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Descripción

Niñito Jesús de cera, presentado tumbado en su decoración de chapa dorada verde, pequeños espejos y flores artificiales. Bajo una campana de cristal y sobre una terraza de madera ennegrecida. Finales del siglo XIX A_52 L_32 An_20 cm Procedencia: antigua colección Paul Chaland.

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Niñito Jesús de cera, presentado tumbado en su decoración de chapa dorada verde, pequeños espejos y flores artificiales. Bajo una campana de cristal y sobre una terraza de madera ennegrecida. Finales del siglo XIX A_52 L_32 An_20 cm Procedencia: antigua colección Paul Chaland.

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Escuela italiana; finales del siglo XVII. "Niño Jesús llevando la Cruz". Óleo sobre cobre. Presenta restauraciones. Medidas: 21 x 15 cm. En este cuadro Jesús está representado como un niño inocente, portando los instrumentos de su futuro martirio. El Niño desnudo, tendido sobre un paño azul que representa la universalidad del mensaje cristiano, parece reflexionar sobre su propio destino con mirada perdida y reflexiva. Inscrito en un paisaje idílico, la monumentalidad del joven Jesús le convierte en el protagonista de esta escena devocional. El arte cristiano se deleitó a lo largo de su historia, y especialmente en la Edad Moderna, en proyectar la inocente infancia de Jesús junto a la representación de la cruz. El contraste entre la feliz despreocupación de un niño y el horror del sacrificio al que estaba predestinado pretendía conmover los corazones. Esta idea ya era conocida por los teólogos de la Edad Media, pero los artistas de la época la expresaron discretamente, bien a través de la expresión preocupada de la Virgen, bien a través del racimo de uvas que el Niño aprieta en sus manos. Será sobre todo en el arte de la Contrarreforma donde este presentimiento fúnebre de la Pasión se exprese mediante alusiones transparentes. Destacando temáticamente la obra de Zurbarán que muestra al Niño Jesús pinchándose con el dedo mientras trenza una corona de espinas. De Murillo, el pequeño San Juan Bautista mostrándole su cruz de cañas. Por último, el tema encuentra su expresión más conmovedora en el tema del Niño Jesús durmiendo en una cruz. Aquí Jesús no es presentado como un bebé, sino como un niño algo mayor, plenamente consciente de su destino y que, de hecho, lo lleva voluntariamente, como una carga que acepta en nombre de la humanidad. Presenta restauraciones.