Null Escuela italiana. Siglo XVIII
"Nuestra Señora de la Santa Esperanza"
Óleo s…
Descripción

Escuela italiana. Siglo XVIII "Nuestra Señora de la Santa Esperanza" Óleo sobre cobre. 35 x 25 cm. Medidas con marco103 x 71 cm. Acompañado de un imponente marco de época cornucopia, en madera tallada, dorada y con incrustaciones de espejos. Exquisito y refinado retrato de Nuestra Señora de la Santa Esperanza. La información histórica sobre el origen de esta imagen se remonta a 1750, cuando un piadoso cristiano hizo pintar un cuadro de María con el Niño, que donó al P. Tommaso del Costato di Gesù (más tarde Monseñor Struzzieri, obispo de Todi y primer obispo de la congregación pasionista), quien lo llevaba siempre consigo en sus SS. Misiones. Esta imagen tuvo desde el principio el título de "Mater Sanctae Spei". Toda la composición, incluido su marco de cornucopia tallada y dorada, recuerda las obras del barroco flamenco en las que la Virgen María aparece siempre rodeada de una guirnalda de flores. Aquí, paralelamente, la guirnalda está representada por la talla del marco con hojas y flores de acanto y un pequeño dosel a la manera de Bernini. Contemplamos la perfección sencilla, serena y minuciosa de la pintura interior, enmarcada por este "marco de guirnalda" como homenaje, veneración y oración a esta Virgen. La imagen se ha perfeccionado con minúsculas pinceladas. Basada en el grabado de Hyeronimus Wierix, grabador flamenco del siglo XVI, "Mater Sanctae Spei", la pintura representa a la Santísima Virgen María con el Niño Jesús en brazos. Lo sostiene con el brazo derecho y con el izquierdo lo señala como fuente de gracias divinas (iconografía llamada Hodegetria: "la que muestra el camino", la Virgen María Hodegetria señala al Niño como camino de salvación. Y ese Niño, sosteniendo una cruz con la mano izquierda, con la derecha levantada, está en actitud de rey dando permiso para acercarse a Él. Con una sonrisa María y Jesús te dicen que están ahí para ayudarte a tener esperanza en ellos.La imagen original de "Nuestra Señora de la Santa Esperanza" es un lienzo pintado por Agustín Marqui en 1750, con motivo de una misión pasionista predicada por el padre Tomás Stuzzieri, que ofreció a San Pablo de la Cruz sugiriendo que "todo clérigo la tenga en su celda". Esta imagen tuvo devotos entre los que se encontraban San Vicente María Strambi y el segundo superior general de los Pasionistas (de 1755 a 1790), el padre Juan Bautista de San Vicente Ferrer. De hecho, curó al padre Juan Bautista, que se estaba muriendo, de una enfermedad incurable, y fue él mismo quien decretó que se saludara a la imagen tres veces al día. La devoción a la Santísima Virgen, bajo esta advocación, se desarrolló en la Congregación Pasionista desde sus orígenes. Su principal promotor fue el gran misionero P. Thomas Struzzieri, que más tarde fue nombrado obispo. En las santas misiones llevaba siempre consigo una imagen de la invocación. Más tarde, esa imagen se reprodujo en serie y comenzó a colocarse en las habitaciones del clero pasionista para que pudieran dirigir a ella su mirada, invocándola en sus necesidades espirituales. La Virgen María, Madre de la Santa Esperanza, se convirtió así en un modelo singular y un firme apoyo para nuestra propia esperanza. La esperanza que la Virgen presenta y a la que llama es la Cruz que el Niño Jesús tiene en su mano, como signo de su amor sin medida, que se nos manifiesta hasta la muerte y muerte de cruz.

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Escuela italiana. Siglo XVIII "Nuestra Señora de la Santa Esperanza" Óleo sobre cobre. 35 x 25 cm. Medidas con marco103 x 71 cm. Acompañado de un imponente marco de época cornucopia, en madera tallada, dorada y con incrustaciones de espejos. Exquisito y refinado retrato de Nuestra Señora de la Santa Esperanza. La información histórica sobre el origen de esta imagen se remonta a 1750, cuando un piadoso cristiano hizo pintar un cuadro de María con el Niño, que donó al P. Tommaso del Costato di Gesù (más tarde Monseñor Struzzieri, obispo de Todi y primer obispo de la congregación pasionista), quien lo llevaba siempre consigo en sus SS. Misiones. Esta imagen tuvo desde el principio el título de "Mater Sanctae Spei". Toda la composición, incluido su marco de cornucopia tallada y dorada, recuerda las obras del barroco flamenco en las que la Virgen María aparece siempre rodeada de una guirnalda de flores. Aquí, paralelamente, la guirnalda está representada por la talla del marco con hojas y flores de acanto y un pequeño dosel a la manera de Bernini. Contemplamos la perfección sencilla, serena y minuciosa de la pintura interior, enmarcada por este "marco de guirnalda" como homenaje, veneración y oración a esta Virgen. La imagen se ha perfeccionado con minúsculas pinceladas. Basada en el grabado de Hyeronimus Wierix, grabador flamenco del siglo XVI, "Mater Sanctae Spei", la pintura representa a la Santísima Virgen María con el Niño Jesús en brazos. Lo sostiene con el brazo derecho y con el izquierdo lo señala como fuente de gracias divinas (iconografía llamada Hodegetria: "la que muestra el camino", la Virgen María Hodegetria señala al Niño como camino de salvación. Y ese Niño, sosteniendo una cruz con la mano izquierda, con la derecha levantada, está en actitud de rey dando permiso para acercarse a Él. Con una sonrisa María y Jesús te dicen que están ahí para ayudarte a tener esperanza en ellos.La imagen original de "Nuestra Señora de la Santa Esperanza" es un lienzo pintado por Agustín Marqui en 1750, con motivo de una misión pasionista predicada por el padre Tomás Stuzzieri, que ofreció a San Pablo de la Cruz sugiriendo que "todo clérigo la tenga en su celda". Esta imagen tuvo devotos entre los que se encontraban San Vicente María Strambi y el segundo superior general de los Pasionistas (de 1755 a 1790), el padre Juan Bautista de San Vicente Ferrer. De hecho, curó al padre Juan Bautista, que se estaba muriendo, de una enfermedad incurable, y fue él mismo quien decretó que se saludara a la imagen tres veces al día. La devoción a la Santísima Virgen, bajo esta advocación, se desarrolló en la Congregación Pasionista desde sus orígenes. Su principal promotor fue el gran misionero P. Thomas Struzzieri, que más tarde fue nombrado obispo. En las santas misiones llevaba siempre consigo una imagen de la invocación. Más tarde, esa imagen se reprodujo en serie y comenzó a colocarse en las habitaciones del clero pasionista para que pudieran dirigir a ella su mirada, invocándola en sus necesidades espirituales. La Virgen María, Madre de la Santa Esperanza, se convirtió así en un modelo singular y un firme apoyo para nuestra propia esperanza. La esperanza que la Virgen presenta y a la que llama es la Cruz que el Niño Jesús tiene en su mano, como signo de su amor sin medida, que se nos manifiesta hasta la muerte y muerte de cruz.

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