SHAW GEORGE BERNARD: (1856-1950) SHAW GEORGE BERNARD: (1856-1950) Dramaturgo irl…
Descripción

SHAW GEORGE BERNARD: (1856-1950)

SHAW GEORGE BERNARD: (1856-1950) Dramaturgo irlandés, Premio Nobel de Literatura, 1925. Un interesante manuscrito mecanografiado firmado (dos veces, Por Bernard Shaw" bajo el título, y de nuevo con sus iniciales G.B.S. en la conclusión), nueve páginas (mecanografiadas sólo en los rectos), 4to, n.p., 27 de enero de 1923. El manuscrito, con extensas revisiones y correcciones de Shaw (indicadas en texto en negrita) se titula The Unprotected Child and The Law (El niño desprotegido y la ley), y dice, en parte, Es un rasgo curioso de la civilización británica que nuestras disposiciones policiales, aunque permiten al ciudadano varón adulto ir desarmado y a la mujer adulta pasear sin escolta, no protegen a los niños de las formas más detestables de acoso. La mujer que va de compras con una sensación de completa seguridad, y nunca tiene un momento de ansiedad en cuanto a la vuelta de su marido de su trabajo sin robar y sin magulladuras, no puede sentir que sus hijos, incluso en la edad más pequeña compatible con la locomoción independiente, están a salvo en plena luz del día en un parque de Londres, y mucho menos en la cámara oscura del cine ...... Cuando se da cuenta demasiado tarde de que la ley, profesando disuadir al criminal, está realmente calculada para disuadir al fiscal, a veces se siente movida a sospechar que este efecto no es totalmente involuntario. Hay algo más que indignación maternal para apoyar esa sospecha. Las pocas personas articuladas públicamente que se preocupan por el asunto, y que forman la llamada opinión pública que encuentra expresión en el banquillo, parecen caer en dos extremos sin término medio. O bien están psicopáticamente excitados por los ultrajes psicopáticos y exigen frenéticamente que los delincuentes sean azotados o castrados, o consideran el delito como una debilidad amable, y la noción de que sus consecuencias para la víctima son necesariamente graves como una tontería sentimental. Muestran su renuencia a castigarlo con sentencias muy leves, y con una decidida oposición al aumento de la edad en la que el consentimiento (y por inferencia el disfrute) del niño puede ser puesto en defensa. Así, entre los flagelómanos que hacen del vicio del delincuente una excusa para gratificar su propia forma peculiar del mismo, por un lado, y los amorosos comprensivos, por otro, los niños tienen que dar gracias a su suerte más que a la ley cuando escapan de ser molestados. El asunto se complica aún más por el temor de los hombres a las acusaciones falsas, el chantaje y las conspiraciones entre madre e hija para "encerrar" a un padre incómodo.......Sir Basil Thompson...... sugiere con humor que todas las niñas deberían ser encerradas hasta los dieciocho años para ahorrar a la policía la molestia de investigar las historias que inventan..... De hecho, cuanto más joven es la niña, más desenfrenada es su imaginación mentirosa. Además, las diferencias de precocidad entre un niño y otro son tan inclaculables que tenemos a Oscar Wilde dando los dieciséis años como la edad a la que comienza la conciencia del sexo, y a Rousseau, en su autobiografía, dando la fecha de su propio nacimiento: la conclusión neta es que en el caso de cualquier niño individual es imposible aceptar cualquier historia sobre la base de que el narrador es demasiado joven para haberla inventado, o rechazarla como demasiado grotesca para ser creíble...... En vista de estos hechos, es imposible eximir a un niño del interrogatorio más minucioso cuando se inicia un proceso penal; sin embargo, desde cualquier punto de vista que no sea el de establecer o refutar una acusación, el interrogatorio es tan indeseable como puede serlo su efecto necesariamente negativo en el niño. En resumen, el remedio que ofrece el derecho penal puede fácilmente ser peor que no tener remedio alguno. Se frota violentamente en la mente del niño una impresión que sería mucho mejor borrar, o, como eso es difícilmente posible, minimizar........ El peligro para los niños es más grave cuando la ignorancia popular y la superstición en cuestiones de sexo se dejan sin disipar debido al tabú que prohíbe mencionarlas. Tomemos por ejemplo el caso de las enfermedades venéreas. Pocas personas se dan cuenta de que los niños corren especial peligro de contagiarse: los consideran especialmente exentos de ella debido a su inocencia. No saben que existe la creencia, muy extendida en nuestras clases más ignorantes, de que un hombre que padece tal enfermedad puede curarse mediante el coito con una virgen; y que, en consecuencia, como la infancia es la garantía más segura de la virginidad, los niños son violados como medida terapéutica, con el único resultado, por supuesto, de que el niño se infecta también ....... Por lo que yo sé, sólo hay un intento de proporcionar, por suscripción privada, un hospital para niños inocentemente infectados al que cualquier madre en su sano juicio consentiría en enviar a su hijo. Este hecho asombroso ilustra el tipo de consideración que reciben los niños por parte de nuestras autoridades públicas y la conciencia pública que las respalda......Cuando llegamos a los remedios, nos vemos obligados a admitir que lo que no se puede prevenir no se puede remediar. Algunos de los remedios preventivos son

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