Null Rittmeyer,J.
La Santa Cena de Nuestro Señor Jesús presentada en XXIV reflex…
Descripción

Rittmeyer,J. La Santa Cena de Nuestro Señor Jesús presentada en XXIV reflexiones... Helmstedt, Lüderwald 1691. Anverso. 7 págs., 723 (recto: 762) págs., 43 págs. tapa dura con tablas acanaladas y ricas nervaduras (ligeramente rozado, pequeño bibl. tablas acanaladas). VD 17, 39:156406 U. - Publicado por primera vez en 1683 (con sólo XXIII observaciones). - Pag. salta de la p. 756 a la 758 y de la 762 a la 723 - Procedencia: Biblioteca de un noble.

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Rittmeyer,J. La Santa Cena de Nuestro Señor Jesús presentada en XXIV reflexiones... Helmstedt, Lüderwald 1691. Anverso. 7 págs., 723 (recto: 762) págs., 43 págs. tapa dura con tablas acanaladas y ricas nervaduras (ligeramente rozado, pequeño bibl. tablas acanaladas). VD 17, 39:156406 U. - Publicado por primera vez en 1683 (con sólo XXIII observaciones). - Pag. salta de la p. 756 a la 758 y de la 762 a la 723 - Procedencia: Biblioteca de un noble.

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SALVADOR DALÍ I DOMÈNECH (Figueres, Girona, 1904 - 1989). "Cristo en perspectiva". 1972. Tinta sobre papel offset. Firmado, fechado y dedicado. Medidas: 32 x 40 cm; 55 x 82 cm (marco). Dibujo original sobre papel que Dalí realizó en 1972, veinte años después de su cuadro "Cristo de San Juan de la Cruz", donde también se ve al crucificado en escorzo, desde un punto de vista cenital. Dalí explora en estas versiones formas de sugerir la contemplación celestial del sufrimiento de Jesús, asumiendo el punto de vista de los ángeles o de una entidad divina. En el cuadro de 1951, el título hacía referencia al místico y poeta español del siglo XVI conocido por sus escritos sobre la unión del alma con Dios a través del amor espiritual. La elección de este título sugiere una conexión entre la visión de Dalí de la crucifixión y la espiritualidad profunda. En la década de 1970, Dalí, siempre movido por una profunda espiritualidad, retomó sus reflexiones plásticas sobre temas como la fe, la redención, el más allá y la naturaleza divina. Pintor y escultor, Salvador Dalí fue uno de los principales exponentes del movimiento surrealista. Su obra influyó enormemente en el curso del surrealismo durante los años veinte y treinta, siendo aclamado como el creador del método paranoico-crítico, una combinación esencial de lo real con lo imaginario. La mayor parte de su producción se encuentra reunida en el Teatro-Museo Dalí de Figueras, seguida de la colección del Salvador Dalí Museum de San Petersburgo (Florida), el Reina Sofía de Madrid, la Salvador Dalí Gallery de Pacific Palisades (California), el Espace Dalí de Montmartre (París) o el Dalí Universe de Londres.

Escuela andaluza; siglo XVII. La Última Cena'. Óleo sobre cobre. Tiene un marco del siglo XIX en madera dorada y tallada con faltas. Medidas: 22 x 17 cm; 45 x 41 cm (marco). La Última Cena es una de las representaciones más importantes de la historia del arte occidental. En primer lugar, porque es el momento concreto en el que se establece el sacramento de la Eucaristía, ya que Jesús en esa cena hizo la analogía entre su cuerpo y el pan, y el vino y su sangre. En segundo lugar, la mítica escena, que fue pintada por Leonardo, sentó las bases de la estética renacentista, aportando así una concepción de la perspectiva que fue hegemónica hasta bien entrado el siglo XX. En este caso concreto, la escena refleja esta estética basada en la composición leonardesca. A pesar de que todas las figuras están situadas en forma de friso, el artista ha establecido varios planos que dan cierta profundidad al conjunto. Estos quedan definidos por los apóstoles situados delante o detrás de la mesa, y por los elementos anecdóticos del primer plano, como la tinaja en alusión a dos de los milagros más conocidos de Jesús y el propio gesto de Cristo al mover su cuerpo hacia San Juan. Formalmente, la escena se inscribe en el academicismo y, por tanto, sigue las reglas clásicas, la primera de las cuales es su gran calidad técnica. Así, el dibujo es riguroso y firme, con gran perfección anatómica. El academicismo es una herencia directa del clasicismo, de ahí la predilección por temas como el que aquí presentamos, tomados de la religión, aunque plasmados desde un punto de vista sensual y decorativo alejado de la solemnidad del arte clásico antiguo. Esto explica también la forma de abordar el tema. Sin embargo, podemos apreciar un ideal de belleza que no se basa en la realidad, aunque es innegable el estudio de la naturaleza por parte del pintor, sino un idealismo basado en la realidad a través de su suma de experiencias, es decir, una sublimación estética que refleja una belleza que trasciende la realidad. La pintura barroca es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de sus sentimientos más profundos. Con la economía del Estado en ruinas, la nobleza en decadencia y el clero fuertemente sometido a impuestos, fueron los monasterios, parroquias y cofradías de clérigos y seglares quienes impulsaron su desarrollo, financiándose las obras en ocasiones mediante suscripción popular.La pintura se vio así obligada a expresar los ideales imperantes en estos círculos, que no eran otros que los religiosos, en un momento en que la doctrina de la Contrarreforma exigía del arte un lenguaje realista para que los fieles pudieran comprender e identificarse con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para aumentar el fervor y la devoción del pueblo. El tema religioso era, por tanto, la temática.