Miguel Cabrera (Antequera de Oaxaca, Mexico, 1715 / 1720 - Mexico, 1768) Miguel …
Descripción

Miguel Cabrera (Antequera de Oaxaca, Mexico, 1715 / 1720 - Mexico, 1768)

Miguel Cabrera (Antequera de Oaxaca, México, 1715 / 1720 - México, 1768) "San Juan Nepomuceno" Óleo sobre lienzo. Firmado. 167,5 x 104 cm. Cabrera está considerado como el máximo exponente de la pintura virreinal del siglo XVIII, con una producción que el Museo de Arte de Dallas define como "legendaria: se han documentado más de 309 obras de su gran taller". Miguel Mateo Maldonado y Cabrera nació el 27 de febrero de 1695 en Antequera, actual Oaxaca, México, hecho conocido por el testamento del pintor en 1768. Era hijo de padres desconocidos y ahijado de un matrimonio mulato. Se trasladó a la ciudad de México en 1719, donde comenzó su formación artística, pasando por el taller de Juan Correa en la capital del Virreinato. Cabrera pintó retablos en la iglesia jesuita de Tepotzotlán, Estado de México, en la iglesia de Santa Prisca de Taxco, Guerrero y en las catedrales de Ciudad de México y Puebla. Cabrera no sólo fue pintor, sino que participó en el intento de fundar una academia de Artes en 1753 y en 1756 se consolidó como intelectual, no sólo como artista, ya que publicó una narración sobre la imagen de la Virgen de Guadalupe en 1756 titulada "Maravilla americana y conjunto de raras maravillas observadas con la dirección de las reglas del arte de la pintura", narración sobre la imagen de la Virgen Guadalupe en la imprenta del colegio jesuita de San Ildefonso. Además de la pintura de caballete, su producción incluye el diseño de retablos, obras de gran formato, así como pequeñas pinturas sobre cobre y escudos de monjas. La pintura religiosa de Cabrera muestra figuras de notable belleza, una belleza entendida bajo los presupuestos ideológicos de la devoción de la época. Es un arte refinado que posee una riqueza cromática bien dispuesta, se sustenta en un gran trabajo en la composición y, no menos importante, en un dibujo sutil y expresivo. De todos los pintores de la época, Cabrera fue el de mayor personalidad; el tratamiento convencional de sus figuras fue, sin duda, la base de su estilo pictórico, porque colocaba en sus cuadros modelos que no eran ideales, sino que correspondían a personas que el artista conocía y con las que se relacionaba, como cuando incorporó retratos de donantes o de los llamados "prelados" en algunos cuadros, porque tenía la necesidad de observar directamente y copiar del natural. Fue nombrado pintor de cámara del arzobispo Manuel Rubio y Salinas, quien le encargó estudiar y pintar la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. La imagen fue enviada al Papa Benedicto XIV, de quien obtuvo el máximo reconocimiento como pintor guadalupano. Entre los retratos que pintó destacan el de Sor Juana Inés de la Cruz, conservado en el Museo Nacional de Historia, y el de Juan de Palafox y Mendoza, ubicado en el Museo de Arte Colonial de Morelia, Michoacán, México. También fue pintor de la Compañía de Jesús, para cuyas iglesias realizó numerosas obras. En 1753 fue nombrado presidente vitalicio de la Academia de San Carlos. Su obra se conserva en numerosas iglesias y conventos de México. También está presente en numerosas colecciones públicas y privadas. Dos de sus imágenes de la Virgen de Guadalupe se encuentran en el Museo Vaticano. Otra, realizada en 1756, para el templo de San Francisco Javier, se conserva en el Museo Nacional del Virreinato. El Museo de Arte de Dallas, posee una Santa Gertrudis La Magna de Miguel Cabrera y otra representación de la Santa, también de Cabrera y fechada en 1768, forma parte de la colección del Museo José Luis Bello y Zetina de Puebla, México. Asimismo, destacamos una importante serie de pinturas de Casta de1763 que se conserva en la colección del Museo de América de Madrid. Representan a familias, padre, madre e hijo de las distintas castas y estratos sociales, en situaciones de la vida cotidiana. Por último, cabe mencionar también la Pinacoteca de La Profesa o la Colección Andrés Blaisten de México, como depositarias de la obra de Cabrera. El Museo de América de Madrid expone actualmente una importantísima retrospectiva del pintor. El cuadro que nos ocupa presenta una iconografía muy interesante: la de San Juan Nepomuceno entrando en la gloria. El santo fue sacerdote bohemio y vicario general de la diócesis de Praga. Fue martirizado en 1393, por su fidelidad al secreto de confesión, cuando el rey Wenceslao IV quiso conocer los pecados de la Reina que callaba. El monarca, muy enfadado, ordenó que le cortaran la lengua. Al no conseguir su objetivo, y lleno de ira, hizo arrojar al sacerdote al río desde el puente de Carlos de Praga. Por este motivo, hoy se le considera el patrón de los confesores, que deben guardar su voto de silencio. La escena también representa al santo ascendiendo a la gloria. Lleva cinco estrellas en su aureola, que, según la leyenda, se vieron alrededor de su cabeza cuando su cadáver fue rescatado del río. Al fondo, se desarrolla la escena de su muerte, en la que encontramos el puente, y el sol

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Miguel Cabrera (Antequera de Oaxaca, Mexico, 1715 / 1720 - Mexico, 1768)

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