Null TELA DE AUBUSSON, SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII

La lección de flauta 

Seg…
Descripción

TELA DE AUBUSSON, SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII La lección de flauta Según un cartón de Jacques-Nicolas Julliard (1715-1790) Tejido de lana y seda; en el centro, un flautista acompañado de una joven pastora, un perro y una oveja, un paisaje verde, un arroyo y un puente de piedra al fondo; la orla imita un marco de friso con follaje intercalado con guirnaldas y flores; desgaste y restauraciones antiguas, altura reducida Dimensiones: 270 x 230 cm (106 ¼ x 90 ½ pulg.) Bibliografía: P.-F. Bertrand, Tapices de Aubusson de la Ilustración. Esplendores de la manufactura real, Proveedor de la Ilustración, Snoeck Gent, 2013, p.161-162 Tapiz de Aubusson que representa la lección de flauta, según un dibujo de Jacques-Nicolas Julliard (1715-1790), segunda mitad del siglo XVIII. El paisaje verde, el arroyo y el puente de piedra del fondo contribuyen al ambiente bucólico de esta escena pastoril. La composición está animada por la intersección de los planos verticales y oblicuos de los troncos de los árboles, a los que responden los oblicuos paralelos formados por la flauta y el cayado del pastor. Es la contrapartida del tapiz titulado La cometa. En la fábrica de Aubusson se tejieron varios ejemplares, uno de los cuales se conserva en el castillo de Panloy.

345 

TELA DE AUBUSSON, SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII La lección de flauta Según un cartón de Jacques-Nicolas Julliard (1715-1790) Tejido de lana y seda; en el centro, un flautista acompañado de una joven pastora, un perro y una oveja, un paisaje verde, un arroyo y un puente de piedra al fondo; la orla imita un marco de friso con follaje intercalado con guirnaldas y flores; desgaste y restauraciones antiguas, altura reducida Dimensiones: 270 x 230 cm (106 ¼ x 90 ½ pulg.) Bibliografía: P.-F. Bertrand, Tapices de Aubusson de la Ilustración. Esplendores de la manufactura real, Proveedor de la Ilustración, Snoeck Gent, 2013, p.161-162 Tapiz de Aubusson que representa la lección de flauta, según un dibujo de Jacques-Nicolas Julliard (1715-1790), segunda mitad del siglo XVIII. El paisaje verde, el arroyo y el puente de piedra del fondo contribuyen al ambiente bucólico de esta escena pastoril. La composición está animada por la intersección de los planos verticales y oblicuos de los troncos de los árboles, a los que responden los oblicuos paralelos formados por la flauta y el cayado del pastor. Es la contrapartida del tapiz titulado La cometa. En la fábrica de Aubusson se tejieron varios ejemplares, uno de los cuales se conserva en el castillo de Panloy.

Las pujas estan cerradas para este lote. Ver los resultados

Podría interesarle

Tapiz francés de Aubusson, siglo XIX. "Paisaje con castillo". Lana anudada a mano. Medidas: 215 x 296 cm. El refinamiento de este tapiz tejido a mano da fe de la gran calidad de los tapices de Aubusson. Un exuberante jardín se abre ante nosotros mostrando un pequeño lago con puentes en sus orillas y un castillo al fondo. Cerezos en flor y rosales bordean el estanque. El paisaje ha sido resuelto con soltura y precisión descriptiva, en tonos ricamente contrastados con predominio de verdes, azules y terrosos, con detalles rosados. El tema responde al gusto aristocrático del siglo XIX. La ciudad de Aubusson aglutinaba numerosos talleres de tapicería, creados por tejedores flamencos que se instalaron en la zona a finales del siglo XVI. Su funcionamiento era rudimentario, en comparación con la Manufactura Real de los Gobelinos: no disponían de pintores, tintoreros, ni de una estructura comercial, por lo que sus tapices se vendían en posadas, a una clientela privada de clase baja, principalmente aristócratas de provincias. En los siglos XVI y XVII, los talleres de Aubusson se especializaron en tapices vegetales (con decoración eminentemente floral), pero la situación cambió radicalmente cuando, a mediados del siglo XVII, este centro fue reorganizado por Jean-Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV, con el objetivo de convertir estos talleres en manufacturas reales. Sometió entonces los talleres de Aubusson y Felletin a una reglamentación gremial y, a cambio, prometió proporcionarles un pintor y un tintorero. Esta promesa, sin embargo, no se haría efectiva hasta el siglo XVIII, momento decisivo para los talleres de La Marche, que verían aumentar considerablemente la calidad de sus tapices al poder contar con un pintor dedicado a la confección de cartones y un tintorero que produciría tintes de mayor calidad que los utilizados hasta entonces.