French school, follower of Hyacinthe Rigaud (1659-1743): Portrait of Louise Fran…
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French school, follower of Hyacinthe Rigaud (1659-1743): Portrait of Louise Françoise de Bourbon, Mademoiselle de Nantes,, oil on canvas

Escuela francesa, seguidor de Hyacinthe Rigaud (1659-1743): Retrato de Louise Françoise de Bourbon, Mademoiselle de Nantes, óleo sobre lienzo El marco: 96 x 80 cm La obra: 80 x 64 cm

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French school, follower of Hyacinthe Rigaud (1659-1743): Portrait of Louise Françoise de Bourbon, Mademoiselle de Nantes,, oil on canvas

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Hyacinthe Rigaud Perpiñán 1659 - 1743 París Retrato del cardenal André-Hercule de Fleury Óleo sobre lienzo, reentelado 81,5 x 63,5 cm, con marco 95 x 79,5 cm Hyacinthe Rigaud fue un importante pintor francés del Barroco. Demostró un talento excepcional desde muy joven y recibió formación formal de su padre, un modesto retratista. La habilidad de Rigaud pronto atrajo la atención de mecenas influyentes, lo que le convirtió en uno de los retratistas más solicitados de Francia. El estilo de Rigaud se caracterizaba por una meticulosa atención al detalle, ricos colores y magníficas composiciones, que reflejaban la opulencia y el esplendor de la corte francesa. Sus retratos a menudo representaban a aristócratas, clérigos y otras figuras prominentes, cuya estatura y personalidad captaba con notable precisión. Una obra notable es el retrato del cardenal André-Hercule de Fleury (Lodève 1653 - 1743 París). Fue un cardenal y primer ministro francés que dirigió el gobierno del rey Luis XV de 1726 a 1743. Sobre un fondo oscuro, el cardenal Fleury está representado con un hábito blanco decorado con intrincados detalles y complementado con una capa y un tocado de color rojo vivo. Mira al espectador con una cálida sonrisa que irradia confianza y sabiduría e irradia una suave autoridad. Los voluminosos ropajes que viste el cardenal acentúan su aura majestuosa y le envuelven en un aire de señorial esplendor. El hábil uso de luces y sombras confiere al retrato profundidad y dimensión, así como una sensación de dinamismo y vitalidad. Este cuadro, repetición de gran calidad de una obra anterior de Rigaud de 1730, conservada en la Wallace Collection (P130), de su puño y letra, es un ejemplo de la maestría del artista en el retrato y de su capacidad para captar la esencia de sus retratados con una delicadeza sin igual. A través de su arte, Rigaud inmortaliza al cardenal Fleury e invita al espectador a contemplar el legado perdurable de esta influyente figura de la historia de Francia.