con un dosel rojo. Pintura de múltiples figuras, expresiva y gestual, con hábil acentuación del claroscuro. Retoques menores. Anotación: San Geminiano fue obispo de Módena en el siglo IV. Las antiguas historias de curación y exorcismo asociadas a su nombre son evidentemente el reflejo de una personalidad excepcional. (14008960) (18)

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SAN GEMINIANO EXPULSA AL DIABLO DE LA HIJA DEL EMPERADOR Óleo sobre lienzo. 53 x 35 cm. En marco dorado. En una alta sala palaciega con columnas, el santo, de pie, con mitra dorada y larga túnica, levanta el brazo derecho para expulsar el demonio de una joven que se desploma ante él y es sostenida en brazos por un hombre. Lleva una túnica noble y un manto rosado, los brazos extendidos por el dolor, la boca y los ojos muy abiertos. Sobre ella, una figura delgada, casi negra, que flota en el aire, se aleja a toda prisa, la figura del diablo exorcizada de su interior. Frente a la joven, ataviado con un manto rojo brillante y una corona, que lo identifican como el emperador, se encuentra su padre, señalando a su hija con el brazo derecho extendido. Numerosas figuras asisten a este acto, como un hombre que sostiene un báculo o un báculo de obispo al lado del santo, y dos mujeres a la izquierda, que cuidan del diablo. Al fondo, en otra sala, se ve el trono del emperador con un dosel rojo. Pintura de múltiples figuras, expresiva y gestual, con hábil acentuación del claroscuro. Retoques menores. Anotación: San Geminiano fue obispo de Módena en el siglo IV. Las antiguas historias de curación y exorcismo asociadas a su nombre son evidentemente el reflejo de una personalidad excepcional. (14008960) (18)

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JUAN ANTONIO FRÍAS Y ESCALANTE Córdoba, 1633 - Madrid, 1669). "San Miguel Arcángel sometiendo al demonio". Óleo sobre lienzo. Revestido. Agradecemos al Dr. Alvaro Pascual Chenel, su ayuda para confirmar la autoría del maestro. Bastidor de principios del siglo XX. Medidas: 82 x 56 cm; 95 x 69 cm (marco). Álvaro Pascual Chenel es Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Bolonia y en Historia por la Universidad de Alcalá de Henares. Su principal línea de investigación se centra en la imagen del poder en el arte español de la Edad Moderna. Ha publicado numerosos estudios, como el artículo sobre Juan Antonio Frías y Escalante. En este lienzo vemos la representación de San Miguel sometiendo al diablo, de pie sobre su cuerpo, empuñando una espada, en un escenario poco definido, pero que se adivina terrenal por las nubes que se vislumbran y la orografía de la zona inferior. La composición es dinámica y escenográfica, y sigue un modelo muy frecuente en el Barroco, con el santo con atuendo de soldado romano, de cuerpo entero, ocupando la mayor parte de la superficie pictórica. Según la tradición, San Miguel es el jefe de la milicia celestial y defensor de la Iglesia. Precisamente por eso lucha contra los ángeles rebeldes y el dragón del Apocalipsis. También es psicopompo, es decir, guía a los muertos y pesa las almas el día del Juicio Final. Los estudiosos han relacionado su culto con el de varios dioses de la antigüedad: Anubis en la mitología egipcia, Hermes y Mercurio en la mitología clásica, y Wotan en la mitología nórdica. En Occidente, el culto a San Miguel comenzó a desarrollarse a partir de los siglos V y VI, primero en Italia y Francia, y luego se extendió a Alemania y al resto de la cristiandad. Las iglesias y capillas dedicadas a él son innumerables en torno al año 1000, en relación con la creencia de que en esa fecha llegaría el Apocalipsis. Sus templos suelen estar situados en lugares elevados, ya que se trata de un santo celestial. Los reyes de Francia le rindieron una veneración particular a partir del siglo XIV, y la Contrarreforma le convirtió en cabeza de la Iglesia contra la herejía protestante, dando un nuevo impulso a su culto. San Miguel Arcángel es un santo militar, y por tanto patrón de los caballeros y de todos los oficios relacionados con las armas, así como de la balanza, por su papel de juez apocalíptico. Su iconografía es de una riqueza considerable, pero relativamente estable. Por regla general, aparece con atuendo de soldado o caballero, empuñando una lanza o espada y un escudo, generalmente decorado con una cruz, aunque aquí lleva la leyenda "QVDOS". Cuando lucha contra el dragón, lo hace a pie o en el aire, lo que le distingue de San Jorge, que casi siempre va a caballo. Sin embargo, la gran diferencia entre ambos santos son las alas de San Miguel. Miembro de la llamada "generación truncada", Antonio Frías y Escalante fue discípulo de Francisco Rizzi, con quien trabajó desde muy joven. La brevedad de su vida le impidió desarrollar una madurez artística que augurara grandes logros, como esperaban sus contemporáneos, pero desde el principio sus obras muestran su admiración por Venecia, especialmente por Tintoretto y Veronés. Así, sus seguidores tomarían de él su característica y personal gama cromática, centrada en los colores fríos, una paleta muy depurada de rosas, azules, grises y malvas, que vemos en parte en este lienzo, especialmente en los paños y flores que rodean la composición, aunque aquí los tonos fríos se compensan con la calidez de los dorados y carmines. También será típica de Escalante la pincelada ligera, delicada, casi transparente, en la que se manifiesta el ejemplo de Tiziano.