Null Baltasar de Figueroa el Viejo (Sevilla, hacia 1550 - Bogotá, Colombia, prin…
Descripción

Baltasar de Figueroa el Viejo (Sevilla, hacia 1550 - Bogotá, Colombia, principios del siglo XVII) Nuestra Señora del Rosario con Felipe II y Carlos, Príncipe de Asturias, como donantes". Óleo sobre lienzo pegado a tablex. Con importante marco de madera tallada y dorada de época. 113 x 71,5 cm. Como señala el historiador del arte Manuel Salvador Sánchez Aparicio en su reseña historiográfica sobre este artista, es sorprendente que Baltasar de Figueroa el Viejo, conocido así para diferenciarlo de su nieto, siga siendo "uno de los grandes enigmas de la historiografía de la pintura colombiana, a pesar de la trascendencia del artífice, ya que él, en efecto, inició una dinastía de pintores que floreció hasta bien entrado el siglo XVIII." Cuando estudiamos las obras de arte de la dinastía Figueroa, podemos apreciar un estilo muy particular y único entre ellas, y casi por defecto o instinto, nos vemos obligados a relacionar las obras entre sí para finalmente entender que esta familia desarrolló un estilo que muchos han seguido desde entonces. Es evidente que, dentro de esta familia, influyeron y colaboraron unos con otros. La importante presencia generacional de los Figueroa persistió a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, situándolos en la cúspide de la pintura neogranadina. El cuadro que aquí estudiamos representa a Nuestra Señora del Rosario y al Niño Jesús, con la notable particularidad de tener a sus pies como donantes al rey Felipe II y al príncipe Carlos de Austria. Ambos van vestidos con la típica moda austera y puritana, oscura, promovida por el propio rey Felipe II, debido al descubrimiento en América de la madera de leña para teñir las prendas, tinte que sería comercializado por la Corona. Esta obra es el único registro pictórico producido en Hispanoamérica que representa al Rey y al Príncipe juntos. También es la única imagen conocida del Príncipe Carlos de Austria producida en América hasta la fecha. Sin duda, el rostro alargado, las facciones pronunciadas, las cejas marcadas, la barba y el bigote de nuestro donante son exactamente iguales a los del retrato de Felipe II que se encuentra en el Museo Histórico Nacional de Chile, por lo que la conexión entre estas obras es evidente. Podríamos incluso considerar que tuvieron acceso a una impresión. El retrato del rey de España también es comparable a otras versiones de Sánchez Coello y Pantoja de la Cruz, donde se le representa a una edad más avanzada y con el pelo blanco. En el grabado de Pantoja de la Cruz "Muerte de Carlos de Austria", el príncipe aparece representado de forma similar a este cuadro, como un joven de 21 años, una edad muy similar a la de Carlos cuando fue retratado aquí, lo que sugiere que es probable que Baltasar de Figueroa lo pintara a finales de la década de 1560. Destacamos la importancia de esta pieza no sólo por haber sido pintada por uno de los más grandes artistas del Virreinato, quien tuvo el talento, la iniciativa y la perseverancia para crear una escuela que perduró en el tiempo, sino también por ser un invaluable registro histórico y pictórico de la influencia de Felipe II y su moda. Esta obra nos hace partícipes directos de una historia de sinergias y sincretismos que dio como resultado no sólo la creación de obras de arte latinoamericanas influenciadas por técnicas y temas europeos, sino también la americanización del viejo mundo, de la cual nuestra obra es testigo material. Bibliografía de referencia: - Sánchez Aparicio, Manuel Salvador. (2012). "Baltasar de Figueroa "el viejo" Revisión historiográfica, aportaciones y rectificaciones relevantes en torno a su biografía y procedencia sevillana. "Ensayos. Historia y teoría del arte, Bogotá, D. C., Universidad Nacional de Colombia,num. 22, pp. 70-86.

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Baltasar de Figueroa el Viejo (Sevilla, hacia 1550 - Bogotá, Colombia, principios del siglo XVII) Nuestra Señora del Rosario con Felipe II y Carlos, Príncipe de Asturias, como donantes". Óleo sobre lienzo pegado a tablex. Con importante marco de madera tallada y dorada de época. 113 x 71,5 cm. Como señala el historiador del arte Manuel Salvador Sánchez Aparicio en su reseña historiográfica sobre este artista, es sorprendente que Baltasar de Figueroa el Viejo, conocido así para diferenciarlo de su nieto, siga siendo "uno de los grandes enigmas de la historiografía de la pintura colombiana, a pesar de la trascendencia del artífice, ya que él, en efecto, inició una dinastía de pintores que floreció hasta bien entrado el siglo XVIII." Cuando estudiamos las obras de arte de la dinastía Figueroa, podemos apreciar un estilo muy particular y único entre ellas, y casi por defecto o instinto, nos vemos obligados a relacionar las obras entre sí para finalmente entender que esta familia desarrolló un estilo que muchos han seguido desde entonces. Es evidente que, dentro de esta familia, influyeron y colaboraron unos con otros. La importante presencia generacional de los Figueroa persistió a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, situándolos en la cúspide de la pintura neogranadina. El cuadro que aquí estudiamos representa a Nuestra Señora del Rosario y al Niño Jesús, con la notable particularidad de tener a sus pies como donantes al rey Felipe II y al príncipe Carlos de Austria. Ambos van vestidos con la típica moda austera y puritana, oscura, promovida por el propio rey Felipe II, debido al descubrimiento en América de la madera de leña para teñir las prendas, tinte que sería comercializado por la Corona. Esta obra es el único registro pictórico producido en Hispanoamérica que representa al Rey y al Príncipe juntos. También es la única imagen conocida del Príncipe Carlos de Austria producida en América hasta la fecha. Sin duda, el rostro alargado, las facciones pronunciadas, las cejas marcadas, la barba y el bigote de nuestro donante son exactamente iguales a los del retrato de Felipe II que se encuentra en el Museo Histórico Nacional de Chile, por lo que la conexión entre estas obras es evidente. Podríamos incluso considerar que tuvieron acceso a una impresión. El retrato del rey de España también es comparable a otras versiones de Sánchez Coello y Pantoja de la Cruz, donde se le representa a una edad más avanzada y con el pelo blanco. En el grabado de Pantoja de la Cruz "Muerte de Carlos de Austria", el príncipe aparece representado de forma similar a este cuadro, como un joven de 21 años, una edad muy similar a la de Carlos cuando fue retratado aquí, lo que sugiere que es probable que Baltasar de Figueroa lo pintara a finales de la década de 1560. Destacamos la importancia de esta pieza no sólo por haber sido pintada por uno de los más grandes artistas del Virreinato, quien tuvo el talento, la iniciativa y la perseverancia para crear una escuela que perduró en el tiempo, sino también por ser un invaluable registro histórico y pictórico de la influencia de Felipe II y su moda. Esta obra nos hace partícipes directos de una historia de sinergias y sincretismos que dio como resultado no sólo la creación de obras de arte latinoamericanas influenciadas por técnicas y temas europeos, sino también la americanización del viejo mundo, de la cual nuestra obra es testigo material. Bibliografía de referencia: - Sánchez Aparicio, Manuel Salvador. (2012). "Baltasar de Figueroa "el viejo" Revisión historiográfica, aportaciones y rectificaciones relevantes en torno a su biografía y procedencia sevillana. "Ensayos. Historia y teoría del arte, Bogotá, D. C., Universidad Nacional de Colombia,num. 22, pp. 70-86.

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