Descripción
Vicente López Portaña (Valencia, 1772 - Madrid, 1850) Santa María de Cervelló Dibujo a tinta sobre papel. Preparatorio para la estampa grabada por Vicente Capilla, catalogada con el número E-188 en el catálogo razonado de José Luis Díez, Vicente López: vida y obra, Madrid, 1999; p. 603 (lámina 91). 10,5 x 7 cm. Tanto en éste como en los tres anteriores, cabe destacar que López apuesta por dar una imagen cercana y dinámica de los santos retratados. Es revelador que Santa María de Cervelló, también conocida como Santa María del Socorro, no aparezca sosteniendo una maqueta de barco (como sería lo tradicional), sino protegiendo un barco real en plena navegación. Lo mismo puede decirse de San José de Calasanz, que atiende a un niño real; de San Agustín, captado en el momento mismo de recibir la inspiración divina; o de Cristo resucitado, saliendo airoso de su tumba bajo un intenso haz de luz. Incluso San Agustín, el más estático de todos, no puede evitar mirar al frente. De este modo, el artista consigue imágenes auténticas de la vida que conectan fácilmente con el espectador, objetivo último de este tipo de obras.
96
Vicente López Portaña (Valencia, 1772 - Madrid, 1850) Santa María de Cervelló Dibujo a tinta sobre papel. Preparatorio para la estampa grabada por Vicente Capilla, catalogada con el número E-188 en el catálogo razonado de José Luis Díez, Vicente López: vida y obra, Madrid, 1999; p. 603 (lámina 91). 10,5 x 7 cm. Tanto en éste como en los tres anteriores, cabe destacar que López apuesta por dar una imagen cercana y dinámica de los santos retratados. Es revelador que Santa María de Cervelló, también conocida como Santa María del Socorro, no aparezca sosteniendo una maqueta de barco (como sería lo tradicional), sino protegiendo un barco real en plena navegación. Lo mismo puede decirse de San José de Calasanz, que atiende a un niño real; de San Agustín, captado en el momento mismo de recibir la inspiración divina; o de Cristo resucitado, saliendo airoso de su tumba bajo un intenso haz de luz. Incluso San Agustín, el más estático de todos, no puede evitar mirar al frente. De este modo, el artista consigue imágenes auténticas de la vida que conectan fácilmente con el espectador, objetivo último de este tipo de obras.
Podría interesarle