Null Manon Phlipon, Madame ROLAND (1754-1793) la musa de los Girondinos; esposa …
Descripción

Manon Phlipon, Madame ROLAND (1754-1793) la musa de los Girondinos; esposa (1780) de Jean-Marie Roland de la Platière (1734-1793), fue guillotinada. L.A.S. "Phlipon", París 20 de abril de 1770, a Mademoiselle Sophie Cannet "la cadette" en Amiens; 2 páginas y media en-4, dirigida con sello de lacre rojo con su figura coronada de rosas (roto; pequeño desgarrón debido a la rotura del sello con pérdida de algunas letras). Muy bella carta inédita de juventud, a los dieciséis años, a su amiga del internado, la primera de las cartas a las chicas de Cannet (no figura en las Lettres de Madame Roland aux demoiselles Cannet, H. Plon, 1867, en parte inéditas). Manon Phlipon había estudiado con las hermanas Sophie y Henriette Cannet en el convento de las Damas de la Congrégation; aquí da testimonio de su profundo apego y confianza en su amiga Sophie."Por fin ha cedido, querida amiga, a las repetidas súplicas de su corazón, y su pereza, expirando bajo los esfuerzos de la amistad, se ha visto obligada a reconocer su imperio y a someterse a sus leyes. Este triunfo es glorioso para él [...] pero qué digo, me equivoco, el silencio que tan bien sabemos guardar es una prueba de la profunda convicción que ambos tenemos de la verdad de nuestros sentimientos, y no somos menos aficionados a la dulzura que nuestros corazones estrechamente unidos saben atravesar con rápido vuelo el espacio que nos separa. [...] Disfrutemos, mi querido amigo, del puro placer que nos proporciona una amistad tan hermosa, y no olvidemos que los encantadores nudos que nos unen pueden hacerlo aún más estrechamente de lo que jamás podrían hacerlo los de la sangre. [...] A qué satisfacción se puede ser más razonablemente sensible que a la que se dan mutuamente dos corazones que son uno. Si uno tiene alguna pena, se alivia por la parte que el otro toma en ella, si se siente una dulce alegría, ésta aumenta por la que encuentra al compartirla con su fiel compañero, qué dulzura es comunicar los propios pensamientos sin reservas, sin miedo, sin ansiedad, me has dado una muestra de estos placeres en tu carta por la confianza que me muestras y puedes esperar una similar de mí"... Evoca a los fieles "apresurándose a venir a rendir sus oraciones y sus votos a la majestad divina [...] quizás, ay, lamentaremos todavía aquella sinceridad e inocencia que parecían ser el carácter principal de los tiempos antiguos, cuando un montón de piedra o de hierba eran los rústicos monumentos que las manos inocentes de nuestros primeros padres levantaban al ser supremo [...].Desde que los mortales han erigido templos a la divinidad que se digna encerrar su inmensidad dentro de sus estrechos límites ÿ para residir de un modo admirable y por esta razón parece destinada a atraer un respeto aún más profundo su misma bondad parece dar más audacia a su ofensa y no tememos entrar en su santuario para insultarle de un modo que debe avergonzar a los humanos. Ah, qué afortunados somos, mi querido amigo, de poder comunicarnos nuestros pensamientos de esta manera; algunas personas los encontrarían bastante ridículos porque miramos las cosas desde un ángulo muy diferente"... Termina con una protesta de amistad...

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Manon Phlipon, Madame ROLAND (1754-1793) la musa de los Girondinos; esposa (1780) de Jean-Marie Roland de la Platière (1734-1793), fue guillotinada. L.A.S. "Phlipon", París 20 de abril de 1770, a Mademoiselle Sophie Cannet "la cadette" en Amiens; 2 páginas y media en-4, dirigida con sello de lacre rojo con su figura coronada de rosas (roto; pequeño desgarrón debido a la rotura del sello con pérdida de algunas letras). Muy bella carta inédita de juventud, a los dieciséis años, a su amiga del internado, la primera de las cartas a las chicas de Cannet (no figura en las Lettres de Madame Roland aux demoiselles Cannet, H. Plon, 1867, en parte inéditas). Manon Phlipon había estudiado con las hermanas Sophie y Henriette Cannet en el convento de las Damas de la Congrégation; aquí da testimonio de su profundo apego y confianza en su amiga Sophie."Por fin ha cedido, querida amiga, a las repetidas súplicas de su corazón, y su pereza, expirando bajo los esfuerzos de la amistad, se ha visto obligada a reconocer su imperio y a someterse a sus leyes. Este triunfo es glorioso para él [...] pero qué digo, me equivoco, el silencio que tan bien sabemos guardar es una prueba de la profunda convicción que ambos tenemos de la verdad de nuestros sentimientos, y no somos menos aficionados a la dulzura que nuestros corazones estrechamente unidos saben atravesar con rápido vuelo el espacio que nos separa. [...] Disfrutemos, mi querido amigo, del puro placer que nos proporciona una amistad tan hermosa, y no olvidemos que los encantadores nudos que nos unen pueden hacerlo aún más estrechamente de lo que jamás podrían hacerlo los de la sangre. [...] A qué satisfacción se puede ser más razonablemente sensible que a la que se dan mutuamente dos corazones que son uno. Si uno tiene alguna pena, se alivia por la parte que el otro toma en ella, si se siente una dulce alegría, ésta aumenta por la que encuentra al compartirla con su fiel compañero, qué dulzura es comunicar los propios pensamientos sin reservas, sin miedo, sin ansiedad, me has dado una muestra de estos placeres en tu carta por la confianza que me muestras y puedes esperar una similar de mí"... Evoca a los fieles "apresurándose a venir a rendir sus oraciones y sus votos a la majestad divina [...] quizás, ay, lamentaremos todavía aquella sinceridad e inocencia que parecían ser el carácter principal de los tiempos antiguos, cuando un montón de piedra o de hierba eran los rústicos monumentos que las manos inocentes de nuestros primeros padres levantaban al ser supremo [...].Desde que los mortales han erigido templos a la divinidad que se digna encerrar su inmensidad dentro de sus estrechos límites ÿ para residir de un modo admirable y por esta razón parece destinada a atraer un respeto aún más profundo su misma bondad parece dar más audacia a su ofensa y no tememos entrar en su santuario para insultarle de un modo que debe avergonzar a los humanos. Ah, qué afortunados somos, mi querido amigo, de poder comunicarnos nuestros pensamientos de esta manera; algunas personas los encontrarían bastante ridículos porque miramos las cosas desde un ángulo muy diferente"... Termina con una protesta de amistad...

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