Reinhart, Johann Christian (Corte de 1761 - Roma 1847). El gran paisaje heroico …
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Reinhart, Johann Christian

(Corte de 1761 - Roma 1847). El gran paisaje heroico dedicado a Schiller. Aguafuerte, 1800. inscrito en la pl.: FRIDERICO SCHILLER Ingenio, arte, virtute illustri; D.D.D.; J.C. Reinhart" así como con firma y fecha - Fuera de la imagen algo fl. D

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Reinhart, Johann Christian

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Escuela flamenca; primera mitad del siglo XVII. "Gitano". Óleo sobre tabla de roble. Tiene una abertura en la zona central del panel y necesita ser consolidado. Presenta algunos ligeros saltos en la pintura, repintes y restauraciones. Medidas: 31 x 26,5 cm. En el siglo XVII flamenco, el retrato era uno de los géneros pictóricos más solicitados por la alta burguesía. Aquí estamos ante un ejemplo característico del refinamiento técnico que los pintores empleaban en los retratos individuales: destreza en el manejo del dibujo, detallismo heredado del arte de las miniaturas, excelentes veladuras, el delicado cabello rubio y un fino tocado de gasa. Los pliegues del escote del vestido son perfectamente geométricos, pero ello no resta naturalidad al retrato. Lo mismo ocurre con las joyas que lleva la modelo en forma de rítmico calado. De este modo, ningún elemento se deja al azar y todo se integra en un orden subyacente de líneas y colores. El óvalo facial, así enmarcado, está modelado por una luz filtrada que resalta los tonos adecuados de las carnaciones ligeramente sonrosadas. Los ojos negros miran de reojo, revelando perspicacia. Fue sin duda en la pintura de la escuela holandesa donde se manifestaron más abiertamente las consecuencias de la emancipación política de la región y de la prosperidad económica de la burguesía liberal. La combinación del descubrimiento de la naturaleza, la observación objetiva, el estudio de lo concreto, la apreciación de lo cotidiano, el gusto por lo real y lo material, la sensibilidad ante lo aparentemente insignificante, hicieron que el artista holandés se sintiera uno con la realidad de lo cotidiano, sin buscar ningún ideal ajeno a esa misma realidad. El pintor no buscaba trascender el presente y la materialidad de la naturaleza objetiva ni huir de la realidad tangible, sino envolverse en ella, embriagarse de ella mediante el triunfo del realismo, un realismo de pura ficción ilusoria, logrado gracias a una técnica perfecta y magistral y a una sutileza conceptual en el tratamiento lírico de la luz. Como consecuencia de la ruptura con Roma y de la tendencia iconoclasta de la Iglesia reformada, se acabaron eliminando las pinturas de tema religioso como complemento decorativo con finalidad devocional, y los relatos mitológicos perdieron su tono heroico y sensual en consonancia con la nueva sociedad. Retratos, paisajes y animales, bodegones y pintura de género fueron las fórmulas temáticas que adquirieron valor por sí mismas y, como objetos de mobiliario doméstico -de ahí el pequeño tamaño de los cuadros-, fueron adquiridos por individuos de casi todas las clases sociales y estamentos.

Torso de militar con clámide. Imperio Romano, siglo II d.C. Mármol. Procedencia: - Gorny & Mosch, Múnich, Auktion 137, 15 de diciembre de 2004, lote 144. - Fortuna Fine Art, Ltd., Nueva York, 2009. - Colección privada, Nueva York (EE.UU.), adquirida a la anterior, 12 de mayo de 2011. En buen estado, sin restauraciones. Medidas: 71,2 cm (altura). Torso de una escultura redonda de tamaño natural, tallada en mármol, que representa una figura masculina. Lleva pantalones, armadura de cuero y una clámide, una combinación inusual que sólo se encuentra en las representaciones de militares de alto rango en relieves históricos de la época de Trajano y Antonino Pío, en la primera mitad del siglo II d.C. El trabajo escultórico es magnífico, aunque las partes más delicadas de la obra, como la cabeza y las manos, se han perdido. Los pliegues de la chlamys son pesados, muy expresivos, y se curvan en paralelo sobre el pecho y en forma de V hacia las rodillas, confiriendo monumentalidad a la figura, un aire solemne y heroico propio del personaje representado. Tal vez la referencia para esta forma de representar la clámide, cayendo verticalmente y ocultando completamente el cuerpo, sean ciertas representaciones griegas del dios Hermes, de las que se conservan copias romanas. La coraza queda oculta bajo el manto, aunque está trabajada con esmero y detalle, con gran atención al juego de volúmenes. Por encima de la rodilla superviviente, los finos pantalones están arrugados, acentuando el ligero movimiento de la pierna. La parte posterior de la escultura sólo presenta volúmenes esbozados y una superficie sin pulir, lo que indica que se trata de una obra para ser vista de frente, destinada a ser colocada delante de un muro o en una hornacina o nicho. Tradicionalmente, los jefes militares romanos llevaban la coraza junto con la clámide, una prenda que ya usaba la caballería en Grecia. El uso de pantalones, sin embargo, fue muy posterior. Aunque en tiempos de Cicerón esta prenda era rechazada por los romanos por considerarla bárbara (se identificaba con los galos), con la expansión del imperio su uso comenzó a extenderse entre las tropas romanas por razones prácticas, especialmente en los campos de batalla del norte.