Null ROBERT-HOUDIN. Confidencias y revelaciones. Cómo se llega a ser brujo. Parí…
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ROBERT-HOUDIN. Confidencias y revelaciones. Cómo se llega a ser brujo. París, Delahays,1868, in-8, media tela verde. Con un retrato en el frontispicio. Algo de foxing.

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ROBERT-HOUDIN. Confidencias y revelaciones. Cómo se llega a ser brujo. París, Delahays,1868, in-8, media tela verde. Con un retrato en el frontispicio. Algo de foxing.

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Escuela francesa; siglo XVIII. "Busto de caballero. Óleo sobre lienzo. Repintado. Tiene repintes y restauraciones. Tiene un marco con una rotura en la esquina superior. Medidas: 60,5 x 50 cm; 79,5 x 70,5 cm (marco). En el presente lienzo nos encontramos ante la representación de un joven de baja condición social, cuyo expresivo rostro se convierte en el centro absoluto de la imagen, un retrato de gran profundidad psicológica trabajado mediante una excepcional técnica de herencia naturalista. La entonación general, muy contenida y cálida, revela también una gran sobriedad; gira en torno a tonos terrosos y ocres, puntuados por toques de blanco muy matizados. La iluminación, por su parte, no es tan contrastada como en el naturalismo caravaggista y, aunque tiene una gran importancia formal, se evitan los contrastes excesivos. No obstante, es un elemento clave en el modelado del rostro y sus detalles, El retrato se convirtió en el género principal por excelencia de la pintura francesa como consecuencia de las nuevas estructuras sociales que se establecieron en el mundo occidental durante este siglo, encarnando la máxima expresión de la transformación del gusto y la mentalidad de la nueva clientela surgida entre la nobleza y la alta burguesía adinerada, que iban a tomar las riendas de la historia en este periodo. Mientras los círculos oficiales daban preferencia a otros géneros artísticos, como la pintura de historia, y los incipientes coleccionistas fomentaban la profusión de cuadros de género, los retratos eran muy solicitados en las pinturas destinadas al ámbito más privado, como reflejo del valor del individuo en la nueva sociedad. Este género encarna la presencia permanente de la imagen de sus protagonistas, para ser disfrutada en la intimidad de un estudio, en el calor cotidiano de un gabinete familiar o presidiendo las principales estancias de la casa.