Null Émile-Antoine BOURDELLE (1861-1929) escultor. L.A.S., París 5 de junio de 1…
Descripción

Émile-Antoine BOURDELLE (1861-1929) escultor. L.A.S., París 5 de junio de 1916, "al Maestro Anatole France"; 2 páginas en-4. Muy bella declaración de admiración por Anatole France.A pesar de su trabajo y sus preocupaciones en el estudio, había leído La Révolte des Anges: "Bajo mi tosco armazón de polvo, yeso y barro, tu fuerza de escritor ha conseguido alcanzar y distraer mi alma tenaz y trabajadora de su propio trabajo; y te he seguido, Nectaire-Anatole-France, a través de muchos momentos. El sonido de tu flauta [...] evoca en mí un rocío chispeante, una especie de rocío pensativo que canta, como el que parecía brotar del suave haz de leña de mi abuelo el cabrero. [...] En sus acentos, creía estar de vuelta con mis rebaños de antaño" y el canto de la flauta de su abuelo: "Todo se elevaba cuando soplaba en ella; las olas del Tarn, el amanecer repentino y ruboroso y todo mi espíritu desgarrado por los gritos puros del silbato del jefe. [...] Si mi mayor hubiera estado allí, después de oírle le habría ofrecido admirado sus quesos más recientes en juncos atados. Yo, que no soy más que un cabrero de las formas, reúno todas estas palabras en gran confusión con mi mano, que estaba rígida bajo la arcilla y que se dobla y se rompe para asir el estilete que aquí te honra".

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Émile-Antoine BOURDELLE (1861-1929) escultor. L.A.S., París 5 de junio de 1916, "al Maestro Anatole France"; 2 páginas en-4. Muy bella declaración de admiración por Anatole France.A pesar de su trabajo y sus preocupaciones en el estudio, había leído La Révolte des Anges: "Bajo mi tosco armazón de polvo, yeso y barro, tu fuerza de escritor ha conseguido alcanzar y distraer mi alma tenaz y trabajadora de su propio trabajo; y te he seguido, Nectaire-Anatole-France, a través de muchos momentos. El sonido de tu flauta [...] evoca en mí un rocío chispeante, una especie de rocío pensativo que canta, como el que parecía brotar del suave haz de leña de mi abuelo el cabrero. [...] En sus acentos, creía estar de vuelta con mis rebaños de antaño" y el canto de la flauta de su abuelo: "Todo se elevaba cuando soplaba en ella; las olas del Tarn, el amanecer repentino y ruboroso y todo mi espíritu desgarrado por los gritos puros del silbato del jefe. [...] Si mi mayor hubiera estado allí, después de oírle le habría ofrecido admirado sus quesos más recientes en juncos atados. Yo, que no soy más que un cabrero de las formas, reúno todas estas palabras en gran confusión con mi mano, que estaba rígida bajo la arcilla y que se dobla y se rompe para asir el estilete que aquí te honra".

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