Descripción
(Verona, 1724 - 1793) Boceto para el retablo del Redentor y los Santos de la Santísima Trinidad de Crema Óleo sobre lienzo, 65X43,5 cm Procedencia: Roma, Asta Minerva, 26 de mayo de 2016, lote 117 (como escuela romana del siglo XVIII). Florencia, Pandolfini, 15 de mayo de 2018, lote 40 (como Giandomenico Cignaroli). Roma, colección privada Bibliografía: C. Alpini, Nuovi studi di Storia dell'Arte, en Insula Fulcheria. Rassegna di studi e documentazioni di Crema e del circondario editado por el Museo Civico di Crema e del Cremasco, n. XLVII, 2017, pp. 237-238. Alumno de su hermano Giambettino, el pintor desarrolló la mayor parte de su carrera en el taller familiar y alcanzó la autonomía profesional hacia 1760, aunque mantuvo un estilo en sintonía con su formación. No obstante, Gian Domenico nunca dejó de asistir a su hermano en trabajos más exigentes o de realizar copias de las composiciones más conocidas o fácilmente comercializables. Esta inclinación, sin embargo, indujo al pintor a una especie de singular eclecticismo, capaz de fijarse en los oscuros ejemplos de Piazzetta o de declinar sus propias composiciones con delicados toques de clasicismo. Tales mezclas se deducen bien en el lienzo examinado, que combina la elegancia rocaille cignaroliana, los refinamientos cromáticos y las insinuaciones de claroscuro, obligándonos a reevaluar sus cualidades expresivas. En efecto, Giandomenico se distingue de sus primeras obras por una sensibilidad más temblorosa, un uso dramáticamente teatral de la luz y unas fisonomías introvertidas, como se desprende del San Luigi Gonzaga en oración firmado y fechado en 1748 (rectoría de Maccacari, cerca de Gazzo Veronese), cuyo aire de espiritualidad melancólica se aproxima al del lienzo que examinamos, que reconocemos como boceto preparatorio para el retablo pintado para la iglesia de la Santissima Trinità conservado actualmente en el Museo Civico di Crema (fig. 1). En comparación con la obra acabada, percibimos algunas variaciones en la presencia de la cruz que acompaña la aparición del Resucitado y en la disposición de los santos, todo ello caracterizado por una vivacidad de claroscuro que nos permite "comprender mejor la evolución de la idea compositiva de Gian Domenico, desde el caprichoso pensamiento inicial hasta la serena redacción final, ofreciéndonos un retablo que puede juzgarse una de las cumbres de su arte y, en general, de la representación de lo sagrado en el panorama del arte italiano del siglo XVIII" (Cfr. Alpini 2017). Bibliografía de referencia: Il Settecento a Verona: Tiepolo, Cignaroli, Rotari; la nobiltà della pittura, catálogo de exposición editado por F. Magani, Cinisello Balsamo 2011, ad vocem. D. Samatelli, Giandomenico Cignaroli, en I pittori dell'Accademia di Verona (1764 ; 1813), editado por L. Caburlotto, F. Magani, S. Marinelli, C. Rigoni, Crocetta del Montello 2011, pp. 181-193 F. Benuzzi, Appunti per il catalogo di Giandomenico Cignaroli, en Arte Documento, 32, 2016, pp. 224-229
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(Verona, 1724 - 1793) Boceto para el retablo del Redentor y los Santos de la Santísima Trinidad de Crema Óleo sobre lienzo, 65X43,5 cm Procedencia: Roma, Asta Minerva, 26 de mayo de 2016, lote 117 (como escuela romana del siglo XVIII). Florencia, Pandolfini, 15 de mayo de 2018, lote 40 (como Giandomenico Cignaroli). Roma, colección privada Bibliografía: C. Alpini, Nuovi studi di Storia dell'Arte, en Insula Fulcheria. Rassegna di studi e documentazioni di Crema e del circondario editado por el Museo Civico di Crema e del Cremasco, n. XLVII, 2017, pp. 237-238. Alumno de su hermano Giambettino, el pintor desarrolló la mayor parte de su carrera en el taller familiar y alcanzó la autonomía profesional hacia 1760, aunque mantuvo un estilo en sintonía con su formación. No obstante, Gian Domenico nunca dejó de asistir a su hermano en trabajos más exigentes o de realizar copias de las composiciones más conocidas o fácilmente comercializables. Esta inclinación, sin embargo, indujo al pintor a una especie de singular eclecticismo, capaz de fijarse en los oscuros ejemplos de Piazzetta o de declinar sus propias composiciones con delicados toques de clasicismo. Tales mezclas se deducen bien en el lienzo examinado, que combina la elegancia rocaille cignaroliana, los refinamientos cromáticos y las insinuaciones de claroscuro, obligándonos a reevaluar sus cualidades expresivas. En efecto, Giandomenico se distingue de sus primeras obras por una sensibilidad más temblorosa, un uso dramáticamente teatral de la luz y unas fisonomías introvertidas, como se desprende del San Luigi Gonzaga en oración firmado y fechado en 1748 (rectoría de Maccacari, cerca de Gazzo Veronese), cuyo aire de espiritualidad melancólica se aproxima al del lienzo que examinamos, que reconocemos como boceto preparatorio para el retablo pintado para la iglesia de la Santissima Trinità conservado actualmente en el Museo Civico di Crema (fig. 1). En comparación con la obra acabada, percibimos algunas variaciones en la presencia de la cruz que acompaña la aparición del Resucitado y en la disposición de los santos, todo ello caracterizado por una vivacidad de claroscuro que nos permite "comprender mejor la evolución de la idea compositiva de Gian Domenico, desde el caprichoso pensamiento inicial hasta la serena redacción final, ofreciéndonos un retablo que puede juzgarse una de las cumbres de su arte y, en general, de la representación de lo sagrado en el panorama del arte italiano del siglo XVIII" (Cfr. Alpini 2017). Bibliografía de referencia: Il Settecento a Verona: Tiepolo, Cignaroli, Rotari; la nobiltà della pittura, catálogo de exposición editado por F. Magani, Cinisello Balsamo 2011, ad vocem. D. Samatelli, Giandomenico Cignaroli, en I pittori dell'Accademia di Verona (1764 ; 1813), editado por L. Caburlotto, F. Magani, S. Marinelli, C. Rigoni, Crocetta del Montello 2011, pp. 181-193 F. Benuzzi, Appunti per il catalogo di Giandomenico Cignaroli, en Arte Documento, 32, 2016, pp. 224-229
