Descripción
(Castel del Piano, 1657 - Siena, 1736) Presentación de la Virgen en el Templo Óleo sobre lienzo oval, 148X110 cm Procedencia: Colección privada Formado en el taller familiar, Nasini se trasladó a Roma y se convirtió en discípulo de Ciro Ferri que, ya famoso colaborador de Pietro da Cortona, fue uno de los artistas más importantes de su época. Gracias a él, Giuseppe Nicola adquirió sus primeros encargos de la familia Chigi, pintando trece pequeños retratos en cobre de los hijos de Agostino (Ariccia, Palazzo Chigi) en 1679 y 1680, así como copias de Jacobo Ferdinand Voet y Alessandro Mattia da Farnese. En 1681, el pintor pintó para la familia Médicis la Muerte de San Pedro de Alcántara para la iglesia de la villa Médicis de Ambrogina, cerca de Montelupo Fiorentino (hoy conservada en la iglesia de SS. Quirico y Lucía) y un Retrato de Cosme III, hoy perdido, para el ministro Médicis en Roma, Giovanni Battista Mancini, obras que le valieron la admisión en la Academia Toscana de Dibujo de Roma. Posteriormente, Nasini se trasladó a Venecia durante tres años, en los que visitó las principales ciudades del Véneto y Emilia, antes de llegar a Florencia para ser nombrado por el Gran Duque ayudante de cámara y superintendente de las obras de las galerías de los Médicis. Como vemos, el artista conquistó en pocos años una posición destacada en el ámbito de la pintura del Barroco tardío, e incluso durante las primeras décadas del siglo XVIII, las biografías coinciden en alabar los numerosos encargos que realizó y que le valieron también el título de caballero (Cf. G. Nasini, Della vita e delle opere del Cav. Giuseppe Nasini, pp. 52-56). Volviendo al lienzo que nos ocupa, Ciampolini sitúa su ejecución a principios de los años noventa, en relación con los cuatro grandes lienzos que representan lo "Novísimo" (es decir, lo que espera al hombre al final de su vida terrenal: Muerte, Juicio, Infierno, Paraíso) para la sala homónima del palacio Pitti, encargados por Cosme III, en los que las figuras encuentran una analogía perfecta, comparable también con las de los frescos de Hércules en la encrucijada y la Caída de los gigantes pintados en 1691 en los techos del palacio Medici Riccardi de Florencia. La obra va acompañada de una ficha crítica de Marco Ciampolini. Bibliografía de referencia: M. Ciampolini, Pittori Senesi del Seicento, Siena 2010, pp. 479, 498; 499, fig. en p. 498
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(Castel del Piano, 1657 - Siena, 1736) Presentación de la Virgen en el Templo Óleo sobre lienzo oval, 148X110 cm Procedencia: Colección privada Formado en el taller familiar, Nasini se trasladó a Roma y se convirtió en discípulo de Ciro Ferri que, ya famoso colaborador de Pietro da Cortona, fue uno de los artistas más importantes de su época. Gracias a él, Giuseppe Nicola adquirió sus primeros encargos de la familia Chigi, pintando trece pequeños retratos en cobre de los hijos de Agostino (Ariccia, Palazzo Chigi) en 1679 y 1680, así como copias de Jacobo Ferdinand Voet y Alessandro Mattia da Farnese. En 1681, el pintor pintó para la familia Médicis la Muerte de San Pedro de Alcántara para la iglesia de la villa Médicis de Ambrogina, cerca de Montelupo Fiorentino (hoy conservada en la iglesia de SS. Quirico y Lucía) y un Retrato de Cosme III, hoy perdido, para el ministro Médicis en Roma, Giovanni Battista Mancini, obras que le valieron la admisión en la Academia Toscana de Dibujo de Roma. Posteriormente, Nasini se trasladó a Venecia durante tres años, en los que visitó las principales ciudades del Véneto y Emilia, antes de llegar a Florencia para ser nombrado por el Gran Duque ayudante de cámara y superintendente de las obras de las galerías de los Médicis. Como vemos, el artista conquistó en pocos años una posición destacada en el ámbito de la pintura del Barroco tardío, e incluso durante las primeras décadas del siglo XVIII, las biografías coinciden en alabar los numerosos encargos que realizó y que le valieron también el título de caballero (Cf. G. Nasini, Della vita e delle opere del Cav. Giuseppe Nasini, pp. 52-56). Volviendo al lienzo que nos ocupa, Ciampolini sitúa su ejecución a principios de los años noventa, en relación con los cuatro grandes lienzos que representan lo "Novísimo" (es decir, lo que espera al hombre al final de su vida terrenal: Muerte, Juicio, Infierno, Paraíso) para la sala homónima del palacio Pitti, encargados por Cosme III, en los que las figuras encuentran una analogía perfecta, comparable también con las de los frescos de Hércules en la encrucijada y la Caída de los gigantes pintados en 1691 en los techos del palacio Medici Riccardi de Florencia. La obra va acompañada de una ficha crítica de Marco Ciampolini. Bibliografía de referencia: M. Ciampolini, Pittori Senesi del Seicento, Siena 2010, pp. 479, 498; 499, fig. en p. 498
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