Musäus,J.K.A.
Cuentos populares de los alemanes. 5 vols. Berlín, Cassirer 1909. …
Descripción

Musäus,J.K.A. Cuentos populares de los alemanes. 5 vols. Berlín, Cassirer 1909. 8°. Con 5 (wdh.) viñeta del título. Cartoné antiguo marrón claro con ricas rverg., tablas con lengüetas y cabezadas doradas (algunos roces). - Reimpresión del EA de 1782 - Parcialmente algo manchado. - Ex libris.

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Musäus,J.K.A.

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Carta mecanografiada y firmada de Albert Einstein, apoyando a un anticuario sionista de Berlín en la Segunda Guerra Mundial TLS firmado "A. Einstein", una página, 8,5 x 11, membrete de The Institute for Advanced Study, 12 de enero de 1942. Interesante carta notarial de recomendación para Erich Cassirer, en su totalidad: "No conozco personalmente al Sr. Erich Cassirer. Pero conozco muy bien a su familia. Esta familia goza de una excelente reputación en todos los aspectos. El tío del Sr. Cassirer, el profesor Ernst Cassirer de la Universidad de Yale, es un filósofo de renombre mundial. Según la información de que dispongo, el joven estaba afiliado al movimiento sionista, que tiene un carácter nacional judío y que, en las circunstancias actuales, apoya la causa aliada en un cien por cien. Estos hechos hacen que sea muy improbable que el Sr. Cassirer haya cometido ningún abuso de confianza, lo que es doblemente improbable, ya que tal acto habría sido en interés del enemigo mortal del pueblo judío". En buen estado, con ligeras arrugas y múltiples pliegues entrecruzados. Erich Cassirer, sobrino del filósofo Ernst Cassirer, dirigía una galería de arte en Berlín -especializada en antigüedades chinas y egipcias antiguas- y huyó de la Alemania nazi a Inglaterra, logrando escapar con una parte sustancial de su colección privada. Es evidente que Cassirer se enfrentó a alguna acusación de impropiedad, lo que llevó a Einstein a escribir esta defensa de su carácter. Tras huir él mismo de Alemania en 1933, Einstein utilizó su influencia para defender a los judíos que intentaban escapar del alcance de Hitler y encontrar asilo en otros lugares -se le atribuye haber salvado cientos de vidas, e incluso bromeaba diciendo que dirigía una "oficina de inmigración"-. A menudo solicitaba visados para otros judíos alemanes, respondía personalmente por los refugiados que huían del régimen nazi, solicitaba ayuda filantrópica a otras personalidades y ayudaba a conseguir empleo a refugiados de todo el mundo. Cassirer, beneficiario de la generosidad del genio, se estableció en Oxford, Inglaterra; está documentado que vendió objetos al Museo Británico entre 1948 y su muerte en 1963.