Pedro Cano Pedro Cano
(1944)
Los amigos de Eduardo 1978 Litografía 70x40 cm Firm…
Descripción

Pedro Cano

Pedro Cano (1944) Los amigos de Eduardo 1978 Litografía 70x40 cm Firma y numeración 'Pedro Cano 44/100'. Sello en relieve y etiqueta de la imprenta Il Torchio Romano

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Pedro Cano

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Magnífica pareja de bodegones con frutas de verano y pájaros, ATRIBUIDOS A BLAS DE LEDESMA, escuela renacentista española, SIGLO XVI Pareja de óleos sobre lienzo. Medidas: 145 x 92 cm (enmarcado) y 149 x 123 cm (lienzos). Procedencia: importante colección particular, España. Estamos ante una excepcional representación sobre lienzo del siglo XVII, que representa la alegoría del verano siguiendo el estilo típico de los bodegones popularizados por Blas de Ledesma. Blas de Ledesma, pintor español documentado por primera vez en Granada entre 1602 y 1614, está considerado uno de los primeros artistas en cultivar la pintura de bodegones en España y uno de sus máximos exponentes. Con una sola obra firmada, se tejió sobre él un halo de misterio que le sitúa por primera vez en Granada en 1602, se le documenta que junto a Pedro de Raxis la posible autoría de la cúpula que corona la escalera imperial del Monasterio de Santa Cruz la Real de Granada. En 1606 se le documenta en Andújar (Jaén), trabajando en la pintura de una de las bóvedas de la iglesia de Santa María. Es a esta condición de pintor mural a la que se refiere Francisco Pacheco, quien le elogia en el Arte de pintar, tratando de la técnica del dorado, junto a Pedro de Raxis y Antonio Mohedano. En 1614, de vuelta en Granada, dibuja una bóveda de yeso para la sala de los Mocárabes de la Alhambra y es citado en la catedral, con obra no especificada, junto a Miguel Cano, padre de Alonso Cano. Su muerte está documentada a finales de 1615 o principios de 1616, ya que la Hermandad del Corpus Christi, a la que pertenecía, celebra una misa por la responsabilidad de su alma el 5 de enero de 1616. Su única obra firmada y documentada es Naturaleza muerta, conservada en el High Museum of Art de Atlanta (Georgia). En ella, una cesta de mimbre llena de cerezas aparece centrada y con algunas flores dispuestas simétricamente a los lados. También las cerezas que han caído sobre el mantel parecen cuidadosamente dispuestas y todo está ...

Escuela granadina; segunda mitad del siglo XVII. Madera tallada y policromada. Presenta repintes y restauración en la nariz de la Virgen. Medidas: 39 x 34 x 26,5 cm: 47 x 33 x 30 cm (base). La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, el lamento de la Virgen por el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que vieron las posibilidades de este tema fueron escultores alemanes; el primer ejemplo que se conserva se encuentra en la ciudad de Coburgo, una pieza de hacia 1320. Con el tiempo, la iconografía se extendió por toda Europa, y en el siglo XVII, tras la Contrarreforma, se había convertido en uno de los temas más importantes de la pintura devocional. Se trata de una talla policromada en madera redondeada que representa el tema de la Piedad: la Virgen sentada con Cristo muerto en su regazo, un tema de profundo dramatismo no sólo por el tema en sí, sino también porque su composición evoca imágenes de la Virgen con el Niño Jesús en su regazo. Iconográficamente, la Piedad es un tema que se ha repetido muchas veces en la historia del arte, sobre todo a partir del Renacimiento. Se trata de una imagen tomada de la Pasión, en la que aparece una Virgen María dolorosa que sostiene el cuerpo muerto de su hijo. En realidad, es una representación plástica del dolor de María ante la verdad de su hijo muerto, y de hecho de este tema derivarían las representaciones de la Dolorosa, en las que sólo aparece la Virgen. Estilísticamente, es evidente que la presente obra está fuertemente influenciada por los modelos barrocos del siglo XVII de la escuela granadina, y no sólo en la iconografía, sino también en el modelo elegido como influencia para la misma, en la decoración de los ropajes, en el colorido, en los rasgos del rostro, etc. La escuela granadina, muy influida por el Renacimiento, contó con grandes figuras como Pablo de Rojas, Juan Martínez Montañés (que se formó en la ciudad con el primero), Alonso de Mena, Alonso Cano, Pedro de Mena, Bernardo de Mora, Pedro Roldán, Torcuato Ruiz del Peral, etc. En general, la escuela no descuida la belleza de las imágenes y también sigue el naturalismo, como era habitual en la época, pero siempre destacaría la intimidad y el recogimiento en imágenes delicadas que se asemejarían un poco al resto de las escuelas andaluzas en otra serie de detalles pero que no suelen tener la monumentalidad de las sevillanas. La obra puede inscribirse, concretamente, en el círculo estilístico del taller Mora (José y Diego). Éste fue uno de los talleres más importantes de Granada en el siglo XVII. El legado artístico de esta familia de imagineros, que abarcó desde el último tercio del siglo XVII hasta la segunda mitad del XVIII, supuso un hito en la escuela granadina. Influido tanto por la obra de Alonso Cano como por la de Pedro de Mena, su influencia le llevó a crear un estilo muy personal y característico.